Servindi, 23 de julio, 2011.- Compartimos el texto de la ponencia de la abogada Adda Chuecas Cabrera, directora del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), expuesta durante la presentación del anuario El Mundo Indígena 2011 realizada el jueves 21 de julio en la Feria Internacional del Libro.
Chuecas observa que los conflictos sociales manifiestan la debilidad y fragilidad de nuestra democracia y del estado de derecho. Por lo que la estabilidad de la democracia peruana pasa en definitiva por su adaptación a esta realidad pluricultural que se ha venido negando sistemáticamente.
"Nuestra sociedad muestra un modelo de democracia que ha dejado fuera de juego a las instituciones tradicionales de representación y organización indígena basada en nexos de carácter cultural, étnico y social". (Luna et al 2006) (1)
"De no aceptarse esta realidad se seguirá produciendo la inestabilidad política y la irrupción de modelos autoritarios. La exclusión política proviene de una democracia poco inclusiva de la diversidad socio-cultural", prosigue.
La especialista destaca que es urgente disminuir la brecha étnica y la brecha de género que permita construir entre todos un país más inclusivo, solidario y democrático. Para este propósito es esencial el diálogo intercultural.
Concluye señalando que el próximo gobierno "tiene una oportunidad histórica de construir un Perú intercultural, con la participación de costeños, andinos y amazónicos: como el Perú de todas las sangres que soñaba Arguedas".
Presentación "El Mundo Indígena 2011"
Por Adda Chuecas Cabrera
Directora del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP)
Mis cordiales saludos al Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA) institución con la cual el CAAAP tiene cercana relación, por la iniciativa de publicar este anuario El Mundo Indígena 2011. La importancia de publicaciones como ésta es que nos ayuda a tener una mirada global de la situación de los derechos de los pueblos indígenas. En una primera lectura nos damos cuenta que la problemática indígena es similar en la mayoría de países: presión sobre sus territorios tradicionales, exclusión social, fragilidad jurídica, impactos de industrias extractivas, etc.
Esta publicación nos permite conocer el avance de los derechos indígenas en el sistema internacional, la participación de los pueblos indígenas en los distintos foros y en los propios Estados. Pero al mismo tiempo nos permite visibilizar las graves violaciones a los derechos de los pueblos indígenas, en especial a sus derechos territoriales y su participación en la toma de decisiones en los procesos de desarrollo que los involucra directamente. Una situación especial es la de las mujeres, niños y niñas indígenas que continúan siendo los sectores más vulnerables.
En este escenario es importante destacar los cambios ocurridos en el orden jurídico internacional sobre derechos humanos, obligatorio para los Estados, entre los que se encuentra el Convenio Número 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) y la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, por el cual se reconoce su derecho al igual disfrute de los derechos humanos y, al mismo tiempo, a ser colectivos diferentes.
Un factor determinante en estos derechos se basa en la libre determinación de los pueblos, a definir su condición política y perseguir libremente su desarrollo económico, social y cultural. Este derecho es colectivo y a su vez se traduce a varios derechos como son el autogobierno, territorialidad, desarrollo, identidad, consulta y participación. Es necesario destacar que la participación en la toma de decisiones y el derecho al consentimiento libre, previo e informado son elementos fundamentales en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas.
Podemos apreciar que en los distintos países existen serias limitaciones en el avance del reconocimiento de los derechos indígenas. Los diferentes informes recogidos en esta publicación nos demuestran que la presencia de industrias extractivas en las tierras y territorios indígenas constituye una de las mayores amenazas que enfrentan los pueblos indígenas en el mundo. Esto supone desplazamientos, pérdidas de territorios, contaminaciones de los ríos que ponen en riesgo la supervivencia de estos pueblos.
Es importante destacar el estudio definitivo sobre los pueblos indígenas y el derecho a participar en la adopción de decisiones. En el Informe del Mecanismo de Expertos sobre los derechos de los pueblos indígenas del Consejo de Derechos Humanos -en el IV período de sesiones-, se analizan las buenas prácticas en materia de participación de los pueblos indígenas dentro de las instituciones de los propios pueblos, instituciones estatales, parlamentos, entre otros.
Este avance se debe a que los pueblos indígenas en el mundo han obtenido protagonismo en el sistema internacional de derechos humanos; se han colocado como sujetos de derechos y actores sociales y políticos, e inciden para el reconocimiento pleno de sus derechos como pueblos. Sin embargo, persiste una brecha en su implementación de políticas en los propios Estados. Ellos no promueven una participación real y efectiva de los pueblos indígenas en la adopción de decisiones. Las raíces de esta exclusión están en la propia construcción de los Estados Nación, efectuadas a espaldas de los pueblos y culturas originarias.
El caso peruano
Para comprender la actual situación de los pueblos indígenas en el país, quisiera recordar el papel del Estado en relación a los pueblos indígenas desde el siglo XIX. Esto es fundamental para entender los procesos actuales en que se enmarca esta relación que significó el despojo de sus tierras y el que fueran considerados como “razas inferiores”, negándoles derechos ciudadanos fundamentales. El resultado no solo fue la extrema desigualdad, sino la subordinación persistente hasta la actualidad.
A inicios del siglo XX se comienzan a reconocer derechos de pueblos indígenas relacionados con la seguridad jurídica a la propiedad comunal. Este hecho es significativo porque coloca en el escenario político de la época, un tema de permanente preocupación de los pueblos indígenas y que hasta la actualidad constituye un tema central en las demandas de los pueblos indígenas.
En el país existe una legislación indígena dispersa, que expresa la falta de planificación y coordinación estatal sobre la materia. La ausencia de una institucionalidad estatal en materia indígena ha sido motivo para que la CEACR de la OIT reitere recomendaciones al Estado para que cumpla con esta institucionalidad.
En el caso peruano, podemos afirmar que no hay experiencia que cumpla con lo establecido por el artículo 2 y 33 del Convenio 169 de la OIT; solo tenemos avances aislados, impulsados en gran parte, por las demandas y reivindicaciones sociales. Es positivo el hecho de que los pueblos indígenas afirman la institucionalidad estatal indígena, expresada en diversos informes alternativos de cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, en los que reclaman una actuación coordinada y sistemática que les garantice otros derechos como el territorio, desarrollo, la consulta y la participación.
Los actuales conflictos sociales, muchos de ellos en zonas rurales, manifiestan la debilidad y fragilidad de nuestra democracia y del estado de derecho. La estabilidad de la democracia peruana pasa en definitiva por su adaptación a esta realidad pluricultural que se ha venido negando sistemáticamente. De no aceptarse esta realidad se seguirá produciendo la inestabilidad política y la irrupción de modelos autoritarios. La exclusión política proviene de una democracia poco inclusiva de la diversidad socio-cultural. Nuestra sociedad muestra un modelo de democracia que ha dejado fuera de juego a las instituciones tradicionales de representación y organización indígena basada en nexos de carácter cultural, étnico y social (Luna et al 2006) (1)
Los mecanismos actuales de la democracia no han sido capaces de representar o dar espacios de manifestación a los diversos y diferentes actores sociales: costeños, andino y amazónicos. El espacio público es restringido sólo a un grupo pequeño que decide el rumbo del país. Así, una tarea fundamental es generar un proceso de concientización, de reconocimiento del otro cultural: un reconocer al otro en la diferencia.
Nelson Manrique (2) sostiene que construir la democracia en el país, supone encarar diferentes formas de representación. La propuesta oficial de imponer la homogeneidad en torno a la cultura criolla ha fracasado debido a la crisis de esta cultura. El reto actual es plantear nuevos modos de representación que recojan la pluralidad y la diversidad (Manrique 2006).
Reconocer al otro como sujeto y como cultura es realizar el tejido intercultural desde una manera moderna, al estilo latinoamericano. Éste se convierte en un medio para que la modernidad crezca en una compleja articulación de actores sociales con voz pública desde su cultura particular (Luna et al 2006) (3)
Esta propuesta de diálogo y tejido intercultural no niega la propia identidad cultural. No se refiere ni a un patrimonio cultural ni al resultado anterior de la cultura, sino a una cultura viva, a una actividad que la ha producido y que la asume sobrepasándola. La interculturalidad supone el encuentro de las propias identidades culturales.
Finalmente, la importancia de esta publicación se manifiesta en dar a conocer una realidad que para muchos peruanos no existe, solo existe en un pequeño círculo de especialistas y líderes e intelectuales indígenas. Una realidad que estamos llamados a transformar ¿cómo hacerlo? Creemos que a través del diálogo intercultural, del respeto al otro: Se debe buscar que, en la práctica, el grado de ejercicio real de los derechos ciudadanos sea igual para todos los peruanos y peruanas. Es urgente disminuir la brecha étnica y la brecha de género que permita construir entre todos un país más inclusivo, solidario y democrático. Creemos que el próximo gobierno -que se inicia la próxima semana- tiene una oportunidad histórica de construir un Perú intercultural, con la participación de costeños, andinos y amazónicos: como el Perú de todas las sangres que soñaba Arguedas.
Notas:
(1) Luna, Fabiola et al 2006. Interculturalidad y Pueblos Indígenas. Documento interno. Lima: CAAAP.
(2) Manrique, Nelson 2006. “Democracia y Nación. La Promesa Pendiente” en: La Democracia en el Perú: Proceso Histórico y Agenda Pendiente. Lima: PNUD.
(3) Op. Cit.
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