El país asiático se ha convertido en el principal productor mundial de yaba, una droga sintética que se vende a toda la región en forma de pastillas rojas o rosadas. El estado de Rakhine, territorio del pueblo indígena homónimo, es uno de los centros más importantes del tránsito de drogas y donde el narcotráfico compra las voluntades de los funcionarios y se expande hacia el negocio inmobiliario. La producción de drogas ya tiene un impacto en el aumento de la criminalidad y en el consumo de los más jóvenes. Las autoridades deben intensificar las incautaciones en las rutas y controlar los proyectos inmobiliarios para evitar el lavado de dinero.
Por Kyan Lin*
Debates Indígenas, 15 de mayo, 2022.- Tras el golpe de Estado realizado por las Fuerzas Armadas, la producción de drogas ha crecido vertiginosamente al mismo tiempo que disminuye la cantidad de efectivos que luchan contra el narcotráfico. Gran parte de la producción de drogas se encuentra en el estado Shan, que forma parte del Triángulo de Oro: la zona montañosa donde confluyen Myanmar, Laos y Tailandia, y conviven los pueblos indígenas Shan, Wa, Palaung, Akha y Lahu. La ausencia del Estado de derecho es aprovechada por los narcotraficantes y los empresarios para enviar cargamentos de droga hacia Bangladesh.
Históricamente, el estado de Shan ha sido uno de los depósitos de opio y heroína más importantes del mundo. En las últimas dos décadas, también se ha convertido en uno de los centros internacionales de producción de drogas sintéticas, conocidas como yaba o WY. Paralelamente, el estado de Rakhine se ha transformado en un importante centro de exportación de drogas. Mientras aún sufren los efectos económicos del Covid-19 y el golpe militar, las principales ciudades de Rakhine han visto incrementar los problemas asociados al consumo de drogas y sus efectos en la sociedad.
Drogas incautados en el Estado Shan. Foto: Reuters
Movimiento de drogas dentro del país
El clima y la topografía del estado de Rakhine no son propicios para el cultivo de amapolas, por lo cual el opio, la heroína o el láudano llegan a la región, en gran parte, desde el estado de Shan, donde las condiciones son apropiadas para las plantaciones. Los cargamentos de droga llegan a través de las carreteras y vías fluviales, y deben pasar por múltiples puestos de control de las Fuerzas Armadas y de las Organizaciones Étnicas Armadas. Si bien el narcotráfico soborna a los soldados para atravesar los controles, ocasionalmente se detiene un envío y se arresta a los implicados como una estrategia de relaciones públicas.
El contrabando de drogas a través de las fronteras internacionales también tiene lugar en el estado de Rakhine: la ciudad fronteriza de Maungdaw es el epicentro del tráfico de drogas entre Bangladesh y Myanmar. Han sucedido casos en los que los funcionarios fronterizos detuvieron a las personas implicadas en el contrabando, confiscaron el cargamento y la retuvieron para pedir un rescate. Tras el pago del chantaje, los funcionarios liberan la droga y a las personas detenidas; y los individuos implicados quedan fuera de las listas negras y protegidos durante un tiempo.
El opio, la heroína o el láudano llegan a la región, en gran parte, desde el estado de Shan, donde las condiciones son apropiadas para las plantaciones.
El director de la Fundación Wunlet, Khaing Kaung San, apunta a la complicidad del Estado: "La droga procedente del Alto Myanmar pasa por los pasos fronterizos y llega a Bangladesh, pero luego termina en nuestra región. Esto es una señal de que las autoridades locales están involucradas en el tráfico de drogas y que aceptan sobornos para hacer silencio". El activista agrega que otro punto de entrega de droga son los campos de desplazados internos.
El tráfico de drogas supone un gran reto para el Estado de Myanmar. Como si la situación no fuera grave, uno de los sectores de la sociedad más afectados por el consumo son los estudiantes y los activistas denuncian que la Junta Militar ignora este problema porque al consumir drogas, los jóvenes no se interesan por la política. En las tiendas de nueces de betel, una droga legal muy utilizada en Myanmar, se mezcla este estimulante natural con otras sustancias, como la yaba, para atraer más consumidores.
En el estado de Shan, los pueblos indígenas son parte de la cadena de producción de drogas. Foto: Nikita Bulanin
Narcotráfico, corrupción y negocio inmobiliario
Todos los gobiernos militares de Myanmar afirmaron que eliminarían el narcotráfico. Sin embargo, las Fuerzas Armadas y los señores de la droga se beneficiaron del tráfico de drogas. Aprovechando la corrupción generalizada, se utilizan las ganancias producidas por el negocio para sobornar a los funcionarios. Además, como el budismo considera muy negativos tanto el consumo como la venta de alcohol y drogas, el narcotráfico construye pagodas (templos) y hace donaciones a las órdenes religiosas para limpiar su conciencia.
En Rakhine, el dinero se invierte en inmuebles y terrenos en ciudades como Sittwe, Kyuaktaw, Mrauk Oo, Mrongrbra, Rethedaung, Buithidaung y Maungdaw. La acumulación de tierras por el narcotráfico perjudica el acceso a los más pobres que no pueden comprar un terreno con sus ingresos ni permitirse un alquiler. Recientemente, el Fiscal General del Estado de Rakhine, U Hla Thein, ordenó que más de 400 personas fueran desalojadas de una zona de cementerios en Sittwe. Presuntamente, los terrenos cercanos a donde se encontraban los indigentes fueron comprados por empresarios relacionados con el tráfico de drogas que invierten en el mercado inmobiliario.
El director fundador del Congreso Étnico de Rakhine también advierte sobre el lavado de dinero a través del mercado inmobiliario: "He oído que algunos empresarios, entre bastidores, están invirtiendo en el tráfico de drogas. Por culpa de su codicia, el futuro de la gente tambalea. El blanqueo de dinero también está afectando a nuestra sociedad. Al igual que algunos ricos que están involucrados en este lucrativo negocio, también lo están algunas autoridades".
Pagoda dorada de Law Kar Nandar en Sittwe, la capital del estado Rakhine. Allí, el narcotráfico lava su dinero en el negocio inmobiliario. Foto: Tripadvisor
El fracaso del gobierno para enfrentar la crisis
El exdiputado de Rakhine Tun Win explica que el tráfico de drogas ha aumentado en todos los gobiernos y que su estado es una ruta importante para el comercio: “Rakhine se enfrentó a los conflictos de los grupos armados y la sociedad fue afectada por la crisis del Covid-19 en la que muchos negocios fueron arrastrados. Durante la pandemia, se han perdido dos industrias importantes para la supervivencia del pueblo: una es la industria de los mariscos y otra son los ingresos extranjeros a través del turismo”.
Tun Win sugiere que el narcotráfico crece al mismo tiempo que se hunde la economía formal: “Las drogas se consiguen fácilmente y muchos jóvenes están expuestos a ellas. Los jóvenes que nos rodean consumen la WY, una metanfetamina. Algunos incluso se la inyectan. En Kyauktaw, si quieres comprar pescado y verduras vas al mercado, pero si quieres conseguir drogas puedes recibirlas sin moverte de tu casa. Este es un signo terrible de nuestra sociedad”.
“Las drogas se consiguen fácilmente y muchos jóvenes están expuestos a ellas. Los jóvenes que nos rodean consumen la WY, una metanfetamina. Algunos incluso se la inyectan”, afirma Tun Win.
En el estado de Rakhine, la Liga Unida de Arakan, una fuerza política afiliada al Ejército de Arakan y las Fuerzas Armadas compiten políticamente por el control del territorio. Esta disputa contribuye a que la aplicación de la ley sea limitada, especialmente en lo que se refiere a la lucha contra el narcotráfico. Además, debido a la corrupción imperante, los agentes de la ley que intentan aplicar una política antidroga son escasos en relación con la magnitud del problema.
El exdiputado Tun Win señala que cada gobierno intenta resolver el tráfico de drogas a su manera, pero lo que hacen es cortar solo las puntas de las ramas: “La raíz del problema no se toca. Solo detienen a los consumidores y a los pequeños traficantes. Los señores de la droga que están detrás siguen sin ser tocados. En cuanto se enteran de la noticia de las detenciones, buscan un reemplazo para vender la droga. Para resolver el problema deberíamos crear programas educativos y oportunidades de trabajo para que los jóvenes ganen dinero".
Las pastillas de yaba, rosadas y con las letras WY, se han vuelto muy populares por su bajo costo. Foto: Contrapunto
Consumo de drogas entre menores
Cada vez más jóvenes se involucran en bandas y causan problemas en sus comunidades; incluso han ocurrido violaciones, que se cree están relacionadas al consumo de drogas. Un director de una escuela de Sittwe relata: "Los padres vienen a la escuela para mantener a sus hijos alejados de las drogas. La mayoría de los estudiantes son adictos al WY. No sabemos de dónde provienen, pero una cosa es segura: hay muchas drogas en nuestra comunidad. En los últimos años, se puede encontrar a los narcotraficantes en la calle".
Debido a la adicción, los jóvenes están comenzando a cometer delitos para poder seguir consumiendo. El Departamento de Drogas de Rakhine informa que se habían incautado más de un millón de pastillas de yaba y se había detenido a más de 30.000 personas por cargos relacionados con las drogas. Esto no hace más que subrayar la magnitud del problema.
Los directores de los colegios también han advertido que los estudiantes están tomando WY como estimulante para mantenerse despiertos toda la noche y poder estudiar.
Un residente de Sittwe que pidió no ser mencionado describe que frecuentemente se escucha hablar sobre robo de motocicletas y cables de alumbrado público: "La droga circula en nuestra zona, lo que no es bueno para nada. Muchos estudiantes se vuelven adictos y hacen grupos para robar. Algunos de mis amigos eran muy brillantes cuando eran jóvenes, pero después de meterse en las drogas se perdieron. Algunos incluso se esconden para evitar ser arrestados por la policía. Su futuro está perdido".
Los directores de los colegios también han advertido que los estudiantes están tomando WY como estimulante para mantenerse despiertos toda la noche y poder estudiar. "Primero toman una gran cantidad ya que aumenta la energía y la capacidad de permanecer despierto y trabajar durante toda la noche sin cansarse. Pero después su estado mental y físico se deteriora, adquieren deficiencia respiratoria y tienen una mala actitud diaria", explica un profesor.
Caminos posibles
En el estado de Rakhine, el tráfico de drogas está aumentando paralelamente a los niveles de adicción. El problema ha calado en el sistema escolar, donde niños de tan solo 14 años están desarrollando problemas con las drogas. Mientras tanto, el narcotráfico se ha expandido al negocio inmobiliario: con las ganancias ilegales se compran extensiones de terreno en lugares donde se han producido desalojos masivos y luego se construyen viviendas inaccesibles para una población empobrecida.
El gobierno estatal y las autoridades deben intensificar las actividades de detención e incautación en los puntos de control para frenar la circulación de drogas. Por otra parte, es necesario vigilar los beneficios obtenidos del narcotráfico que se destinan a proyectos inmobiliarios. Debería aplicarse un sistema de control y equilibrio adecuado que investigue el origen de la financiación y los vínculos comerciales con el tráfico de drogas para garantizar que el dinero obtenido no sea blanqueado en Rakhine.
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* Kyaw Lin es un periodista independiente afincado en el estado de Rahkine. Anteriormente ha escrito para DVB Myanmar, Myanmar Now y Mizzima.
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Fuente: Publicado en el portal Debates Indígenas como parte de su boletín correspondiente al mes de mayo de 2022. Tema especial: Artículos de Coyuntura: https://bit.ly/3yJlERj
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