Enlace permanente Enviado por roberto espinoza (no verificado) el Vie, 08/20/2010 - 15:45
Al asumir Yehude Simons el premierato en Octubre 2008 no cuestionó el paquetazo de los 102 decretos, que incluyó los 30 que afectan derechos indígenas. Ahí le era “oportuno” compartir la tesis racista del perro del hortelano de privatización y saqueo de recursos. En pleno conflicto amazónico, tampoco los cuestionó y respaldó las calumnias de “radicalismo” que le era también “oportuno”. Cuando el Baguazo estremeció al Perú y el mundo, le convino echarle la culpa a dos “subordinadas” suyas, las ministras Araoz y Cabanillas. Nunca usó su poder como premier para aliviar el sufrimiento de las familias awajún y campesinas de los 202 heridos, 89 de ellos por balas, o de los 79 procesados judicialmente. Este juego de poder, le fue “oportuno” para ganar primeras planas y “fama” para ser candidato, y claro, renunció “a tiempo”, para pasarse a la “oposición” del mismo régimen al cual sirvió con entusiasmo. Ahora, en época electoral, pasa al juego de las promesas, como “que el subsuelo pertenezca a las comunidades” y a usar (como Fujimori, Toledo, Karp) los símbolos o figuras de los pueblos indígenas. Claro, como promesa, ya que nunca en ningún puesto de poder que tuvo (Región Lambayeque y Primierto) avanzó un milímetro concreto en esa dirección, sino al contrario, avaló el fraude de la “sagradas inversiones y del chorreo” .
Recopilando esta trayectoria de acomodos “oportunos”, tenemos la figura nada nueva, del viejo oportunismo político. Lo lamentable, es que un sector del movimiento indígena o de sus aliados, permitan que estos contrabandos vuelvan a camuflarse, y que se debilite la construcción de un programa, organización y liderazgo político autónomo, repitiendo aquello de que “el fin justifica los medios”, un gravísimo error ya que en realidad “los medios que uses prefiguran los fines de fondo”, tal como lo demostró la crisis de la izquierda. Ojalá la sabiduría de los Pinkatzari y Waimakus, levanten la autoestima política indígena e impidan caer en viejas trampas con nuevas envolturas.
Al asumir Yehude Simons el premierato en Octubre 2008 no cuestionó el paquetazo de los 102 decretos, que incluyó los 30 que afectan derechos indígenas. Ahí le era “oportuno” compartir la tesis racista del perro del hortelano de privatización y saqueo de recursos. En pleno conflicto amazónico, tampoco los cuestionó y respaldó las calumnias de “radicalismo” que le era también “oportuno”. Cuando el Baguazo estremeció al Perú y el mundo, le convino echarle la culpa a dos “subordinadas” suyas, las ministras Araoz y Cabanillas. Nunca usó su poder como premier para aliviar el sufrimiento de las familias awajún y campesinas de los 202 heridos, 89 de ellos por balas, o de los 79 procesados judicialmente. Este juego de poder, le fue “oportuno” para ganar primeras planas y “fama” para ser candidato, y claro, renunció “a tiempo”, para pasarse a la “oposición” del mismo régimen al cual sirvió con entusiasmo. Ahora, en época electoral, pasa al juego de las promesas, como “que el subsuelo pertenezca a las comunidades” y a usar (como Fujimori, Toledo, Karp) los símbolos o figuras de los pueblos indígenas. Claro, como promesa, ya que nunca en ningún puesto de poder que tuvo (Región Lambayeque y Primierto) avanzó un milímetro concreto en esa dirección, sino al contrario, avaló el fraude de la “sagradas inversiones y del chorreo” .
Recopilando esta trayectoria de acomodos “oportunos”, tenemos la figura nada nueva, del viejo oportunismo político. Lo lamentable, es que un sector del movimiento indígena o de sus aliados, permitan que estos contrabandos vuelvan a camuflarse, y que se debilite la construcción de un programa, organización y liderazgo político autónomo, repitiendo aquello de que “el fin justifica los medios”, un gravísimo error ya que en realidad “los medios que uses prefiguran los fines de fondo”, tal como lo demostró la crisis de la izquierda. Ojalá la sabiduría de los Pinkatzari y Waimakus, levanten la autoestima política indígena e impidan caer en viejas trampas con nuevas envolturas.