Esta cacerÃa humana desatada por la policÃa contra la población indÃgena en el distrito de Imaza, que describe y denuncia valiente e indignado el Sr Alcalde de Imacita, recuerda las más repudiables estrategÃas del terrorismo y de sus primos hermanos los estados policÃas de otras lamentables épocas. La difusión de la fotografÃa del desaparecido Mayor Bazán arrastrado por un grupo de indÃgenas junto con el anuncio triunfal de que ya se ha capturado a uno de ellos e irán cayendo los demás de la fotografÃa, forma parte de la misma estrategia. Se confirma fotográficamente que no se pretende buscar la verdad objetiva de los hechos sino acrecentar la inestabilidad y el miedo en el pueblo para que todos terminen aceptando la que se presenta y se quiere imponer como única explicación de lo sucedido el dÃa cinco de Junio. El documento escrito por la Comisión Investigadora (mejor Ocultadora) de la Verdad, desacreditó a todos sus firmantes y evidenció que no se pretendÃa realizar una verdadera investigación sino, todo lo contrario, afianzar la interpretación oficial que considera únicos responsables a los indÃgenas y sus cómplices: esa sorpresiva serie interminable de más y más insospechados azuzadores de los perros del hortelano. Los seis meses de discusiones, declaraciones, informes, pronunciamientos, investigaciones, procesamientos y ahora, como nos descubre el Alcalde de Imacita, verdaderas cacerÃas de hombres perseguidos por su semejanza con los de las fotos que la policÃa oculta desde el mes de Noviembre y no enseñó ni a la Comisión Investigadora de la mesa número uno, no han aportado nada nuevo: todo está corroborando la primera explicación que improvisó el gobierno abrumado por las terribles consecuencias de su decisión de entrar a la carga con AKM, tanquetas y helicópteros contra los indÃgenas que llevaban más de cincuenta dÃas manifestándose pacÃficamente y se disponÃan a abandonar ese mismo dÃa su posición en aquella fatal curva del diablo. Definitivamente, para los firmantes del documento de la Comisión y para los que se sirven de la ya famosa foto del Mayor Bazán, los indÃgenas son los que han masacrado a la policÃa. ¿A quién no ha conmovido la impactante fotografÃa del Mayor con su rostro desencajado por el terror? Sin embargo lo que se pretende conseguir con su divulgación por todos los medios, no ha convencido ni a los mismos padres del Mayor. Nadie sabe adonde se dirige ese grupo de hombres enloquecidos: ¿lo quieren esconder o matar? Si se observan todos los rostros los encontramos igualmente desencajados con los ojos abiertos pero ciegos. Se dirÃa que no saben adónde son arrastrados ni por quien: parecen todos ellos empujados por la fuerza colosal e invisible de una ola enloquecedora que los envuelve y revuelve y lanza hacia un fatal destino que a todos aterra. Son todos ellos –indÃgenas y policÃas- vÃctimas de quienes planificaron ese fatal desalojo metiendo en aquel polvorÃn cientos de AKM, más tanquetas y helicópteros para desatar una guerra entre quienes nunca desearon matar a nadie ni con lanzas ni con fusiles. Las fotos manipuladas siguen sembrando terror. Ya cayó uno más y ha ingresado -¿para cuantos meses o años?- en el penal de Bagua Grande. El dÃa de Navidad sólo quedaban dos detenidos indÃgenas en Huancas como consecuencias del enfrentamiento del dÃa 5 de junio. Los otros tres no indÃgenas obtuvieron la libertad antes de esas grandes fechas de la paz y el perdón. Pero a los dos nativos, Feliciano Kahuasa y Danny López, se les sigue negando la libertad. Desde los 18 detenidos a finales de junio en Huancas se habÃa rebajado el número de detenidos a sólo dos al terminar el año. Con el nuevo año se revierte la flecha descendente. ¿Comienza un nuevo ascenso del número de apresados? Ya son tres! pero ninguno de los tres estuvo en la trágica estación 6 de Petroperú y está probado que, según las investigaciones de la misma policÃa, ninguno ha disparado ningún AKM: las pruebas de absorción atómica han sido negativas. Los dos apresados el mismo dÃa 5 de Junio y este del nuevo año, el humilde hombre Asterio Pujupat Wachapea de quien nos habla Carlos Navas, son vÃctimas de una guerra no declarada por ellos ni por los policÃas. El más conocido de los tres detenidos es, sin duda, Danny López: su rostro ensangrentado después de una terrible paliza con porras y botas sobre su cuerpo enroscado sobre sà mismo en el suelo como un feto amenazado de muerte por los gritos de sus pateadores, nos miró a todos arrastrado por los policÃas el mismo dÃa que otros arrastraban al mayor Bazán . Esa foto de Danny conmovió a todo el mundo, como conmueve hoy la del Mayor. Los rostros de los policÃas que lo masacraron y arrastraron también estaban crispados y enloquecidos y eran fácilmente identificables pero ninguno de ellos ha sido, que sepamos, molestado por ninguna amenaza ni orden judicial. Danny sà fue torturado en plena carretera a la vista de todo el mundo y ahora comienza su 13º mes de prisión y nadie sabe por cuantos meses o años más continuará a la espera ¿de qué?.. Ni las cacerÃas humanas denunciadas por el Alcalde de Imacita ni una posible nueva guerra fotográfica que utilice cada uno sus fotografÃas del terror para imponer interpretaciones partidistas pueden ayudar a reconstruir la paz entre todos. Aquellos indÃgenas y policÃas arrebatados por la onda bélica prendida por otros son las vÃctimas una vez más: la gente del pueblo con lanzas de pona o con fusiles AKM son los únicos que han sufrido las más terribles consecuencias – tumba, cárcel y hospital- de ese enfrentamiento que no nació de ninguno de los dos grupos enfrentados: ni policÃas ni indÃgenas. No se trataba, como muchos quisieran minimizar, de una pelea entre dos pandillas enfrentadas. Nada de eso. Urge una toma de postura nueva que exige una voluntad decidida de rendirse a la verdad de los hechos y a la justicia que respeta a las personas y quiere restablecer el orden y la paz duradera sobre los dos insustituibles pilares de la verdad y la justicia.
Esta cacerÃa humana desatada por la policÃa contra la población indÃgena en el distrito de Imaza, que describe y denuncia valiente e indignado el Sr Alcalde de Imacita, recuerda las más repudiables estrategÃas del terrorismo y de sus primos hermanos los estados policÃas de otras lamentables épocas.
La difusión de la fotografÃa del desaparecido Mayor Bazán arrastrado por un grupo de indÃgenas junto con el anuncio triunfal de que ya se ha capturado a uno de ellos e irán cayendo los demás de la fotografÃa, forma parte de la misma estrategia. Se confirma fotográficamente que no se pretende buscar la verdad objetiva de los hechos sino acrecentar la inestabilidad y el miedo en el pueblo para que todos terminen aceptando la que se presenta y se quiere imponer como única explicación de lo sucedido el dÃa cinco de Junio.
El documento escrito por la Comisión Investigadora (mejor Ocultadora) de la Verdad, desacreditó a todos sus firmantes y evidenció que no se pretendÃa realizar una verdadera investigación sino, todo lo contrario, afianzar la interpretación oficial que considera únicos responsables a los indÃgenas y sus cómplices: esa sorpresiva serie interminable de más y más insospechados azuzadores de los perros del hortelano.
Los seis meses de discusiones, declaraciones, informes, pronunciamientos, investigaciones, procesamientos y ahora, como nos descubre el Alcalde de Imacita, verdaderas cacerÃas de hombres perseguidos por su semejanza con los de las fotos que la policÃa oculta desde el mes de Noviembre y no enseñó ni a la Comisión Investigadora de la mesa número uno, no han aportado nada nuevo: todo está corroborando la primera explicación que improvisó el gobierno abrumado por las terribles consecuencias de su decisión de entrar a la carga con AKM, tanquetas y helicópteros contra los indÃgenas que llevaban más de cincuenta dÃas manifestándose pacÃficamente y se disponÃan a abandonar ese mismo dÃa su posición en aquella fatal curva del diablo. Definitivamente, para los firmantes del documento de la Comisión y para los que se sirven de la ya famosa foto del Mayor Bazán, los indÃgenas son los que han masacrado a la policÃa.
¿A quién no ha conmovido la impactante fotografÃa del Mayor con su rostro desencajado por el terror? Sin embargo lo que se pretende conseguir con su divulgación por todos los medios, no ha convencido ni a los mismos padres del Mayor. Nadie sabe adonde se dirige ese grupo de hombres enloquecidos: ¿lo quieren esconder o matar? Si se observan todos los rostros los encontramos igualmente desencajados con los ojos abiertos pero ciegos. Se dirÃa que no saben adónde son arrastrados ni por quien: parecen todos ellos empujados por la fuerza colosal e invisible de una ola enloquecedora que los envuelve y revuelve y lanza hacia un fatal destino que a todos aterra.
Son todos ellos –indÃgenas y policÃas- vÃctimas de quienes planificaron ese fatal desalojo metiendo en aquel polvorÃn cientos de AKM, más tanquetas y helicópteros para desatar una guerra entre quienes nunca desearon matar a nadie ni con lanzas ni con fusiles.
Las fotos manipuladas siguen sembrando terror. Ya cayó uno más y ha ingresado -¿para cuantos meses o años?- en el penal de Bagua Grande. El dÃa de Navidad sólo quedaban dos detenidos indÃgenas en Huancas como consecuencias del enfrentamiento del dÃa 5 de junio. Los otros tres no indÃgenas obtuvieron la libertad antes de esas grandes fechas de la paz y el perdón. Pero a los dos nativos, Feliciano Kahuasa y Danny López, se les sigue negando la libertad. Desde los 18 detenidos a finales de junio en Huancas se habÃa rebajado el número de detenidos a sólo dos al terminar el año.
Con el nuevo año se revierte la flecha descendente. ¿Comienza un nuevo ascenso del número de apresados? Ya son tres! pero ninguno de los tres estuvo en la trágica estación 6 de Petroperú y está probado que, según las investigaciones de la misma policÃa, ninguno ha disparado ningún AKM: las pruebas de absorción atómica han sido negativas. Los dos apresados el mismo dÃa 5 de Junio y este del nuevo año, el humilde hombre Asterio Pujupat Wachapea de quien nos habla Carlos Navas, son vÃctimas de una guerra no declarada por ellos ni por los policÃas.
El más conocido de los tres detenidos es, sin duda, Danny López: su rostro ensangrentado después de una terrible paliza con porras y botas sobre su cuerpo enroscado sobre sà mismo en el suelo como un feto amenazado de muerte por los gritos de sus pateadores, nos miró a todos arrastrado por los policÃas el mismo dÃa que otros arrastraban al mayor Bazán . Esa foto de Danny conmovió a todo el mundo, como conmueve hoy la del Mayor. Los rostros de los policÃas que lo masacraron y arrastraron también estaban crispados y enloquecidos y eran fácilmente identificables pero ninguno de ellos ha sido, que sepamos, molestado por ninguna amenaza ni orden judicial. Danny sà fue torturado en plena carretera a la vista de todo el mundo y ahora comienza su 13º mes de prisión y nadie sabe por cuantos meses o años más continuará a la espera ¿de qué?..
Ni las cacerÃas humanas denunciadas por el Alcalde de Imacita ni una posible nueva guerra fotográfica que utilice cada uno sus fotografÃas del terror para imponer interpretaciones partidistas pueden ayudar a reconstruir la paz entre todos. Aquellos indÃgenas y policÃas arrebatados por la onda bélica prendida por otros son las vÃctimas una vez más: la gente del pueblo con lanzas de pona o con fusiles AKM son los únicos que han sufrido las más terribles consecuencias – tumba, cárcel y hospital- de ese enfrentamiento que no nació de ninguno de los dos grupos enfrentados: ni policÃas ni indÃgenas. No se trataba, como muchos quisieran minimizar, de una pelea entre dos pandillas enfrentadas. Nada de eso.
Urge una toma de postura nueva que exige una voluntad decidida de rendirse a la verdad de los hechos y a la justicia que respeta a las personas y quiere restablecer el orden y la paz duradera sobre los dos insustituibles pilares de la verdad y la justicia.