Servindi, 8 de mayo, 2013.- El pueblo indígena de la isla Palawan se opone a la expansión de plantaciones de palma aceitera en más de 300.000 hectáreas de su territorio ancestral, que el gobierno filipino quiere autorizar. Esto a pesar de que el área es considerada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como una reserva de biodiversidad.
“La expansión de monocultivos de palma es para nuestra gente una tragedia. Destroza nuestro territorio ancestral y los bosques llevándonos a la miseria”, explica Artiso Mandawa de la red indígena ALDAW desde la isla Palawan.
En Filipinas la palma aceitera ya se extiende sobre 50.000 has. Según el Plan Nacional de Desarrollo, pronto podrían ser 304.000 has. más, con el supuesto fin de combatir la pobreza.
Desde el punto de vista de los gobernantes y políticos, dichas tierras están “deshabitadas” y son “improductivas” y “baldías”.
ALDAW niega toda validez a la argumentación del gobierno de que con la expansión de la palma se podría combatir la pobreza y considera inadmisible su afirmación.
Por el contrario, dicen, pertenecen a pequeños campesinos e indígenas que allí cultivan arroz y legumbres y recolectan frutas, plantas medicinales y materiales para la construcción de sus viviendas. Los ríos los abastecen de agua limpia.
“Si nos quitan la tierra, nuestras familias morirán de hambre. No nos queda más remedio que oponernos”, dice Rubenson Batuto, un indígena higaonon de la isla Mindanao. “Como habitantes ancestrales tenemos derecho a la tierra, aunque hasta hoy día se nos ha negado”.
La expansión de la palma aceitera
La expansión de la palma aceitera que se utiliza para la producción de agrocombustibles y alimentos, sólo ha sido posible después de escandalosos robos de tierras y una rápida deforestación, dice la campaña “Salva la selva”, que apoya la iniciativa de la ALDAW.
“A indígenas y campesinado no les queda otra salida que convertirse en trabajadores de los monocultivos de palma, cuya expansión ha venido acompañada de hambre y pobreza, beneficiando únicamente intereses privados”, señala la campaña.
Según “Salva la selva” el negocio de la palma en Palawan está en manos de Palawan Palm & Vegetable Oil Mills Inc. y su filial Agumil Philippines Inc., establecidas a través de asociaciones entre inversores de Filipinas, Singapur y Malasia.
“Estamos prisioneros en nuestras tierras. Se han extendido nuevas plagas de las plantaciones de palma vecinas hacia las granjas, destruyendo miles de nuestros cocoteros plantados por nuestros padres y abuelos, así como otros cultivos" dice Mandawa.
"En las plantaciones de palma las condiciones laborales son de explotación y se da incluso el trabajo infantil”, prosigue Mandawa.
Especies amenazadas
Los indígenas han logrado desde tiempos ancestrales conservar la biodiversidad única con su modo de vida sencillo y cercano a la naturaleza.
Los bosques tropicales y manglares albergan 49 especies animales y 56 especies vegetales amenazadas de extinción.
Entre ellas se halla el cocodrilo de filipinas (Crocodylusmindorensis), el faisán de Palawan (Polyplectronnapoleonis) y una especie de mariposa de la familia de los papiliónidos endémica de las filipinas (Graphiummegaera).
Por tales y otras razones la Unesco declaró a Palawan reserva de la biosfera en 1990.
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