Servindi, 15 de junio, 2012.- La organización ambientalista CENSAT Agua Viva ha puesto en circulación el estudio: "Economía verde: al calor de las negociaciones del clima" que puede ser descargado libremente de Internet (hacer clic en el enlace o la imagen).
La cumbre de Río + 20 será un escenario en el que se pretende recrear el modelo de desarrollo actual en la perspectiva de superar la la peor crisis financiera y económica que se haya presentado en generaciones.
El documento de 24 páginas ha sido elaborado por Tatiana Roa Avendaño y Diego Rodríguez Panqueva y analiza el paradigma de la Economía verde que propone el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para enfrentar la crisis actual.
El estudio ofrece información para seguir "desentrañando o desenmascarando los alcances y propósitos de la economía verde", según advierte.
CENSAT Agua Viva es una organización dedicada a la comunicación, educación, investigación y organización, cuyas acciones se dirigen a fortalecer la capacidad de acción ambiental y social de los actores históricamente empobrecidos.
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El documento puede ser descargado con un clic en el siguiente enlace:
- Economía verde: al calor de las negociaciones del clima (pdf, 24 páginas)
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Introducción
La Organización de las Naciones Unidas, con su Programa para el Medio Ambiente Pnuma, está proponiendo al mundo desde hace algunos años un nuevo paradigma económico que hoy se conoce como economía verde. Desde 2009, este Programa ha evocado el famoso New Deal de los pasados años 30, promovido por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt como salida a la crisis mundial de esos años. Si en ese momento ese New Deal buscaba responder a la famosa depresión, hoy el Green Global New Deal (en castellano, Un nuevo acuerdo verde global) pretende atender “la peor crisis financiera y económica que se haya presentado en generaciones”, como lo dice el Pnuma en el documento que anuncia ese nuevo acuerdo (Barbier, 2009).
Naciones Unidas también había orientado sus esfuerzos un año antes a plantear el tema verde en el terreno laboral y produjo en 2008, junto a la la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y la Confederación Sindical Internacional (CSI), el documento Green Jobs: Towards Decent Work in a Sustainable, Low- Carbon World o Empleos verdes: hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de carbono.
En 2010, auspició el Informe sobre la economía de los ecosistemas y la biodiversidad o TEEB (The Economics of Ecosystems and Biodiversity) (1). En 2011 se produce el informe Hacia una economía verde. Guía para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, que reúne los enfoques y principales conclusiones de las informes anteriores junto a la idea de una transición de la economía marrón a la economía verde (2). De este informe se destacan los siguientes propósitos:
1. Contribuir a la reactivación de la economía mundial, a la conservación y creación de empleos y a la protección de los grupos vulnerables.
2. Promover el crecimiento sostenible e incluyente y el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
3. Contribuir a la reducción de la dependencia del carbono y de la degradación de ecosistemas.
Hacerlo, por una parte, mediante incentivos fi scales y reformas políticas que fortalezcan sectores de la economía que el documento llama ‘verdes’; por otra, con reformas en la arquitectura de las políticas internacionales, de las que se espera logren restablecer la salud del sistema financiero, amenazada por el cambio climático, el incremento del precio del petróleo, la disponibilidad de agua y tierras y una crisis generalizada.
Así, se alimentó la Iniciativa para una Economía Verde, promovida, como se dijo, por Naciones Unidas en los últimos años, en colaboración con una amplia gama de asociados y expertos internacionales, que el escritor Edgardo Lander define como un “nuevo marco conceptual en el que se dan en la actualidad los debates, negociaciones y procesos de formulación de políticas de prácticamente todos los organismos multilaterales” (Lander, 2011: 4).
Esa propuesta de paradigma ha provocado una amplia discusión internacional en los círculos ambientales y sociales de cara a la próxima conferencia mundial conocida como Río + 20.
Grupos y organizaciones consideran que con ella se profundizará la crisis sistémica de la humanidad y el planeta, al alimentar la privatización, mercantilización y financiarización de la naturaleza.
Para adentrarse en estos debates, este documento toma como punto de análisis las negociaciones intergubernamentales sobre el clima, porque considera que la propuesta de economía verde adquiere protagonismo con esas negociaciones y porque la prioridad que se ha dado al tema climático en esos escenarios internacionales oculta el signifi cado y trascendencia de una crisis más amplia y significativa, la crisis ambiental y civilizatoria. En las negociaciones se ha avanzado en esquemas de pago por los servicios ambientales como el comercio de emisiones, mecanismos de desarrollo limpio y la más reciente iniciativa conocida como Reducción de emisiones por deforestación y degradación, Redd, fundamentos de la propuesta del Pnuma.
Notas:
(1) “Este estudio, dice el Movimiento Mundial por los Bosques, busca crear una forma, una metodología, para defi nir el valor económico de la biodiversidad. TEEB intenta ‘resolver’ lo que se dice que es solo una ´falla del mercado´, o sea, el tratamiento destructivo hasta entonces dado por el capitalismo de mercado a los ´bienes comunes´ de la naturaleza en función del lucro” (WRM, 2012).
(2) “Durante décadas. dice el Pnuma, para crear riqueza se ha seguido un modelo de ‘economía marrón’ que no abordaba de manera sustancial problemas tales como la marginación social o el agotamiento de los recursos, con lo que todavía estamos lejos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La sostenibilidad sigue siendo un objetivo vital a largo plazo y para alcanzarlo es necesario enverdecer la economía” (PNUMA, 2011: 2).
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