Adital.- Detenciones, hambre y muerte mantienen a la comunidad de Passo Piraju, en Porto Cambira, Estado de Mato Grosso do Sul, arrinconada y atemorizada. Además, ellos están siendo perjudicados por la forma en que la situación es abordada por los diarios de la región. Muchos indígenas dejaron la aldea, cansados de las amenazas constantes y después de haber sido discriminados por los habitantes de la ciudad.
Según el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), en la mañana del día 11 de octubre, Plácida de Oliveira y Teresa Murilha fueron a Paso Piraju, en el Municipio de Dourados, para pedir asistencia jurídica a la Funai (Fundación Nacional del Indio) para tratar de conseguir el auxilio por reclusión - beneficio concedido a los dependientes de personas presas que no reciben ninguna remuneración de la Previsión Social.
Los esposos de ambas y otros siete indígenas Kaiowá Guaraní, de Passo Piraju, fueron detenidos en forma arbitraria, el último día 04 de abril, después de su reacción por un ataque producido sobre la comunidad por policías vestidos de civil, el día 1° de abril, sin un mandado judicial.
El hecho ocurrió, a pesar de que en febrero de este año, un grupo de trabajo de Seguridad Pública, compuesto por representantes de los órganos de Seguridad Pública del Estado, Funai, Funasa (Fundación Nacional de Salud), Gobierno Municipal de Dourados y del Ministerio Público Federal, decidió que cualquier diligencia policial que tuviese que ser realizada dentro de áreas de conflicto ocupadas por indígenas debería ser acompañada por la Funai, por medio de la Operación Sucuri. La comunidad de Passo Piraju vive en 60 hectáreas y, a pesar de años de reivindicación y violencia, todavía no fue iniciado el proceso de identificación de la tierra.
En ese día en que Teresa y Plácida se trasladaron a la ciudad, fueron entregadas las canastas básicas del programa de combate al hambre. Como solamente los beneficiarios pueden recibir la canasta básica, mediante la firma de un recibo, Plácida y Teresa se quedaron sin los víveres distribuidos. Conociendo la necesidad por la que pasan las dos, la comunidad pidió a los agentes del gobierno que entregasen los alimentos o que esperasen su llegada. Sin embargo, los fiscales de la Justicia Electoral que acompañan la distribución durante el período electoral impidieron la entrega. "Parecía una situación absurda para todos dejar a aquellas dos mujeres sin nada que comer. Pero así está escrito en la ley, esas son las normas para evitar desvío, campaña electoral o compra de voto", denuncia el CIMI.
Las dos mujeres se desesperaron cuando volvieron de la ciudad y recibieron la noticia de que durante su ausencia habían sido distribuidas las canastas básicas. El CIMI enfatiza que la situación está muy difícil en Passo Piraju. Las personas que compraban el excedente asignado a la comunidad ya no frecuentan más la aldea. Sin dinero, no hay como comprar los productos de higiene básica que no constituyen la cesta básica.
Sin hombres en la aldea para hacer arreglos y restauraciones, las chozas que se están deshaciendo debido a las fuertes lluvias no son nuevamente restauradas, por lo menos un tercio de las mismas están en el suelo. Plácida, una señora con alrededor de 50 años, pero acostumbrada a tanto sufrimiento, se resignó con la situación. Teresa, una joven de 22 años, madre de cuatro hijos, el más grande de siete y la más chica de seis meses, no pudo. Con la noticia, Teresa se quedó sin saber qué hacer. Pidió consejo a los más ancianos. Los consejos llegaron, pero no iluminaron un horizonte. Sin tener nada para dar de comer a los hijos, con una choza sin cobertura, le dijo a doña Plácida que había tomado la decisión de irse. Doña Plácida le pidió que se quedase, pero la joven ya había tomado su decisión.
En la mañana del último viernes, el hijo más grande de Teresa corrió por la comunidad pidiendo auxilio. Teresa fue encontrada por sus parientes dentro de lo que quedaba de su choza, con los pies a poco más de un metro del suelo, colgando del cuello en una cuerda atada a la madera que sostenía un techo casi inexistente.
Según el informe "La violencia contra los pueblos indígenas en Brasil", entre los años 2003 y 2005, en el Estado de Mato Grosso do Sul, 68 personas del pueblo Guaraní Kaiowá recurrieron al suicidio. La principal causa señalada para estas muertes es la falta de tierra. Según los estudios de la Fundación Nacional del Indio, todavía existen más de 100 tierras tradicionales Guaraní Kaiowá esperando el comienzo del proceso de demarcación.
Traducción: Daniel Barrantes - [email protected]
Fuente: Agencia de información Fray Tito para América Latina, ADITALÂ
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