Por Miguel Ferré Trenzano*
21 de junio, 2011.- Los pueblos indígenas de la Amazonía tienen una profunda preocupación en cuatro macroproblemas: 1) Ordenamiento territorial, 2) Gestión medioambiental, 3) Participación, y 4) Desarrollo integral. Cada uno de estos macroproblemas cuentan con subproblemas y la solución de los mismos pasa por dos etapas.
Una primera etapa es el diagnóstico del statu quo de esos problemas para encontrar sus soluciones y otra segunda etapa es la necesidad de ensayar algún modelo económico que permita a los pueblos indígenas salir de su desventaja en comparación con el resto de la sociedad peruana.
En el ámbito del ordenamiento territorial, un sub-problema es la importancia de terminar con la titulación de todos los territorios indígenas. Además, la atención y solución de las propuestas territoriales para pueblos indígenas en aislamiento, así como la solución a las solicitudes de ampliación territorial, etc.
En el tema de la gestión medioambiental, un punto clave son los estudios de impacto ambiental (EIA). Los pueblos exigen que se hagan con la participación de las comunidades y que los órganos para su evaluación y fiscalización sean transparentes y eficientes. Asimismo, exigen acciones contundentes para frenar la tala ilegal de la madera y la minería informal.
En el rubro de la participación, los indígenas esperan la aprobación de la Ley del Derecho a la Consulta. En cuanto al desarrollo integral, es necesario garantizar el derecho de los pueblos a beneficiarse del aprovechamiento de sus recursos naturales. La repartición del canon debe ser justa y equitativa. Asimismo, se debe fortalecer la institucionalidad y representatividad indígena, así como crear programas especiales de formación académica.
Una vez hecho el diagnóstico del estado actual de la problemática y encaminadas sus posibles soluciones, se debe ensayar un mecanismo de desarrollo económico. Aquí es necesario tener como ejemplo los distintos casos exitosos, ya existentes, entre empresas privadas y comunidades nativas. Tenemos en promedio 13 millones de hectáreas de bosques y territorios que pertenecen a los pueblos indígenas y ahí no solo hay oro, petróleo y gas, sino también turismo, recursos forestales, valores culturales y energía. Lo ideal es que, siguiendo la línea del empoderamiento, sean ellos mismos los que promuevan y soliciten actividades empresariales en sus espacios. Para que esto suceda es necesario tender puentes. ¿Cómo afrontar entonces sus enormes vacíos en salud, educación, alimentación infraestructura?
En todo esto, el sector privado como institución no debe estar ausente, pues proyectos gasíferos, mineros y petroleros se encuentran en territorios ancestrales de varios pueblos indígenas. Asimismo, el nuevo Gobierno debe tener cuidado con ideologizar el tema. Existen posturas y defensores que, en vez de ser promotores de cambios responsables, predican una visión estancada de la realidad.
Finalmente, de la alianza Estado-empresas y pueblos indígenas, y del futuro conjunto que pueda vislumbrar, depende mucho la garantía de las inversiones y el crecimiento social en el país.
(*): Director del PAD- Escuela de Dirección - U.Piura.
Publicado en diario Gestión
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