El 07 de noviembre publicamos la respuesta de cinco especialistas al estudio elaborado por Carlos Mora, en el que éste sostiene que no se justificaría la creación de una reserva territorial a favor de estos grupos en aislamiento ubicados entre los ríos Napo y Tigre, en la región Loreto. A pedido de Carlos Mora, publicamos hoy su respuesta a dicho artículo con lo cual se abre una nueva polémica sobre pueblos en aislamiento.
El estudio de Mora fue elaborado por encargo de PeruPetro y critica el Estudio Técnico presentado por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP ) a favor de la creación de una Reserva Territorial a favor de grupos en aislamiento y lo reproducimos en aras del derecho a réplica y la pluralidad de ideas en torno a este delicado tema.
Respuesta al documento colectivo formulado por Richard Smith y equipo, sobre mi informe antropológico del estudio técnico de AIDESEP para la "Delimitación territorial a favor de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario ubicados en la cuenca alta de los ríos Curaray, Napo, Arabela, Nashiño, Pucacuro, Tigre y afluentes
Por Lic. Antropología Carlos Mora B.
1.Con el siguiente documento doy respuesta al texto colectivo elaborado por quienes suscriben las observaciones a mi Informe Antropológico sobre el Estudio Técnico de AIDESEP elaborado para solicitar la "Delimitación Territorial a Favor de los Pueblos Indígenas en Situación de Aislamiento Voluntario ubicados en la Cuenca Alta de los Ríos Curaray, Napo, Arabela, Nashiño, Pucacuro, Tigre Y Afluentes.
Una primera e importante observación al texto del colectivo liderado por el señor Smith, se refiere al absurdo de presentarse como un equipo que ha acumulado colectivamente más de cien años de experiencia (sic), cuando es sabido que resulta imposible acumular o realizar una sumatoria de experiencias individuales. Ello no busca otra cosa que el pretender que se acepte que la opinión de las cinco personas que elaboraron el documento, tienen mayor valor o peso que las formuladas individualmente por el suscrito. Esta falacia, desde el punto de las ciencias sociales y del sentido común, es inaceptable.
2.Sugiero al señor Smith y a su equipo que tengan a bien leer el Estudio Técnico de AIDESEP, que señala como objetivo general: Sustentar científicamente los derechos territoriales de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario que habitan las cuencas altas de los ríos Curaray, Arabela, Nashiño, Pucacuro y Tigre, en las provincias de Maynas y Loreto, región Loreto, y como uno de los objetivos específicos: Delimitar el territorio de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario de la zona (AIDESEP 2005:8). Por lo tanto, bajo dichas consideraciones es válido exigir al mencionado Estudio Técnico criterios de rigurosidad académica y científica, aspectos en los que evidencia una severa inconsistencia.
Vuestra argumentación de que el estudio no puede ser juzgado con rigurosidad científica no es pues consistente con el objetivo definido por el propio AIDESEP y por los autores del estudio. Por lo demás, no es dable pretender que con un informe técnico sobre el viaje a la zona en cuestión como uds. califican al texto de AIDESEP, se busque obtener la delimitación territorial de un área de casi un millón setecientas mil hectáreas y, al mismo tiempo, se utilice el mencionado documento para formular demandas judiciales contra el Estado.
3.Si bien antes de la fecha de elaboración del Estudio Técnico de AIDESEP, no existían criterios definidos por el Estado para determinar la existencia de pueblos indígenas en aislamiento y para la creación de reservas territoriales, es importante destacar que el documento de AIDESEP da por supuesta la existencia de diversos pueblos en aislamiento en el área en cuestión, buscando como hecho de fondo la legitimación de sus derechos territoriales, incluso antes de haberse dado inicio al Estudio Técnico. Ello se comprueba al observar la comunicación remitida por AIDESEP al Director del PETT, con fecha 02 de abril del 2003, solicitando atención a las demandas de la Oficina Regional de AIDESEP Loreto (ORAI) para que se efectúe el saneamiento físico legal y la creación de las reservas territoriales a favor de pueblos indígenas en aislamiento voluntario. De acuerdo a la propia información de los antropólogos polacos, responsables de la elaboración del Estudio Técnico, la primera salida al campo se produjo recién en octubre del 2003, es decir seis meses después de remitida la comunicación al PETT. Más aún, el propio AIDESEP reconoce que dio inicio al trámite correspondiente ante la Dirección Regional de Agricultura de Loreto, el 18 de febrero del año 2003, para la creación de la mencionada reserva (ver punto 2.5 de la Demanda de Acción de Amparo).
4.El señor Smith y su equipo parecen no haber tomado en cuenta que el documento que elaboré, a solicitud de PERUPETRO, buscaba analizar la confiabilidad e idoneidad antropológica del Estudio Técnico de AIDESEP, no como parte de un acto administrativo para justificar o no la creación de una reserva territorial, que, como bien señalan los autores, corresponde determinar a la institución encargada por Ley de hacerlo, sino como parte de la respuesta a la demanda judicial formulada por dicha organización contra PERUPETRO. Ello, en tanto que la mencionada demanda se sustenta en gran medida en la propuesta de delimitación de la mencionada reserva.
5.Resulta que, de acuerdo al señor Smith y su equipo, tengo ciertas dotes visionarias o ejerzo algún tipo de influencia en las opiniones del Presidente Alan García. De otro modo, cómo puede ser posible que manifiesten que estoy de acuerdo con el artículo: El síndrome del perro del hortelano, en lo que se refiere a que los nativos en aislamiento es un invento interesado, cuando el mencionado artículo fue publicado meses después de mi informe.
En diversas oportunidades he manifestado mi opinión respecto a la real existencia de nativos en aislamiento y en contacto inicial, he coordinado incluso un equipo de trabajo para formular el Plan de Protección y Defensa de la Población Indígena en Aislamiento y/o Contacto Inicial en la Reserva Nahua-Kugapakori. Por lo tanto, asignarme el hecho de compartir las personales opiniones del Presidente García sobre los nativos en aislamiento es tergiversar ex profesamente mi posición sobre el tema.
El que haya formulado una opinión crítica sobre la pobre calidad profesional de una propuesta que pretende tener validez científica, no puede llevar a la tendenciosa conclusión a la que arriba el señor Smith y su equipo, de que mi informe concluye señalando que no existe población en aislamiento en el área de estudio o que el mismo insinúa asuntos que en ningún momento he manifestado o dejado traslucir. No hay una sola referencia en mi texto que corrobore lo señalado en ese sentido. Lo que sí cuestiono es la poca credibilidad de muchos de los testimonios presentados en el Estudio Técnico, como una prueba consistente de la presencia de indígenas aislados en ciertas áreas o como constancia de la ocupación continua y permanente que han desarrollado en las mismas.
6.Respecto a las afirmaciones vertidas de haber preparado mi texto sin haber realizado un trabajo de campo en la zona y sin haber entrevistado ni siquiera a un habitante de la misma, debo señalar para vuestra información que sus argumentos carecen de validez, dado que conozco gran parte del área materia del Estudio Técnico elaborado por AIDESEP, en tanto que entre los años 2001 al 2004 tuve la oportunidad de dirigir el Programa Frontera Selva (PFS), cuyo ámbito de acción se extendió a las comunidades del medio y alto Napo y a las de los ríos Arabela y Curaray. El mencionado Programa contó con una oficina en la localidad de Santa Clotilde, capital del distrito del Napo y desde allí se desarrollaron diversas líneas de acción con comunidades kichwa y arabela, tales como fortalecimiento de las federaciones locales, programas de salud, programas de infraestructura social básica, capacitación a docentes indígenas en las áreas de educación y derechos humanos, propuestas de producción agroforestal, etc.
Mi responsabilidad como Director de dicho Programa me posibilitó viajar en múltiples oportunidades al área de intervención, visitar las comunidades, asistir a talleres, desarrollar tareas de supervisión y acompañamiento a los equipos profesionales, manteniendo en todo momento una relación cercana con autoridades del distrito, misioneros, dirigentes de comunidades y federaciones, entre ellas la Federación de Comunidades Nativas del Medio Napo, Curaray y Arabela (FECONAMNCUA). Ello me permitió ahondar en el conocimiento de la problemática del área y en particular de la situación de la población indígena de la misma, incluyendo el tema de indígenas en aislamiento, asunto sobre el cual las personas con las que conversé y entrevisté no consideraron que fuera un tema de interés o de agenda particular.
Por otro lado, si bien no he consultado la opinión de profesionales del IIAP sobre el tema, tal como menciono en mi Informe Profesional, he podido revisar la extensa documentación preparada por dicha institución para la formulación de la propuesta de creación de la Zona Reservada Pucacuro , incluyendo la revisión de los datos de los talleres con comunidades nativas de la cuenca alta del río Tigre, comunidades que son las que hacen uso continuo de los recursos de la zona del Pucacuro (1). En dichos talleres no se registró información acerca de la presencia de indígenas en aislamiento en aquellas áreas. Igualmente, en un breve reporte de viaje, José Álvarez, investigador del IIAP, menciona En 1994 yo hice un viaje en bote hasta la frontera con Ecuador por el río Pucacuro y Tangarana, en compañía de mi hermano Jesús Álvarez y de los indígenas Alfonso Isampa y Enrique Maynas. No vimos ningún rastro de indígenas por la zona. Información que contrasta evidentemente con la de los antropólogos polacos, quienes al visitar esa misma área indican haber encontrado múltiples testimonios y evidencias de nativos en aislamiento a lo largo de esos extensos territorios.
7.Respecto a la metodología del Estudio Técnico de AIDESEP, a diferencia de lo que señalan el señor Smith y su equipo, desde mi perspectiva ese es un asunto fundamental para determinar la confiabilidad de la información recogida. No es que yo haya hecho referencia en mi informe a la falta de una descripción más detallada de la metodología utilizada para levantar la data, sino que he sido enfático en señalar que el estudio carece de sustento metodológico, que no cuenta con una sección metodológica, como sí la tiene el documento del IIAP mencionado líneas arriba, incluso para el tema social. Debido a esta carencia no se pueden conocer los criterios utilizados para el levantamiento de la información y para su procesamiento y análisis, más aun cuando, como se ha señalado, el objetivo central del estudio era dar sustento científico a la propuesta de AIDESEP.
Es evidente que las observaciones de mi texto sobre la idoneidad de los informantes y los criterios utilizados para la selección de los mismos no supone, como afirman el señor Smith y su equipo, que confunda un estudio técnico con una Encuesta de Opinión Pública. Por el contrario, busco que se asegure precisamente lo que ellos enfatizan como una metodología reconocida y legítima en las ciencias sociales: entrevistas a informantes claves. El texto de AIDESEP, al carecer de pautas metodológicas, no permite reconocer si los testimonios presentados provienen o no de dichos informantes. Por ejemplo, en el debate desarrollado con el biólogo José Álvarez, en la sede del IIAP en Iquitos sobre el tema materia del presente texto, él reconoció que conocía a uno de los informantes claves citados por el equipo de AIDESEP, sobre quién yo había cuestionado la debilidad de su testimonio como prueba de la presencia de indígenas aislados en el río Baratillo, dando a entender que por las características personales del informante, su testimonio no era confiable, agregando que si de 100 testimonios sólo 10 eran confiables, ello bastaba para darle valor al estudio. El punto acá obviamente tiene que ver con la forma o el método que permita discernir cuáles de esos 100 testimonios son válidos, más aun cuando se está negando que puedan aplicarse criterios metodológicos para asegurar la idoneidad de la información.
Vuestro texto señala que no se trata de la opinión de los vecinos con respecto a la existencia o no de PIAV en esta zona. En ese sentido deben de reconocer que los testimonios del estudio de AIDESEP son precisamente ello, opiniones de vecinos, a quienes se les llama en este caso informantes claves, y es en base a dichas opiniones y testimonios que el estudio pretende fundamentar la presencia de indígenas en aislamiento en el área. Por otro lado, no es cierta vuestra afirmación en el sentido de que sólo he examinado un par de estas entrevistas, en el texto hago referencia a diversos testimonios como muestra de la debilidad del estudio.
8.Vuestra interpretación acerca del tema de la pertenencia étnica de los grupos en el área materia del estudio de AIDESEP no es un asunto a soslayar ya que constituye un tema medular en la argumentación del mencionado estudio respecto a la continuidad de la ocupación territorial de la zona, como lo es también en las demandas judiciales interpuestas por AIDESEP. En ambos casos, las referencias se dan sobre grupos indígenas a los que se les asigna nombre propio y se les identifica como integrantes de pueblos indígenas en concreto, salvo las referencias genéricas a los autóctonos que habitarían el río Yanayacu, y a los taushiro (denominación genérica dada por los pobladores del área, según los antropólogos polacos, para supuestos aislados que no se sabe a que pueblo indígena puedan pertenecer) que ocuparían las partes altas de los ríos Tigre, Pucacuro y Baratillo.
Llama la atención que un equipo conformado por cuatro antropólogos, que reafirman su vasta experiencia en la Amazonía, pretendan no darle valor a los estudios etnohistóricos desarrollados sobre la región y se refieran a ellos como opiniones de diferentes antropólogos sobre la posible pertenencia étnica de una variedad de grupos indígenas reportados para la zona en cuestión durante los últimos tres siglos (el resaltado es mío). Es evidente que si no se examina el proceso histórico del área, así como las transformaciones demográficas, económicas y sociales que se dieron en la zona, en particular el severo impacto de la disrupción demográfica, no será posible entender la situación actual, que se refleja en la muy baja densidad demográfica de pueblos como los arabela e iquito que no llegan a sobrepasar el umbral demográfico para asegurar su propia reproducción como conjunto social diferenciado del resto de pueblos indígenas, salvo que, como viene ocurriendo, busquen integrarse a grupos mayores o procuren crear uniones matrimoniales con parejas de grupos diferentes al suyo. Es necesario preguntarse y reflexionar si bajo esas características puede asegurarse la existencia actual de grupos arabela y/o iquito en situación de aislamiento.
Respecto a la mención que realizan acerca de que mi informe no presenta sobre el tema de la pertenencia étnica evidencia rigurosa para sustentar mis críticas y que es únicamente mi opinión, debo señalar que mis apreciaciones sobre el tema tienen sustento en estudios sobre la zona, realizados por antropólogos de primer nivel, como P. Descola; A. Taylor; N. Whitten; Alfredo y Piedad Costales; Ribeiro y Wise, etc., los cuales en forma prácticamente unánime se refieren a los severos impactos demográficos sobre los pueblos indígenas de la región que dieron origen a la desaparición y extinción de muchos de ellos y a la significativa pérdida demográfica de otros. Esta valiosa información etnohistórica y antropológica es la que me lleva a cuestionar el hecho de que el estudio de AIDESEP presente la existencia de indígenas aushiri o abijira en aislamiento, cuando todas las referencias antropológicas se refieren a este grupo como extinto.
Asimismo, el estudio de AIDESEP señala a los Pananujuri como un pueblo indígena diferente al Arabela, tal como se muestra en la presente cita: la quebrada Cashaná y el río Alto Arabela (arriba de la boca de Cashaná) marcaban la frontera entre los territorios de los dos pueblos (AIDESEP, 2005: 32). Sin embargo, no existen registros antropológicos sobre los denominados Pananujuri y a pesar de ello se les considera como realizando una ocupación territorial continua en el curso alto del río Arabela y la quebrada Cashaná, utilizando como fuente de información bibliográfica el Atlas de Comunidades Nativas que con Alberto Chirif elaboramos en 1977 (ver AIDESEP, 2005: 32), publicación que no hace ninguna referencia sobre el tema. Pero lo más sorprendente es que en la demanda de Proceso de Amparo presentada por AIDESEP ante el 34vo Juzgado Civil de Maynas, se considere que los Pananujuri son el mismo pueblo que el Arabela, contraviniendo la propia información de su Estudio Técnico.
Para el caso de los Waorani, se presenta una situación similar, ya que el estudio de AIDESEP indica que la pertenencia de los Taromenane al bloque waorani no es cierta (AIDESEP, 2005:30), y sobre los Tagaeri, el mencionado estudio no hace referencia específica a su presencia en territorio peruano.
Si bien la cita de Sydney Possuelo, que uds. traen a colación, tiene sentido para aquellas áreas sobre las que no existe información antropológica, histórica o lingüística, que permita o contribuya a identificar la pertenencia étnica de un grupo determinado, no es ese el caso en el área que nos ocupa, sobre la cual como se ha señalado y lo afirmo en mi documento hay abundante material bibliográfico, que incluso ha sido en parte mencionado por los propios antropólogos polacos. Tanto es así que ellos se permiten hacer una identificación y relación de los grupos en aislamiento que de acuerdo a sus criterios existen en el área, a saber: Arabela, Pananujuri, Abijira/Aushiri, Taushiro, Waorani, Tagaeri, Taromenane, Iquito y Autóctonos, además de algún otro grupo Záparo (ver: AIDESEP, 2005 páginas 27 y siguientes).
Finalmente, no deja de ser relevante el hecho ya mencionado líneas arriba, respecto a que en el proceso de Demanda de Acción de Amparo presentado por AIDESEP, la solicitud de salvaguarda de los derechos de los pueblos en aislamiento se circunscriba exclusivamente a tres de los grupos antes mencionados, los Waorani (Tagaeri-Taromenane); Pananujuri (Arabela) y Aushiri o Abijira, estando extinto este ultimo grupo. La gran interrogante que se plantea es ¿Por qué se suprimió la mención de los otros pueblos o grupos en la demanda?, o ¿Por qué, en contrario a lo definido en el Estudio de AIDESEP, en la mencionada demanda se presenta a los Taromenane como parte del bloque waorani y a los Pananujuri como si fueran los propios Arabela? Sería importante conocer las razones de estos significativos cambios.
9.Las referencias de mi texto al tema demográfico y patrones de asentamiento de los indígenas en aislamiento descritos por los antropólogos polacos, tienen el propósito de resaltar que la información dada en el estudio de AIDESEP no es consistente ni con las evidencias de ocupación territorial presentadas ni con los datos estimados sobre el volumen de la población en aislamiento en el área solicitada para su delimitación.
La información brindada por el estudio de los polacos señala textualmente lo siguiente: Conforme con los datos recogidos durante nuestro trabajo de campo, puede haber aproximadamente entre tres hasta siete grupos locales en la zona de estudio () Hoy en día son grupos compuestos por muy pocas personas –de un par de decenas de personas. (AIDESEP, 2005:35).
Sin embargo, si se acepta como válida la información de los propios polacos respecto al muy reducido volumen poblacional estimado en su estudio, cómo puede explicarse una ocupación humana tan extendida en las partes altas de numerosos ríos (Arabela, Baratillo, Curaray, Mazán, Nanay, Napo, Nashiño, Tigre, Tangarana) o en la totalidad de diversas cuencas, como lo señalan las siguientes afirmaciones:
Tenemos evidencias de la presencia de pueblos indígenas en aislamiento por todo el curso del río Nashiño (AIDESEP, 2005:14).
Estas informaciones permiten concluir que en la actualidad existen algunos pueblos en aislamiento habitando la zona ubicada entre las cabeceras del río Nanay (quebradas Aguanegra y Aguablanca) y Pucacuro y probablemente también en las cabeceras del río Mazán (AIDESEP, 2005: 20).
Es muy probable que los indígenas aislados de la quebrada Alemán sean los mismos que aparecen por el medio río Arabela, un grupo záparo (). Los pueblos aislados del alto Arabela y de la quebrada Cashaná pertenecen probablemente a la familia lingüística Záparo (AIDESEP, 2005:34)
En cuanto a las pocas evidencias de la presencia de grupos en aislamiento en el bajo y medio Pucacuro, podemos suponer que son diferentes a los que viven en el alto Tangarana, Baratillo y Arabela. Probablemente serán algunos sobrevivientes de los Iquitos-Cahuaranos, un subgrupo de Iquitos que habitaba la cabecera del Nanay (AIDESEP, 20005:35).
Un asunto a esclarecer es cómo llegaron los antropólogos polacos a estimar el volumen de población para estos grupos, un par de decenas de personas. Asimismo es pertinente preguntarse ¿cómo un total máximo de 140 personas pertenecientes a diferentes pueblos indígenas puede ocupar una extensión territorial tan considerable, teniendo presencia activa y continua en la variedad de cuencas mencionadas?
Adicionalmente, es necesario tener en cuenta el violento proceso de disrupción demográfica sufrido por la población indígena en la región de estudio, entre los siglos XVI y XIX, como lo señalo en mi estudio, lo documentan ampliamente crónicas misioneras, relatos de viajeros y reportes administrativos y lo reafirman de forma muy enfática investigadores como Taylor 1988: 145; Descola 1996: 37; Costales, P. y A. Costales, 1983: 145; Whitten 1981: 34; Ribeiro y Wise 1978: 48. Dicho proceso ha llevado a los pueblos indígenas que se encuentran en contacto permanente en la región a tener en la actualidad una base demográfica extremadamente reducida, siendo los Arabela no más de 250 personas, los Iquito alrededor de 150, mientras que los Abijira, los Záparo y los Taushiro están prácticamente extintos.
10.Al parecer, las inconsistencias del texto de AIDESEP respecto a los fundamentos ambientales y de uso de los recursos naturales no son preocupación del señor Smith y su equipo, en la medida que según ellos, conocer dichos fundamentos supondría penetrar al dominio de los pueblos indígenas en aislamiento, lo que no es recomendable. Sin embargo, de acuerdo al relato de los propios polacos, ellos se adentraron a las áreas de ocupación de los indígenas en aislamiento, tuvieron acceso a conocer sus rutas migratorias, encontrar sus trochas, redes de caminos y casas familiares en asentamientos estables, así como viviendas temporales y áreas de cultivo en producción y abandonadas (purmas), identificando incluso la diversidad de cultivos como: maíz, plátano, pijuayo, caña de azúcar, etc. (AIDESEP, 2005: 54-55).
En este gran espacio de estribaciones de quebradas, (colinas altas), es donde se ha encontrado una red de casas familiares y chacras, indicadoras de núcleos familiares, unidos por caminos troncales. También existen evidencias de la conexión de núcleos familiares con chacras visitadas estacionalmente, conteniendo variedad de cultivos y casas temporales (AIDESEP, 2005: 54).
¿Cómo es entonces que los polacos describen una larga sección dando cuenta, con narraciones inverosímiles de las formas en las que los indígenas en aislamiento hacen uso de los recursos naturales? Al parecer la respuesta está en esta descripción que acompaña al texto en mención:
Para tener una relación clara del territorio indígena se han realizado investigaciones de campo mediante muestras y observaciones directas así como también entrevistas en las comunidades nativas asentadas tanto en el curso del río Tigre como del río Napo. Para analizar y documentar los sistemas de uso ancestrales de los recursos del bosque en las áreas de migración estacional, se ha correlacionado la productividad estacional de cada sitio y los recursos del bosque, poniendo énfasis en las concepciones y las visiones de cría de recursos del bosque, lo que ha permitido entender cómo por generaciones poblaciones indígenas en aislamiento mantuvieron grandes áreas del bosque altamente productivas (AIDESEP, 2005: 45).
No obstante, ninguna correlación es mencionada en el documento ni los datos de las entrevistas realizadas aparecen sistematizados y analizados, más bien se presentan afirmaciones como las siguientes que no revisten un nivel de documentación rigurosa y que además no tienen visos de verosimilitud.
Surcando el Tangara identificamos otras purmas que probablemente eran chacras o lugares de asentamiento abandonados entre los años 1930 y 1950Más arriba de ese lugar se encuentran otras purmas, entre ellas un lugar llamado Garapatal. Ahí se nota árboles de Ungurahui supuestamente crecidos de los huayos consumidos por los indígenas lo que indica ser zonas de asentamiento. (AIDESEP, 2005: 25).
Durante otra entrada en el monte, ya muy cerca del límite internacional, siempre al margen derecho del río, encontramos otra purma, de pequeño tamaño (50x50 metros) es una purma más antigua que las mencionadas hasta ahora- hasta del los años treintaEstas evidencias demuestran la antigüedad de la ocupación indígena de esa zona. Otros testimonios y evidencias aciertan que los indígenas aislados han ocupado esa zona de una manera continua hasta el día de hoy (AIDESEP, 2005: 25).
Los sitios con cultivos son los más relevantes de esta zona de ocupación de poblaciones indígenas en aislamiento, los mismos que muestran los puntos estratégicos de ocupación territorial; consecuentemente, han conservado alta biodiversidad de cultivos, como variedades de pijuayo, plátano, maíz, caña dulce (AIDESEP, 2005: 51).
Según relatan los polacos, un informante les manifestó que Los Taushiros cultivan una variedad de piujayo propia de ellos. Esa variedad es de porte bajo (hasta 1,5 m) (AIDESEP, 2005: 23).
Páginas más adelante mencionan lo siguiente: Uno informante cita que le maravilló los entrenudos de la caña dulce de los Tauchiro, pues observó que la planta presentaba entre nudos largos (unos 60 con) (2), muy interesado y curioso las llevó a su comunidad, luego de sembrar, la planta desarrollo entre nudos cortos y normales (como se observa en la actualidad). La pregunta que se hizo y nos hicimos fue ¿cuáles, fueron las técnicas de crianza, utilizadas por las poblaciones indígenas en aislamiento?, ¿Cómo lograron que los entrenudos de caña dulce desarrollaran 60 cm de largo?, ¿Cuál es esa sabiduría alcanzada durante la crianza cariñosa de cultivos; Igualmente evidenciaron que las plantas de pijuayo tenían una producción de frutos solamente para coger con la mano (porte bajo). La pregunta salta nuevamente a la vista. Posiblemente no es posible a ser contestada por la ciencia actual (AIDESEP, 2005: 64).
El cultivo de maíz es otro de los cultivos de importancia en la alimentación indígena es aislamiento, así muestran las evidencias encontradas, las fuentes consultadas hacen énfasis de la presencia de malocas (casa Tauchiro) repletas de mazorcas de maíz (AIDESEP, 2005: 60).
Estas manifestaciones del estudio de AIDESEP, se extienden a otras áreas como las referidas al uso de los recursos, como puede verse en las siguientes citas:
Las evidencias encontradas muestran que la pesca en pequeñas quebradas es practicada cerca de las casas ubicadas en los espacios: colinas altas y colinas bajas. Es en el caso de las colinas altas cobra mayor importancia la pesca con barbasco de monte (AIDESEP, 2005: 58).
Se ha evidenciado que la pesca temporal va seguida de cosecha de diversos recursos: frutas de árboles y palmeras, colecta de cangrejos, caracoles, insectos, etc. Todas constituyen la base alimenticia de la familia, muchas veces son consumidas en los mismos espacios de cosecha, como las larvas de avispas y abejas, larvas de suri, huevos de aves, etc. (AIDESEP, 2005: 59).
Estas evidencias, señalan claramente que las poblaciones indígenas en aislamiento voluntario, mantenían jaulas con animales, producto de la caza o captura en trampas; las mismas que eran criadas en las diversas jaulas, alimentadas con los granos provenientes de la casa repleta de mazorcas de maíz (AIDESEP, 2005: 62).
Concluyo este documento de respuesta al preparado por el señor Smith y su equipo, manifestando que si en su opinión el Estudio (de AIDESEP) ofrece indicios razonables de la existencia de un grupo de indígenas en aislamiento voluntario de la zona del estudio, ello se debe a que no han leído con detenimiento el citado estudio o que comparten el nivel de improvisación y la falta de seriedad académica de los antropólogos polacos, en cuyo caso los cien años de experiencia acumulados por el señor Smith y su equipo parecerían más bien una parodia de Los Cien Años de Soledad.
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Notas:
(1) Conservación y Manejo de la Biodiversidad de la Cuenca del Pucacuro. IIAP, 2001
(2) Â Tomado textualmente del original, debiendo decir (60 cm.).
Lima, 20 de noviembre del 2007
Comentarios
Soy uno de hermanos indigenas que he estado en la zona por 90 dias, como tecnico SIG y GPS con antropologos Polacos, he tomado mas de cien puntos con GPS, sus huellas, purmas chacras, etc inclusive hay muchos fotos y ceramicas, y hay un hermano indigena que esta en contacto en el distrito de Intuto en el rio tigre, estuvimos tambien en la frontera hay indigenas en aislamiento...
Trabajo impecable el de Carlos Mora. Su llamado al trabajo serio, riguroso y responsdable no debe caer en saco roto.
Defender los intereses de los pueblos indÃgenas no implica abdicar de la seriedad en el trabajo profesional.
Felicitaciones por incluir este trabajo en Servindi. Es una clara muestra de apertura y seriedad.
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