Bajo campañas gubernamentales contra la pobreza, corporaciones de comestibles y actores del agronegocio testean nuevas formulaciones que terminan siendo productos ultraprocesados de supermercados, y que antes de dicho proceso, pasaron por una serie de fumigaciones que ponen en riesgo la salud de la población peruana.
Por Melissa Rubio*
Servindi, 3 de agosto, 2022.- La Unión Europea (UE) ha desarrollado una propuesta de controles adicionales a los productos orgánicos importados de terceros países, determinando que se tome una muestra representativa de cada envío con la finalidad de detectar la presencia o ausencia de residuos de plaguicidas por un laboratorio acreditado.
Frente a este panorama, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) anunció que, intensificará las auditorías de supervisión a los organismos de certificación de productos orgánicos registrados y autorizados, con la finalidad de verificar los procesos de control y certificación de envíos.
Entre los productos orgánicos que estarán sujetos a estos controles adicionales por la Unión Europea, se encuentran: las paltas, plátanos, granos de cacao, limas y mango.
Sin embargo, tres especialistas del agro y capacitadores de agricultores en la costa, sierra y selva coincidieron en que la venta de plaguicidas va en aumento en sus regiones: San Martín, Ayacucho y Piura. Así como también consideran a la agroecología como la solución para evitar infectar a los productos con tóxicos que afectan a la salud del consumidor final, así como a los agricultores que se exponen directamente a los agroquímicos.
Piura: venta excesiva de agroquímicos
La consultora independiente, Luz María Gallo Ruíz, manifiesta que en Piura existe venta excesiva de agroquímicos. “Es más fácil para los arroceros, maiceros, bananeros y mangueros utilizarlos para obtener sus cultivos, a pesar de que los precios siguen aumentando. Se han acostumbrado a las cosas fáciles”, añadió.
En el 2019, la UE estableció límites a los niveles de cadmio en el chocolate, lo que puso en alerta a los cacaoteros piuranos que exportaban, pues fue por esa época que se encontró cadmio en su producción y con ello fueron vetados para la exportación.
Consultora Luz María Gallo Ruiz
Al ser Piura una zona que se ha enfocado en la producción para la certificación de cacao orgánico y de comercio justo, existen en la actualidad varios programas de capacitación para las familias que se dedican exclusivamente a este nicho de la agricultura orgánica.
De acuerdo con sus declaraciones, "existe un trabajo importante con los cacaoteros piuranos orientado al proceso de transformación del grano (hasta convertirse en chocolate artesanal). Estas acciones exigen que el agricultor esté capacitado en podar, ralear sus plantaciones y abonar la tierra”.
“Si lo anterior se hace correctamente, la cosecha será exitosa. Y si, durante todo el proceso, la tierra fue tratada oportunamente, las cosechas serán sostenibles y la tierra no sólo dará frutos por temporadas" prosigue Gallo Ruiz.
Agrega que “la agricultura orgánica no es una sustitución de insumos. No es cambiar la utilización del glifosato por un preparado orgánico o “bocachi”. No se trata solo de cambiar el uso urea por el compost”.
Ayacucho: las enfermedades de los cultivos son cada vez más resistentes
Pese a que Ayacucho fue declarada región libre de agrotóxicos en el año 2016, no fue acción suficiente para que los agricultores se detengan en la compra de pesticidas vencidos, fraudulentos y paren su uso intensivo en sus cultivos.
Se estima que el 30% de la inversión económica que realizan los agricultores de Ayacucho van destinados hacia la compra de agrotóxicos. Los agricultores pequeños normalmente se quedan endeudados, de acuerdo al modelo establecido desde siempre, donde las grandes trasnacionales eternamente son las beneficiadas
Desde Ayacucho, el coordinador del Programa de Desarrollo Territorial Indígena y Cambio Climático en CHIRAPAQ (Centro de Culturas Indígenas del Perú), Pedro Rivera (también agricultor y criador de ganado en la provincia de Víctor Fajardo), asegura que, en Ayacucho, la venta de bioestimulantes para que la siembra se desarrolle “pareja y de buen color” va en aumento, sobre todo para los cultivos de papa que se consumen especialmente en Lima.
Pedro Rivera Zea. Fuente de la imagen: Correo
“Les cambian de etiqueta a los productos vencidos y los siguen vendiendo con normalidad. En Chontaca y Acocro, zonas paperas, se expenden agrotóxicos de manera libre”, asegura el especialista ayacuchano.
También es posible encontrar en estos comercios, el expendio de “gallinaza” (excremento de gallinas) que llega desde Chincha e Ica; y a pesar de estar prohibida su venta, es posible encontrar sacos de guano de islas, el mismo que se supone que está subvencionado por el estado.
De Ayacucho para el mundo ¿Y la Certificación Orgánica?
Ayacucho se ha convertido en una zona productora de quinua de exportación, pero a la vez, sigue siendo zona de cultivo de maíz para consumo interno.
La quinua que se exporta a Europa desde Ayacucho cuenta con certificación orgánica, evaluación hecha por terceros. Al respecto, Rivera indica que, en la producción de quinua hacia el exterior, se utiliza el fosfato diamónico (FDA), que es un fertilizante sintético, por lo que “es sorprendente que a pesar de que la quinua se vaya al extranjero con certificación orgánica y nunca se hayan encontrado trazas de este agroquímico”.
Rivera señala que en Chincheros no se utilizan agroquímicos para el cultivo de maíz. Sin embargo, para cultivar papa (en campos comerciales), “por lo menos les lanzan ocho fumigaciones de agrotóxicos para que las plantas se desarrollen”. La realidad es que cada vez hay que aumentar la cantidad de agrotóxicos, pues las enfermedades en cultivos son cada vez más resistentes”, argumenta.
Agua contaminada
Es preciso que, en Ayacucho, se realicen trabajos de investigación para determinar cuántos y cuáles han sido los casos médicos reportados en las unidades de atención hospitalaria por exposición a agrotóxicos, sobre todo por nuestros agricultores, quienes tienen contacto directo.
Es evidente que existe temor en la población por hacer este tipo de estudios debido a las consecuencias que traería consigo sacar a la luz ciertas situaciones comprometedoras de parte de las grandes empresas en el agronegocio.
“En Ayacucho consumimos hortalizas que producimos aquí mismo. De acuerdo con una tesis de la universidad de Huamanga, hay trazas de metales pesados en lechugas, coliflores, apios, poros, perejiles y culantros. La trazabilidad de estas hortalizas es desconocida, no hay un seguimiento”, acota Rivera.
San Martín: alarmante contaminación de agua y suelos
La topografía del departamento de San Martín es muy accidentada. Su terreno va desde los 250 metros hasta los 5 mil metros sobre el nivel del mar. Hay pocas zonas planas para hacer cultivos convencionales. Tiene una red hidrográfica impresionante y por todo ello es una región mega diversa.
En ese sentido, las trasnacionales más conocidas del agronegocio como Bayer (ex Monsanto), Syngenta, Dupont, etc. han determinado, desde hace muchísimos años atrás, que nuestra selva representa una excelente oportunidad de mercado para fomentar el uso de sus productos agrotóxicos y de paso presionar para lograr carta libre e implementar los monocultivos en el país, situación que no se les ha permitido.
Fuente de la imagen: Agencia Agraria de Noticias
Al respecto, el Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional de San Martín, César Chappa, nos cuenta su experiencia sobre las investigaciones realizadas en torno al cultivo de arroz, donde encontró graves consecuencias relacionadas con el nivel de toxicidad en las semillas, contaminación de agua y suelos por el uso excesivo de plaguicidas.
Ingeniero Cesar Chappa
En su calidad de docente e investigador, César Chappa comenta que hace unos años realizó un estudio para calcular el uso de plaguicidas en dos cosechas de arroz bajo riego. El estudio abarcó el análisis en 44 mil hectáreas de terreno. El resultado arrojó cifras alarmantes:
Por año se utilizaron en los cultivos de arroz:
· 220 mil kilos de herbicidas.
· 176 mil kilos de fungicidas.
· 177 mil kilos de insectidas.
· 17,600 kilos de fertilizante nitrogenado (úrea).
El estudio también reveló que se utilizaron 8,800 kilos de fertilizantes fosfatados y 8,800 kilos fertilizantes potásicos en una misma siembra.
Por todo lo anterior, la cantidad de agua utilizada en este sistema de arroz fue de más de 2 mil millones de litros cúbicos de agua que a su vez, fue infectada por plaguicidas en solo un año.
Testimonios por uso de glifosato
“En campo, se pueden aplicar gran cantidad de herbicidas al mismo tiempo y al cultivo no le hace daño. Entonces el agricultor, aplica más producto, vende más, gana más, pero contamina más. Ahí radica el gran negocio del glifosato (herbicida), el más vendido del mundo”, declara el ingeniero agrónomo.
Sucede mucho que nuestros agricultores, al ignorar del alto riesgo que corren por no utilizar implementos de seguridad mientras fumigan sus campos, cuando se sienten contaminados, toman leche, que es una forma casera que han encontrado para aliviarse.
“Cuando los agricultores sienten mareos no van a atenderse al hospital o posta médica, sin embargo, cuando ya están vomitando, recién van a atenderse en Tarapoto”, señala Chappa.
La gran contradicción que confunde a los agricultores
Algunos agricultores han sido sensibilizados respecto a la agricultura orgánica, pero cuando hay campañas donde se ofrecen préstamos económicos para -agilizar- o adelantar las cosechas, “pues los toman”.
“Funciona la agricultura orgánica cuando hay asesoría de ONG y otros grupos, pero apenas, aparecen ciertos programas públicos y se ofrecen préstamos del sector, se está fomentando el uso de agroquímicos, que en algunos casos ya vienen dirigidos para que facturen a ciertas marcas”, complementó.
Las marcas comerciales
“Las marcas comerciales de agrotóxicos (pesticidas, plaguicidas, fungicidas, etc.) son más caras para nuestros agricultores en Ayacucho. Entre ellas figuran: Bayer, Syngenta, Silvestre, etc.
Asimismo, existen otras marcas “desconocidas” de agroquímicos a la venta, “pero si uno revisa el producto, todos son procedentes de China. Los principios activos son los mismos. Al final son los mismos grandes monopolios que manipulan todo el sector”, opina Rivera.
Fuente de la imagen: Leisa
Conclusión
Sin duda alguna, los centros de venta de agrotóxicos están en aumento. Los agricultores compran productos baratos o cercanos a su fecha de vencimiento o prohibidos. No hay un trabajo de fiscalización y el SENASA casi no se hace presente en provincias.
Junto a los gobiernos, que a veces ceden por incapacidad estructural o interés económico, el agronegocio y la industria de los comestibles ven en el mapa regional del hambre un mercado sin techo aparente. Por demás de redituable, por cierto. Colocan mezclas baratas y experimentos de ocasión. Se escudan en el presunto combate a la desnutrición. Pero son socios: agro, industria y Estados, dueños de un negocio que todo indica, seguirá engordando.
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*Melissa Rubio es periodista con más de diez años de experiencia en Comunicación Corporativa. Asimismo, no pierde de vista sus intereses respecto a la salud de la población, la ecología y trata de mantenerme activa en ese aspecto, ya sea creando artículos o participando como voluntaria en eventos proconservación de la biodiversidad. Colabora con Servindi.
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