Servindi, 9 de abril, 2011.- La Organización Meteorológica Mundial (OMM) alertó sobre una pérdida récord en la capa de ozono, la cual protege a la tierra de los rayos ultravioleta, en la zona del Ártico durante los últimos meses.
El satélite Envisat de la Agencia Espacial Europea (ESA) consideró que se trata de la mayor pérdida en la capa de ozono desde el invierno de 1997.
“La destrucción del ozono ha alcanzado un nivel sin precedentes en el Ártico esta primavera (boreal) por la presencia continuada de sustancias que destruyen el ozono en la atmósfera y un invierno muy frío en la estratósfera”, consideró la OMM, organismo de las Naciones Unidas.
"Las observaciones efectuadas desde el suelo mediante un globo sonda encima del Ártico así como por satélite revelan que la columna de ozono acusó una disminución de alrededor del 40% en esta región entre el comienzo del invierno y el final del mes de marzo", explicó la OMM en un comunicado.
Asimismo, el organismo de la ONU precisó que el anterior récord en materia de destrucción de la capa de ozono era una pérdida de aproximadamente 30% en todo el invierno. La capa de ozono puede ser destruida por reacciones con sustancias químicas industriales.
“Si el área carente de ozono se mueve del polo hacia latitudes más bajas uno puede esperar una radiación ultravioleta mayor comparada con la normal para la temporada”, advirtieron.
Sin embargo, el profesor de química en la Universidad de Cambridge y codirector del Centro Nacional de Ciencia Astronómica del Reino Unido, John Pyle, consideró que es improbable que se causen perjuicios a los humanos porque la zona de reducción pronto se diluirá en la atmósfera.
Según ESA, la pérdida se debe a los vientos “inusualmente” fuertes que han afectado a la zona en el último mes y que han aislado la masa atmosférica sobre el Polo Norte.
Posteriormente, la luz del sol de marzo incidió sobre esa masa de aire frío provocando que se liberen átomos de cloro y bromo, que a su vez originan gases clorofluorocarbonos que destruyen el ozono.
Debido a ello, la zona norte del planeta ha sufrido temperaturas muy bajas y se han creado condiciones muy similares a las que ocurren en el hemisferio sur sobre la Antártida.
El fenómeno sucede anualmente en el Antártico, donde luego de su descubrimiento en 1980 se le conoció como “el hoyo de ozono”. Los niveles de clorofluorocarbonos que permanecen en la atmósfera seguirán causando disminución durante décadas bajo ciertas condiciones.
Actualmente los científicos se encuentran investigando por qué los inviernos de 2011 y 1997 en el Ártico fueron tan fríos y si ello está relacionado con el cambio climático.
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