Alejandro Toledo | Ollanta Humala |
Por Linda Lema Tucker
8 de abril, 2011.- El debate presidencial del domingo 3 abril permitió ver en las pantallas de la televisión cómo los empresarios cerraron filas con los candidatos de la derecha. Al concluir el evento vimos cómo los programas pugnaban por brindar cobertura a Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo, Keiko Fujimori y Luis Castañeda, y en el caso de PPK -el candidato peruano-norteamericano- se esforzaron en dorar su imagen.
Sin embargo, dejaron de lado al candidato de Gana Perú, Ollanta Humala, a quien las encuestas dan como ganador en los comicios del próximo 10 de abril. Y cuando al final de la noche el candidato de Gana Perú fue entrevistado por el canal propiedad del Grupo Plural, formado por los diarios El Comercio y La República , dos conductores se dedicaron a criticarlo interrumpiéndolo cada vez que se les antojaba.
Realmente, insólito. ¡Esto solo ocurre en el Perú! Dos jóvenes jugando el triste papel de representar cada día mejor los intereses de los grupos de poder. ¿Qué hubiera ocurrido entonces si Ollanta Humala se hubiera dedicado a responder las preguntas de sus contrincantes? Humala actuó con cautela y sensatez, de lo contrario “los cuatro jinetes neoliberales” hubieran consumado su estrategia de liquidar al candidato que enarbola el proyecto de cambio y el rescate la dignidad y soberanía nacional. La consigna había sido “demoler Ollanta” porque es un peligro para el sistema que beneficia a unos cuantos y deja a millones de peruanos en la pobreza y la marginalidad.
Entre los candidatos, Alejandro Toledo fue el más atacó a Ollanta Humala en su intento de llegar a la segunda vuelta en momentos que sufre una acelerada pérdida de apoyo electoral. Lo llamó “Comandante Humala”, le preguntó por su plan y la nacionalización de los sectores productivos y la estabilidad financiera. Toledo gobernó el país entre 2001 y 2006, fue un candidato que en esos años encandiló a los peruanos y peruanas en la Marcha de los Cuatro Suyos e hizo soñar diciendo que era la alternativa del cambio.
El domingo, vimos a otro Toledo que con odio de clase atacó en más de una oportunidad a Humala al intentar presentarlo como un político que falsea la realidad, que es un mentiroso y tiene dos discursos. Toledo hizo referencia entonces a que los peruanos tienen dos opciones el próximo domingo: “Seguir paso a paso al país que más crece en América Latina o seguir el ejemplo de Venezuela, Bolivia o Nicaragua, donde hay conflicto social”.
¿Quién falsea la realidad? Recordemos: Toledo en el año 2000 usó el orgullo étnico como tema central de su campaña electoral y se hizo llamar Pachakutec. El 29 de julio del 2001, junto a otros presidentes de los países andinos firmó la Declaración de Machu Picchu, un documento que prometía la defensa de los derechos indígenas en el espíritu del Convenio 169 de la OIT y en las alturas del santuario histórico el presidente electo expuso: “Llegó el momento de recuperar el derecho de los pueblos andinos, de los pueblos indígenas a que se respete su idioma, su cultura, su comida, su tradición, su religión. No cesaré cada minuto de mi gobierno para que estos hechos se cumplan” (Diario El Peruano, 30 de julio de 2001, pág. 3). Sin embargo, cuando estuvo en el poder Toledo traicionó los sueños de los pueblos indígenas perdiéndose una oportunidad histórica para emprender cambios significativos en el país.
Toledo despertó grandes ilusiones en las organizaciones indígenas quienes creyeron ver al mandatario con rasgos andinos como el presidente que reivindicaría sus derechos. En su gobierno los trajes y los discursos indígenas se hicieron prolíferos y sirvieron de pretexto para preparar en secretos salones la legislación que beneficiaría a los consorcios multinacionales interesados en la extracción de los recursos naturales, como ha sido el caso del gas del proyecto de Camisea, proyecto emblemático para ese gobierno pero al final de cuentas un proyecto controversial pues enfrenta los intereses nacionales con los privados. Un proyecto que violó sistemáticamente los derechos indígenas de las comunidades nativas y de pueblos en aislamiento voluntario que habitan en la Reserva Territorial Kugapakori, Nahua, Nanti, cuyas vidas y medio ambiente no fueron protegidos.
Podríamos preguntar: ¿Por qué razón se exterminó la vida de miles de indígenas del Urubamba? ¿Por qué se dañaron bosques vírgenes y se destruyeron los ríos, la flora, fauna y biodiversidad amazónica para beneficiar a consorcios extranjeros en su ambición de explotar y exportar nuestras riquezas? ¿Es que la derecha intenta confundir nuevamente al pueblo peruano cuando fue Toledo quien cambió las leyes con normas de menor jerarquía para beneficiar a consorcios entregando el gas indígena de Camisea para su exportación dejando en el abandono el mercado y soberanía nacional?
Con qué valía moral cuestiona las propuestas de Ollanta Humala que sostiene renegociar lesivas concesiones entregadas a estas grandes empresas que se hacen millonarias a costa del arrasamiento de los recursos naturales y el exterminio de nuestras poblaciones indígenas y ataca la propuesta de reformular el crecimiento económico para apoyarse en la industrialización y en la generación de la tecnología nacional.
Muchos peruanos en el año 2000 luchamos en las calles y escribimos sendos artículos y panfletos para alcanzar la democracia y la justicia social en el Perú. Días azarosos llenos de peleas y batallas, al final desmontamos una de las dictaduras más feroces conocidas en la historia del país. Fui convocada por el Despacho Presidencial para ocupar el cargo de consejera teniendo a mi cargo la Oficina de Pueblos Indígenas donde trabajé incansablemente para hacer realidad el sueño indígena, desde donde se propusieron políticas de Estado de la “Agenda Indígena” que el gobierno de Toledo – Kuczynski que ignoró.
Este testimonio apretado se propone develar la confusión que la derecha intenta perpetuar contra el candidato Humala. Lo hago para que los pobres del Perú no continúen creyendo en personajes que con rostro andino encarnan los intereses extranjeros en el país. ¡Que me desmientan los dirigentes indígenas! Porque como refiere Raúl Wiener: “Es verdad que con Toledo hubo actos de corrupción y escándalos. Pero lo peor fue robarle al país la esperanza de cambiar. Hace diez años Toledo aseguraba que él se las jugaba, hoy pide a los peruanos que no se las jueguen. Esa corrupción del alma nos impide salir de lodazal” (La Primera , 3 de abril del 2011).
Hace pocos días, murió en pobreza absoluta uno de los más destacados líderes ashaninka, don Miqueas Mishari, fundador de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) que hizo de su vida un luminoso bastión de lucha y que por consiguiente las comunidades de Selva Central alcanzaron la titulación territorial. En el sepelio junto a su esposa doña Martha y su nieta Janina prometí entre sollozos que escribiría el presente artículo como un homenaje a su vida grande, esa vida llena de esfuerzos y de sueños para incluir a los pueblos y comunidades nativas al Perú oficial. Esa noche, altos dirigentes indígenas e intelectuales rodeamos con amor y gratitud a don Miqueas Mishari, que ahora sí descansa eternamente en paz.
No más muertos, no más crímenes sobre pueblos que indignados rechazan al plan neoliberal impuesto por Fujimori, Toledo y Kuczynski. La Amazonía espera un presidente a la altura de sus luchas. Yo votaré por Ollanta Humala. Yo votaré por Ollanta Humala.
Lima, 5 de abril de 2011
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