Servindi, 13 de marzo, 2012.- Como un peligro para la biodiversidad y el desarrollo del pueblo indígena Mundurucú (norte de Brasil), calificaron las autoridades brasileñas la reciente compra de más de 23 mil kilómetros cuadrados de una reserva de la citada etnia por la empresa irlandesa Celestial Green Ventures, una de las compañías líderes en el mercado mundial de créditos de carbono.
Esto debido a que la compra, por 120 millones de dólares, deja establecido que la comunidad Mundurucú, que está bajo la jurisdicción del municipio de Jacareacangá en el estado de Pará, permanecerá impedida por los próximos 30 años de realizar actividades, dentro de la zona de interés, como la extracción legal de madera o la cosecha de cultivos agrícolas.
La firma del contrato entre la empresa con sede en Dublín y la Asociación Indígena del municipio de Jacareancangá ha dividido a los indígenas mundurucú ya que según un medio local el mismo no contó con el aval de toda la etnia.
Por este motivo altos funcionarios del gobierno brasileño mostraron su preocupación por el tema.
La presidenta Dilma Rousseff sostuvo que este tipo de negocios puede impedir el desarrollo de la región y abrir caminos de biopiratería.
Cuestionamientos a las cláusulas del contrato
El contrato otorga a Celestial Green Ventures todos los derechos sobre las ganancias obtenidas en créditos de carbono, mecanismo concebido en los noventa para combatir al calentamiento global. Esto significa que los indígenas están impedidos de negociar cualquier crédito de carbono bajo cualquier modalidad.
Celestial Green Ventures tiene 16 proyectos en la amazonía brasileña que suman 200 mil kilómetros cuadrados, casi dos veces la superficie de Portugal.
Otra cláusula cuestionada del contrato es la del libre acceso de la compañía a territorios indígenas, que por ley son autónomos de autorizar o no la entrada de personas ajenas a su comunidad, incluso la del propio ejército brasileño. En adelante los indígenas no podrán desenvolverse dentro de los territorios sin antes hacer las consultas a la empresa irlandesa.
Así como el citado contrato existen registrados treinta más entre comunidades indígenas y empresas europeas dedicadas a la comercialización de créditos de carbono, así lo informó la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai).
El titular de este organismo, Márcio Meira, lamentó que el trabajo de los indígenas que han venido preservando la selva tropical se vea ahora perjudicada con acciones de pillaje y de biopiratería. De igual parecer se mostró la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira.
Meira afirmó para el diario brasileño O Estado de Sao Paulo, medio que tuvo acceso al documento original de compra venta, que “los indios firman muchas veces contratos sin saber lo que están haciendo”.
“Nos prohíben plantíos, esto se decidió en una reunión en el municipio con la empresa, que nos dijo que todo iba a ser bueno para nosotros”, advirtió por otra parte Roberto Cruxi, indígena mundurucú y vicealcalde de Jacareancangá.
El negocio de la empresa asentada en Dublín
Celestian Green Ventures se dedica a la compra de bosques vírgenes, especialmente en las zonas tropicales del planeta, para garantizar su protección, lo que conlleva una serie de créditos en el mercado internacional de gases de efecto invernadero, que a su vez son vendidos a las empresas emisoras de estos gases, lo que les permite continuar con su actividad.
Pero no solo empresas como la de procedencia irlandesa se dedican a la compra de bosques tropicales para luchar contra la deforestación.
Distintas ONG y entidades sin fines de lucro han destinado ingentes fondos para comprar bosques en países como Brasil, la Guyana y Ecuador. De esta forma se ha logrado proteger miles de hectáreas de selva.
Cómo funciona el mercado de créditos de carbono
Lo que se transa en un mercado de créditos de carbono son las reducciones certificadas o no, de emisiones de dióxido de carbono (CO2). De esta forma estados industrializados o empresas emisoras de CO2 financian proyectos de reducción de gases de efecto invernadero en un país en vías de desarrollo, que equivale a las toneladas de gas perjudicial que generan.
Si una compañía emite un millón de toneladas de CO2 puede neutralizar sus emisiones protegiendo un bosque que absorba ese millón de toneladas de dióxido de carbono o bien financiando el desarrollo de energías limpias y eficientes en países pobres.
Es aquí donde entran a tallar nombres de empresas como Celestian Green Ventures con su oferta de créditos de carbono. El contrato firmado con los indígenas de Brasil deja fuera a las comunidades de cualquier tipo de beneficio que se genere por la preservación de la biodiversidad de la Amazonía.
Brasil desde hace unos años se ha convertido en uno de los mayores exportadores mundiales de créditos de carbono (por las extensiones que mantiene en la Amazonía) y el primero en América Latina.
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