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Javier Heraud en la memoria del Perú

Servindi, 15 de mayo, 2013.- El Perú recuerda el 15 de mayo la sensible desaparición del joven poeta, profesor y luchador social Javier Heraud Pérez. Heraud nació en Miraflores, Lima, el 19 de enero de 1942 y fue acribillado en Madre de Dios, el 15 de mayo de 1963, a los 21 años de edad cuando intentaba iniciar una experiencia revolucionaria. Compartimos algunos videos en torno a su figura.

 

 

Breve reseña biográfica

Javier Heraud desde muy niño mostró un gran interés por el estudio, lo que se reflejó en el ámbito académico, al ocupar el segundo puesto de su promoción en el colegio Markham, y el primer puesto de ingreso en la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en 1958.

Dicho año ingresó con el primer puesto a la Facultad de Letras de la PUCP. También ocupó la plaza de profesor en el Instituto Industrial Núm.24, donde dictó los cursos de inglés y castellano, siendo, quizás, el profesor más joven en el Perú. En 1960 lo nombraron profesor de Inglés en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.

En 1960, aún siendo menor de edad, publica "El río", poemario donde hizo gala de su talento para la composición literaria.

En 1961 se inscribe en las filas del Movimiento Social Progresista (MSP) de tendencia social demócrata. Participa en la manifestación de repudio por la visita del presidente Nixon al Perú. Se matricula en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos bajo presión de su padre, con el fin de estudiar Derecho. Se publica su poemario "El viaje".

En julio de ese mismo año, viaja a Moscú, invitado por el Forum Internacional de la Juventud, permaneciendo 15 días en Rusia que marcarían el rumbo de su vida. Esto queda evidenciado en sus poemas "En la plaza Roja" y "Plaza Roja 1961".

Conoce China, luego París, donde visitaría la tumba del inmortal César Vallejo y posteriormente visitaría Madrid. En 1962 renunció al Movimiento Social Progresista, argumentando que: yo no creo que sea suficiente llamarse revolucionario para serlo.

Recibe una beca para estudiar cine y parte a Cuba, junto con otros comunistas de Chile, donde conoce a Fidel Castro. En 1963 retorna al Perú para librar una guerra de liberación nacional-como pensaban Heraud y sus compañeros. Se unió al Ejercito de Liberación Nacional y tomó las armas.

Muere acribillado por miembros de la Guardia Republicana de Perú y algunos pobladores de Puerto Maldonado. Veintinueve balas perforaron su cuerpo en medio del río Madre de Dios, a los 21 años de edad.

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Con información de Wikipedia

 

Yo no me río de la muerte

(elegía)

Tú quisiste descansar

en tierra muerta y en olvido.

Creías poder vivir solo

en el mar, o en los montes.

Luego supiste que la vida

es soledad  entre los hombres

y soledad entre los valles.

Que los días que circulaban

en tu pecho sólo eran nuestras

de dolor entre tu llanto. Pobre

amigo. No sabías nada ni llorabas nada

Yo nunca me río

de la muerte.

Simplemente

sucede que

no tengo

miedo

de

morir

entre

pájaros y arboles

Yo no me río de la muerte.

Pero a veces tengo sed

y pido un poco de vida,

a veces tengo sed y pregunto

diariamente, y como siempre

sucede que no hallo respuestas

sino una carcajada profunda

y negra. Ya lo dije, nunca

suelo reir de la muerte,

pero sí conozco su blanco

rostro, su tétrica vestimenta.

Yo no me río de la muerte.

Sin embargo, conozco su

blanca casa, conozco su

blanca vestimenta, conozco

su humedad y su silencio.

Claro está, la muerte no

me ha visitado todavía,

y Uds. preguntarán: ¿qué

conoces? No conozco nada.

Es cierto también eso.

Empero, sé que al llegar

ella yo estaré esperando,

yo estaré esperando de pie

o tal vez desayunando.

La miraré blandamente

(no se vaya a asustar)

y como jamás he reído

de su túnica, la acompañaré,

solitario y solitario.

 

 

El Río

(poema)

1

Yo soy un río,

voy bajando por

las piedras anchas,

voy bajando por

las rocas duras,

por el sendero

dibujado por el

viento.

Hay árboles a mi

alrededor sombreados

por la lluvia.

Yo soy un río,

bajo cada vez más

furiosamente,

más violentamente

bajo

cada vez que un

puente me refleja

en sus arcos.

2

Yo soy un río

un río

un río

cristalino en la

mañana.

A veces soy

tierno y

bondadoso. Me

deslizo suavemente

por los valles fértiles,

doy de beber miles de veces

al ganado, a la gente dócil.

Los niños se me acercan de

día,

y

de noche trémulos amantes

apoyan sus ojos en los míos,

y hunden sus brazos

en la oscura claridad

de mis aguas fantasmales.

3

Yo soy el río.

Pero a veces soy

bravo

y

fuerte

pero a veces

no respeto ni a

la vida ni a la

muerte.

Bajo por las

atropelladas cascadas,

bajo con furia y con

rencor,

golpeo contra las

piedras más y más,

las hago una

a una pedazos

interminables.

Los animales

huyen,

huyen huyendo

cuando me desbordo

por los campos,

cuando siembro de

piedras pequeñas las

laderas,

cuando

inundo

las casas y los pastos,

cuando

inundo

las puertas y sus

corazones,

los cuerpos y

sus

corazones.

4

Y es aquí cuando

más me precipito

Cuando puedo llegar

a

los corazones,

cuando puedo

cogerlos por la

sangre,

cuando puedo

mirarlos desde

adentro.

Y mi furia se

torna apacible,

y me vuelvo

árbol,

y me estanco

como un  árbol,

y me silencio

como una piedra,

y callo como una

rosa sin espinas.

5

Yo soy un río.

Yo soy el río

eterno de la

dicha. Ya siento

las brisas cercanas,

ya siento el viento

en mis mejillas,

y mi viaje a través

de montes, ríos,

lagos y praderas

se torna inacabable.

6

Yo soy el río que viaja en las riberas,

árbol o piedra seca

Yo soy el río que viaja en las orillas,

puerta o corazón abierto

Yo soy el río que viaja por los pastos,

flor o rosa cortada

Yo soy el río que viaja por las calles,

tierra o cielo mojado

Yo soy el río que viaja por los montes,

roca o sal quemada

Yo soy el río que viaja por las casas,

mesa o silla colgada

Yo soy el río que viaja dentro de los hombres,

árbol  fruta

rosa   piedra

mesa corazón

corazón y puerta

retornados,

7

Yo soy el río que canta

al mediodía y a los

hombres,

que canta ante sus

tumbas,

el que vuelve su rostro

ante los cauces sagrados.

8

Yo soy el río anochecido.

Ya bajo por las hondas

quebradas,

por los ignotos pueblos

olvidados,

por las ciudades

atestadas de público

en las vitrinas.

Yo soy el río

ya voy por las praderas,

hay árboles a mi alrededor

cubiertos de palomas,

los árboles cantan con

el río,

los árboles cantan

con mi corazón de pájaro,

los ríos cantan con mis

brazos.

9

Llegará la hora

en que tendré que

desembocar en los

océanos,

que mezclar mis

aguas limpias con sus

aguas turbias,

que tendré que

silenciar mi canto

luminoso,

que tendré que acallar

mis gritos furiosos al

alba de todos los días,

que clarear mis ojos

con el mar.

El día llegará,

y en los mares inmensos

no veré más mis campos

fértiles,

no veré mis árboles

verdes,

mi viento cercano,

mi cielo claro,

mi lago oscuro,

mi sol,

mis nubes,

ni veré nada,

nada,

únicamente el

cielo azul,

inmenso,

y

todo se disolverá en

una llanura de agua,

en donde un canto o un poema más

sólo serán ríos pequeños que bajan,

ríos caudalosos que bajan a juntarse

en mis nuevas aguas luminosas,

en mis nuevas

aguas

apagadas.

 

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