Con la pandemia, cientos de jóvenes retornaron a sus comunidades de origen. Es el caso de Elizabeth, quien se enfrentó a los retos de la educación a distancia desde Ccorimarca, Cusco.
Educación con brechas: Elizabeth busca señal de internet en lo alto de un cerro
Por Lucero Ascarza
Wayka, 17 de julio, 2020.- Hay días en que Elizabeth sube a lo alto de un cerro en busca de una señal de internet para su celular y enviar su tarea del instituto. Hace una recarga de saldo a su teléfono y luego camina 30 minutos por una pendiente para comunicarse con un compañero de estudio que está en la ciudad. Él será quien la ayude a enviar su trabajo. Elizabeth vive en la comunidad campesina de Ccorimarca, a poco más de una hora de la ciudad de Cusco. Allí no hay internet. La señal llega de algún operador telefónico, cuando hay suerte.
Esta ha sido la rutina desde las primeras semanas de la cuarentena para la joven cusqueña de 21 años, quien estudia la carrera de Administración hotelera. Cuando se prolongó la emergencia tuvo que tomar la decisión de congelar sus estudios.
Al partir de Cusco, Elizabeth dejó allí la mayoría de sus libros y cuadernos. Se vio obligada a poner en pausa sus estudios. No tenía cómo repasar o practicar los contenidos de sus cursos. “Me desesperó. El tiempo se alargaba más y yo estaba sin estudiar”, relata.
Nadie esperaba que la cuarentena dure más de cien días, menos Elizabeth. Ahora ella se encuentra más tranquila, y tiene la esperanza de volver a estudiar en setiembre. Después de todo, cumplir con sus cursos sin tener una computadora o señal de internet era difícil, aunque no imposible.
“Mi comunidad es chica, no hay cabinas de internet. Me iba al cerro y ahí enviaba las tareas. Nos daban cierto tiempo para avanzar, entonces hasta ese tiempo lo hacía y de ahí volvía a subir y llevar. Ahora han aumentado un poco la señal, pero antes tenía que irme hasta arriba”, cuenta. Una de las cosas que recuerda son las carreras que debía hacer para llegar en menos de 15 minutos a la parte más alta del cerro.
Foto: Amantaní
Foto: Amantaní
Foto: Amantaní
El regreso al campo
Para los estudiantes que viven lejos de su hogar, como Elizabeth, la cuarentena significó un retorno forzado. En su caso un regreso al campo y a la chacra, donde trabaja con sus padres.
Es la última de cinco hermanos y la única que vive con sus padres, además de un tío abuelo y una prima que los visita ocasionalmente. Cada mañana cocinan y salen a la chacra llevándose el almuerzo. Sus días pasan rápido, pero son diferentes. “Ahí sacamos las hojas del maíz casi todo el día, y en la tarde lo cargamos en caballo. Ahora generalmente los productos que cosechamos son para compartir con nuestros visitantes o para nuestro consumo”.
“Me desesperó. El tiempo se alargaba más y yo estaba sin estudiar”.
Elizabeth, estudiante cusqueña de 21 años.
Al 15 de julio y a 123 días de emergencia sanitaria, la Dirección Regional de Salud (Diresa) de Cusco registra 4 mil 369 casos confirmados de COVID-19. En Ccorimarca no se conocen casos de contagio. En el distrito de Ccorca, las comunidades colocaron tranqueras para impedir el tránsito. Nadie podía entrar, tampoco salir. Eso los mantuvo protegidos de contraer el virus, pero perjudicó una de sus principales actividades de subsistencia: el comercio de productos agrícolas.
“No podían llevar sus productos a vender (sus padres y vecinos), lo que hicieron es dejar la cosecha para esta temporada. Pero a veces, entre los que ya habían sacado sus verduras, nosotros comprábamos. Si no hemos plantado lechuga, íbamos donde un vecino y hacíamos intercambio también”.
Foto: Amantaní
Elizabeth se siente afortunada, a pesar de las dificultades. “Creo que la mayoría en Ccorimarca pasó problemas económicos, pero acá en el campo al menos tienes papa, maíz, olluco para alimentarte. No es como la ciudad que todo es tienda”, cuenta.
Distancias que alejan
Elizabeth habla como cantando y siempre parece que está a punto de reír. Aun así, ella dice que la situación de emergencia nacional afectó su habitual buen humor. “Yo pensé ‘debe ser algo temporal, seguro voy a volver’. Pero al final las cosas se alargaron, la pandemia también creció y entonces ya no fue normal”.
En Cusco, Elizabeth estudia en el Instituto KHIPU. También participa en un proyecto de la asociación Amantaní, que le otorgó una beca para cursar estudios superiores. Ella además realiza cursos con jóvenes entre 16 y 25 años, junto a sus padres, para promover que se conviertan en líderes en sus comunidades.
Ese contacto con gente de su edad es una de las cosas que Elizabeth extraña en estos últimos meses. “Mis contemporáneos no hay (en Ccorimarca), algunos ya tienen su familia o están viviendo fuera y ya no vienen». En Cusco, Elizabeth podía conversar y pasar el tiempo con los chicos de Amantani o con sus compañeros de curso. Ahora sola la rodean adultos y un pequeño perro de color blanco y negro que acompaña sus travesías.
Foto: Amantaní
En sus ratos libres, se dedica a leer. Ahora repasa un libro que le prestó Tania, una de sus tutoras de Amantani. Trata sobre plantas medicinales, y le ha servido para reconocer algunas plantas y aprender para qué sirven. Pero lo que más le gusta es subir al cerro, y ver las comunidades desde lo alto. “Es como mirar al horizonte”, dice Elizabeth. Desde ahí, contempla sus alrededores y piensa en el futuro. Aún está en el tercer ciclo de estudios, pero ya tiene planes de trabajar en un hotel y también de hacer guías turísticas.
“Pensaba abrir turismo vivencial en mi comunidad, porque hay ruinas y no van turistas ahí. En Ccorca también hay pinturas rupestres, pero no está publicado, quiero promover eso”. Le ha pedido a su madre que le enseñe a tejer chalinas y chompas para luego -cuando se pueda- venderlas a los turistas.
La cuarentena terminó a inicios de julio, pero la deseada normalidad se hace esperar. Para Elizabeth, como otros jóvenes de su edad, eso significa volver a salir de sus comunidades. Pero también volver a encontrarse con sus docentes. Ella sabe que solo será una despedida corta, pues todos sus planes la llevan de retorno a su hogar, el campo.
----
Fuente: Wayka: https://wayka.pe/educacion-con-brechas:-elizabeth-busca-senal-de-internet-en-lo-alto-de-un-cerro/
Te puede interesar:
Clases virtuales: un gran desafío para comunidades nativas del #Manu → https://t.co/h7VC9lDR67
La disposición del gobierno de implementar la educación a distancia representa un gran desafío en comunidades nativas, donde no se cuenta con las nuevas tecnologías de la comunicación. pic.twitter.com/C9NW1nAqjZ— Servindi (@Servindi) April 9, 2020
Añadir nuevo comentario