Enlace permanente Enviado por Bartolome Clavero (no verificado) el Lun, 11/18/2019 - 14:22
Me llegan mensajes, unos rechazando mis conclusiones, otros expresando dudas. Respondo a las dos principales:
¿Han sido los militares los que obligan a Morales a renunciar? Por una parte, por lo que me dicen, no había unanimidad entre los generales, pero hubiera sido irresponsable provocar una división entre ellos. Por otra parte, en el momento en el que Morales aceptó nuevas elecciones con renovación previa del Tribunal Supremo Electoral que había ejecutado el fraude electoral contaba con el respaldo de la OEA, algo esencial en la actual geopolítica americana. Sigo pensando que la retirada explícita de confianza por parte de las organizaciones indígenas y sindicales menos masistas fue decisiva. Otra cosa es que estas, al no prever el vacío que iba a producirse, se precipitaron. Precipitándose todo, discierno mal porque no sé ni siquiera el orden exacto de los acontecimientos. Quizás todavía era factible una sucesión constitucional que hubiera mantenido un gobierno interino en manos de un MAS bien dispuesto a la repetición de las elecciones sin la participación de Morales ni otros responsables del fraude electoral, lo que contaría con el beneplácito de la OEA. Pero la espantada institucional masista acabó siendo general. Y la violencia lo empeoró todo dejando expedito el camino al poder de quienes nunca lo hubieran conseguido, en las circunstancias actuales, ni por vía electoral ni por golpe de Estado, el peor racismo del Oriente (Santa Cruz y Beni fundamentalmente). Ellos estaban acomodados con el poder que les garantizaba la cesión masista de colocar la autonomía de los Departamentos muy por encima de la de los pueblos indígenas. De estos aspectos de aquel giro me ocupé sobre la marcha en escritos por internet que recogí en el libro "¿Hay genocidios cotidianos?" (https://www.bartolomeclavero.net/wp-content/uploads/2014/08/genocidio-co...).
¿Cuál ha sido la intervención de los Estados Unidos sobre todo en relación al resultado final de un gobierno en manos del racismo fundamentalista? Me lo he preguntado lógicamente pues es presumible, pero lo ignoro en absoluto. El entusiasmo inmediato de Trump es un indicio, pero no prueba nada sobre la actuación previa. Tengo incluso la idea de que, tras el giro entreguista del tándem Morales-Linera, los intereses corporativos, comenzando por el estadounidenses, le preferían a cualquier otra alternativa. Al fin y al cabo les garantizaba lo que ellos llaman “la seguridad jurídica” en un país del potencia explosivo de Bolivia. También es verdad que, por su apego extremo al poder, el tándem estaba poniendo en peligro dicha misma seguridad, con lo que puede que los Estados Unidos ya hubieran optado por la bolsonarización. Y la Unión Europea no es que vaya a poner muchos reparos, como tampoco, en Bolivia, lo está haciendo la derecha no racista.
¿Qué hacer? Si fuera boliviano, tendría que responder algo. Sabría también más. Desde aquí no tengo ni idea. De lo que estoy seguro es de que no voy a contribuir al autoengaño sobre la Bolivia masista que está transmitiéndose desde allí y desde el exilio a la izquierda global. La historia es, nuevamente, trágica.
Me llegan mensajes, unos
Me llegan mensajes, unos rechazando mis conclusiones, otros expresando dudas. Respondo a las dos principales:
¿Han sido los militares los que obligan a Morales a renunciar? Por una parte, por lo que me dicen, no había unanimidad entre los generales, pero hubiera sido irresponsable provocar una división entre ellos. Por otra parte, en el momento en el que Morales aceptó nuevas elecciones con renovación previa del Tribunal Supremo Electoral que había ejecutado el fraude electoral contaba con el respaldo de la OEA, algo esencial en la actual geopolítica americana. Sigo pensando que la retirada explícita de confianza por parte de las organizaciones indígenas y sindicales menos masistas fue decisiva. Otra cosa es que estas, al no prever el vacío que iba a producirse, se precipitaron. Precipitándose todo, discierno mal porque no sé ni siquiera el orden exacto de los acontecimientos. Quizás todavía era factible una sucesión constitucional que hubiera mantenido un gobierno interino en manos de un MAS bien dispuesto a la repetición de las elecciones sin la participación de Morales ni otros responsables del fraude electoral, lo que contaría con el beneplácito de la OEA. Pero la espantada institucional masista acabó siendo general. Y la violencia lo empeoró todo dejando expedito el camino al poder de quienes nunca lo hubieran conseguido, en las circunstancias actuales, ni por vía electoral ni por golpe de Estado, el peor racismo del Oriente (Santa Cruz y Beni fundamentalmente). Ellos estaban acomodados con el poder que les garantizaba la cesión masista de colocar la autonomía de los Departamentos muy por encima de la de los pueblos indígenas. De estos aspectos de aquel giro me ocupé sobre la marcha en escritos por internet que recogí en el libro "¿Hay genocidios cotidianos?" (https://www.bartolomeclavero.net/wp-content/uploads/2014/08/genocidio-co...).
¿Cuál ha sido la intervención de los Estados Unidos sobre todo en relación al resultado final de un gobierno en manos del racismo fundamentalista? Me lo he preguntado lógicamente pues es presumible, pero lo ignoro en absoluto. El entusiasmo inmediato de Trump es un indicio, pero no prueba nada sobre la actuación previa. Tengo incluso la idea de que, tras el giro entreguista del tándem Morales-Linera, los intereses corporativos, comenzando por el estadounidenses, le preferían a cualquier otra alternativa. Al fin y al cabo les garantizaba lo que ellos llaman “la seguridad jurídica” en un país del potencia explosivo de Bolivia. También es verdad que, por su apego extremo al poder, el tándem estaba poniendo en peligro dicha misma seguridad, con lo que puede que los Estados Unidos ya hubieran optado por la bolsonarización. Y la Unión Europea no es que vaya a poner muchos reparos, como tampoco, en Bolivia, lo está haciendo la derecha no racista.
¿Qué hacer? Si fuera boliviano, tendría que responder algo. Sabría también más. Desde aquí no tengo ni idea. De lo que estoy seguro es de que no voy a contribuir al autoengaño sobre la Bolivia masista que está transmitiéndose desde allí y desde el exilio a la izquierda global. La historia es, nuevamente, trágica.