Enlace permanente Enviado por Inoach (no verificado) el Jue, 12/13/2012 - 11:15
Lo curioso y lo enigmático es que uno no sabe ni siquiera si el mundo en que se vive es el mundo del que se cree que es real, porque la realidad del hombre se vuelve irreal ante la realidad del universo y como en el universo lo material y lo espiritual van juntos, los que recibimos de él, dependemos de su respiración, sin saber si lo que respiras es de uno o es solo el aliento de lo ya respirado. Por tanto, lo que uno puede creer que es, puede ser que es, pero microscopico, tan microscopico que se vuelve invisible y nada diferente de algo que en el supuesto mundo real conocemos a las cosas que nada se pueden ver como “invisible”, es que somos parte de esa invisibilidad en el universo. No sabemos cuando y donde terminamos, el hecho es que somos parte de una historia flotando en algún rincón del tiempo. No se sabe si se existe en el mundo real o estamos en otra dimensión del mundo que también parece real, el alivio nos da el hecho de creer colectivamente que estamos vivos, cuando por otro lado de la realidad puede que solo sea un sueño y nadie puede constatar si estamos vivos o ya fuimos hace millones de años. Así es que si en el extremo produce alguna catástrofe mundial, lo único que sentiremos es el fenómeno que percibiremos con el primer impacto, después continuaremos haciendo lo que siempre hacemos, sin saber si ya hemos dejado el supuesto mundo real. Todo depende que nuestras creencias sean tan grandes, si queremos seguir viviendo o mejor dicho, hacernos la idea que seguimos viviendo. Si no pasa nada novedoso, tampoco creer que no paso nada, porque lo que el universo puede sacudirse drásticamente, puede pasar por desapercibido por la inmediatez de su movimiento, así como cuando un avión se estrellare en un cerro, sin que los pasajeros se preparen para la muerte. Pase algo o no pase, percibamos o no, lo importante es que nadie debe quitarnos la idea y la creencia de que seguimos viviendo y no paso nada. Por algo alguien dijo: el mundo es simple, un sencillo latido.
Lo curioso y lo enigmático es que uno no sabe ni siquiera si el mundo en que se vive es el mundo del que se cree que es real, porque la realidad del hombre se vuelve irreal ante la realidad del universo y como en el universo lo material y lo espiritual van juntos, los que recibimos de él, dependemos de su respiración, sin saber si lo que respiras es de uno o es solo el aliento de lo ya respirado. Por tanto, lo que uno puede creer que es, puede ser que es, pero microscopico, tan microscopico que se vuelve invisible y nada diferente de algo que en el supuesto mundo real conocemos a las cosas que nada se pueden ver como “invisible”, es que somos parte de esa invisibilidad en el universo. No sabemos cuando y donde terminamos, el hecho es que somos parte de una historia flotando en algún rincón del tiempo. No se sabe si se existe en el mundo real o estamos en otra dimensión del mundo que también parece real, el alivio nos da el hecho de creer colectivamente que estamos vivos, cuando por otro lado de la realidad puede que solo sea un sueño y nadie puede constatar si estamos vivos o ya fuimos hace millones de años. Así es que si en el extremo produce alguna catástrofe mundial, lo único que sentiremos es el fenómeno que percibiremos con el primer impacto, después continuaremos haciendo lo que siempre hacemos, sin saber si ya hemos dejado el supuesto mundo real. Todo depende que nuestras creencias sean tan grandes, si queremos seguir viviendo o mejor dicho, hacernos la idea que seguimos viviendo. Si no pasa nada novedoso, tampoco creer que no paso nada, porque lo que el universo puede sacudirse drásticamente, puede pasar por desapercibido por la inmediatez de su movimiento, así como cuando un avión se estrellare en un cerro, sin que los pasajeros se preparen para la muerte. Pase algo o no pase, percibamos o no, lo importante es que nadie debe quitarnos la idea y la creencia de que seguimos viviendo y no paso nada. Por algo alguien dijo: el mundo es simple, un sencillo latido.