La Madre Tierra es muy generosa: todos los seres vivos que habitamos en ella gozamos de todo lo que nos ofrece. Los seres humanos hemos utilizado las plantas medicinales para sanar nuestras dolencias. Sus beneficios también los recibimos durante la pandemia, en esos tiempos difíciles en los que nos tocó defendernos de un virus que no conocíamos. En este artículo conoceremos las historias de quienes libraron una batalla contra el covid-19 de la mano de los saberes locales y la ciencia médica.
Sanadoras: cálido y fresco. Infección respiratoria aguda en tiempos de Covid-19
Por Alejandrina Calancha Monge *
31 de marzo, 2022.- “Una princesa y un guerrero del Estado Inca se enamoraron perdidamente. Al enterarse, sus padres se opusieron porque no eran del mismo ayllu o linaje; por ello, la joven princesa huyó de su casa; dicen que hacia las montañas de la región de Apurimaq, poblados de Challhuahuacho, Cotabambas, una zona alejada de donde vivía. Entonces, enterado de la decisión de su amada, el joven guerrero fue en su búsqueda. Le preguntaba a cuanta gente pasaba por el camino si había visto a una bella mujer andando por esos lares, hasta que uno de esos caminantes le dijo que una señora había visto a la joven princesa llorando inconsolablemente hasta convertirse en una flor que se llama Waqanki”. Este relato nos lo cuenta José Huamán Turpo, cineasta andino, natural de la provincia de Paucartambo, región del Cusco, y director del documental Inkarrí: 500 años de resistencia del espíritu Inca en el Perú que hace parte de la serie Los misterios de los Andes.
Choqechampi. Familia: Gentianaceae. Especie: Gentianella sp. Foto: Alexandra Cortez, artista visual.
Huamán Turpo, investigador y estudioso de la cultura andina y amazónica del Perú, también nos hace saber que Waqanki es una flor sagrada y medicinal. Las familias la utilizan para sanar los bronquios. Crece en la laguna de Apanta Qocha de la provincia de Canas, donde se llevan a cabo rituales, y los lugareños la usan para las ofrendas a la Madre Tierra y al agua; además, asperjan con esta flor a sus animales: llamas, alpacas, vacas, ovejas, así atraen la abundancia. Es una flor de reconocimiento y agradecimiento que se utiliza en los ritos propiciatorios o en las invocaciones a la lluvia para la cosecha. “Es una planta aurífera, su brote está asociado a terrenos donde hay oro y cobre”, dice Turpo.
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En tiempos de Covid-19, las historias sobre plantas medicinales adquirieron importancia en Cusco, una ciudad que para el 2021 contaba con una población aproximada de 1.316.729 habitantes, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. La capital del Estado Inca está ubicada al suroriente de Perú. En su territorio —que se extiende desde la sierra hasta la selva y tiene una altitud estimada que pasa de los 650 metros sobre el nivel del mar (msnm) a los 4.801 msnm— hay variedad de plantas que tienen diferentes usos; especialmente, aquellas que son medicinales y que los habitantes usan para sanar sus males.
En su mayoría, los que nacimos y vivimos en Cusco hemos recibido una crianza basada en las costumbres y los saberes que se transmiten a través de las generaciones: abuelas, abuelos, papás y mamás se han encargado de cultivar en nuestra vida el Allin Kusay, el bien vivir; en lo posible, ellos nos enseñan sobre el equilibrio de la vida entre el hombre y la naturaleza, que somos seres que vivimos bajo un solo techo, la Madre Tierra.
Desde que abrí los ojos a la conciencia de la vida, mi madre y mi familia atendían sus males con plantas medicinales; primero, me enseñaron a reconocer sus propiedades y cómo podía utilizarlas: si eran cálidas, servían para los males que ocasiona el frío; si eran frescas, para los males provocados por el clima cálido. Con el tiempo, aprendí a reconocerlas en el camino.
Cuando íbamos a los campos de cultivo de papa y maíz, me explicaban: “mira, esta es yawar ch’onqa (Ohenotera multicaulis) cura golpes, moretones, cicatriza heridas; allá está la markhu (Ambrosia arborescens Miller) que sirve para los estirones de nervio y dolores musculares; como eres traviesa, juguetona y te das de porrazos, ahora ya sabes con qué curarte”, me decía mi madre.
Después de un largo viaje, al llegar a la casa de la familia donde íbamos a cumplir la mink’a, —trabajo colectivo de ayuda mutua—, mi mamá pedía que antes del desayuno me dieran una infusión de panti (Cosmos peucedanifolius) para sanar mi tos. No tuve la necesidad de ir a un hospital, mi sanación estaba en el vientre de la Madre Tierra.
Los síntomas del covid-19: tos, gripe, fiebres, se confundieron con los de la Infección Respiratoria Aguda (IRA). Hasta nos olvidamos de que en la región del Cusco las estadísticas de este tipo de infecciones siempre van en ascenso por los cambios de clima: intenso sol, lluvias torrenciales, heladas y friajes.
Rosa Conde Sumire, médica pediatra del Hospital Regional del Cusco, nos explica que las infecciones respiratorias agudas “son un conjunto de enfermedades infecciosas transmisibles del aparato respiratorio que se pueden presentar en un periodo menor a 15 días, y van desde una rinofaringitis hasta una neumonía, es decir, pueden presentarse como un proceso infeccioso desde la nariz hasta los pulmones, por eso se clasifican en infecciones de las vías respiratorias altas y bajas”.
“Las infecciones respiratorias pueden producir síntomas variables como fiebre, secreción nasal, tos, dolor de garganta, dolor de oído, dificultad para respirar y otros signos tanto locales como generalizados que varían en intensidad de acuerdo con la severidad de la enfermedad”.
“En el contexto de la pandemia es muy importante considerar la posibilidad de estar contagiado por el virus del covid-19, pues los síntomas son similares a los de la IRA. En este caso, es necesario indagar sobre los antecedentes y contactos del paciente, y hacer especial énfasis en la prevención con el uso de mascarilla en mayores de 2 años, el lavado de manos y la vacunación”, explica la pediatra Conde Sumire.
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El Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei) señala que en el Perú viven, en promedio, cuatro millones de personas mayores de 60 años, que representan el 12,7 % del total de la población, al 2020. ¿Cómo afrontó este grupo etario los primeros meses de la emergencia sanitaria?
“Yo soy Claudio Edmundo Montesinos Gallo de la ciudad del Cusco. Tengo 78 años cumplidos. Cuando me hice por primera vez la prueba rápida para detectar covid–19, salió positiva, pero no tuve síntomas de la enfermedad, era asintomático. Mi esposa también dio positivo, ella si presentó síntomas, estuvo en cama más de una semana”.
“Me operaron el corazón hace nueve años. Tengo tres bypass, por ese motivo, diario me tomo de siete a ocho pastillas. Cuando me tocó mi chequeo con los médicos de cardiología, les conté que me había contagiado de la covid-19. Ellos me dijeron que yo estaba bien porque las pastillas que tomo me habían defendido de la covid, era como un respaldo para mi salud. Ahora, ya tengo las tres dosis de la vacuna”, así nos cuenta Edmundo Montesinos Gallo, empresario de la radio difusión del Cusco, su experiencia con el covid-19.
“Durante la cuarentena, en mi casa hacíamos hervir eucalipto y ciprés para inhalar el vapor de dos a tres veces al día; de igual modo, con esos vapores aireábamos la casa”, agrega Edmundo.
“De la hierba o planta que los españoles llaman tabaco y los indios sairi, usaron muchos para muchas cosas. Tomaban los polvos por las narices para descargar la cabeza. De las virtudes de esta planta han experimentado muchas en España, y así, le llaman por renombre la yerba santa”.[1]
José Víctor Manchego Enríquez, médico especialista en medicina de familia y en terapias complementarias alternativas y docente universitario, nos cuenta que en la antigüedad cuando una persona padecía un proceso infeccioso de respiración aguda se hacía una higienización a través de la Situa, una fiesta solemne de sanación que celebraban los incas para hacer una limpia física y espiritual; un hábito que no podemos perder de vista, pues cuando estamos ante una enfermedad respiratoria lo más importante es la higiene para evitar contagiar a otras personas.
Ceciliano. Familia: Cucurbitaceae. Especie: Sechium edule (Jacq.) Sw. Foto: Alexandra Cortez, artista visual.
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En un mágico recorrido por los apus o montañas sagradas que protegen silenciosamente la ciudad del Cusco, llegamos a los saberes ancestrales y académicos del biólogo Justo Mantilla Holguín, quien nos dice que la medicina tradicional andina, especialmente en la región del Cusco, por su alto valor medicinal, la utilizan para curar infecciones respiratorias, así como otros males del organismo humano; por ejemplo, el panti está en floración especialmente en época de lluvias y crece en zonas altas, de 3.800 a 4.000 msnm, como en los cerros Picol y Wanakauri.
Por su parte, el médico Manchego Enríquez dice que “hay estudios que identifican las platas medicinales como, por ejemplo, la revista Natural Estándar, que las clasifica en cálidas o frescas. Culturalmente, en nuestra visión cosmogónica andina, se utilizan las leyes de la polaridad: para una enfermedad cálida tienen la planta fresca; para una enfermedad causada por el frío, una plantita cálida”.
“Estos detalles de lo cálido y fresco también responden al hábitat, ya que en un determinado territorio una plantita puede ser considerada como cálida y en otro lugar como fresca; por ejemplo, la gastritis puede ser considerada por el paciente como una enfermedad cálida, por eso, en su creencia, se toma una infusión de una planta fresca. Cuando la planta se utiliza en un contexto clínico, los pacientes ya vienen con un preconcepto para su enfermedad: en el caso de una bronquitis que es producto del frío utilizamos una plantita cálida; para un dolor de estómago, una cálida o una fresca dependiendo del malestar”, puntualiza el médico.
Sábila. Familia: Asphodelaceae. Especie: Aloe vera (L.) Burm. f. Foto: Alexandra Cortez, artista visual.
Por su parte, el biólogo Mantilla Holguín manifiesta que las plantas que en la medicina tradicional andina se categorizan como cálidas, alopáticas o fitoquímicas son aquellas que tienen como principios activos aceites esenciales, resinas, látex y alcaloides —una aproximación que coincide perfectamente con el conocimiento tradicional—; en cambio, las plantas que se clasifican como frescas o chiri (vocablo quechua) tienen como principios activos o fitoquímicos las sustancias amargas, los mucílagos, taninos y flavonoides; entonces, estamos viendo que los dos sistemas sí dialogan, la medicina tradicional y la medicina occidental sí conversan de una manera armónica.
El doctor Justo Mantilla aprendió a identificar las coincidencias y las diferencias que existen entre estos dos tipos de medicina: “Yo soy biólogo y he aprendido durante 7 años en la universidad las formas de clasificación occidental; es decir, la clasificación que propuso el botánico Carlos Linneo muchas veces no tiene nada que ver con las plantas tradicionales que tenemos. Nosotros poseemos un sistema propio; por ejemplo, las plantas técnicamente son conocidas como frescas o cálidas, es decir, chiri o qoñi en quechua. También tenemos otras clasificaciones: orqo, china, que significa masculino, femenino; jaya, misk’i, amargo, dulce; llamp’u, kiska, aquellas plantas que tienen los órganos vegetativos suaves y las que son espinosas. Además, identificamos su procedencia: hay plantas de puna, zona qheswa, y plantas de zona yunga o ceja de montaña”.
El doctor Manchego Enríquez explica el uso de varias plantas que alivian síntomas de enfermedades, y cuyo uso depende del tipo de proceso sintomático por el que esté pasando el paciente; por ejemplo, si el malestar viene acompañado de fiebre, podrá beber infusiones de panti; si ya presenta tos, es recomendable usar plantas medicinales como la manayupa (desmodium molliculum), el eucalipto (eucaliptus globulus), la menta (mentha), ya sea en infusión o extractos.
“Si es una bronquitis crónica o asma, la utilización de una planta como la chilca (Baccharis latifolia) ayuda en los procesos respiratorios y disminuye, con una respuesta muy favorable, la sintomatología, principalmente, la flema; además, muchos pacientes utilizan estas plantas para acompañar sus tratamientos con inhaladores. De todas maneras, la insuficiencia respiratoria requiere una ayuda por parte del sistema sanitario hospitalario”, enfatizó.
Monte linaza. Familia: Malvaceae. Nombre científico: Heliocarpus sp. Foto: Alexandra Cortez, artista visual.
Además, Manchego Enríquez recomienda usar las plantas medicinales “en la dosis exacta para no causar un cuadro de toxicidad, por eso, es importante el conocimiento de los profesionales de la salud sobre la utilización de estas y saber qué medicamentos no debe usar el paciente cuando ha decidido que su proceso de sanación sea a través de las plantas”.
“En el Seguro Social, los médicos estamos entrenados en el uso y los tratamientos que se pueden hacer con las plantas medicinales; sabemos con qué fármacos se pueden combinar y qué posibilidades de ayuda tienen para los pacientes. Cuando uno cree que la plantita lo va a aliviar es importante utilizarla, pero siempre con una guía profesional para no caer en el autotratamiento, el proceso debe ser acompañado por personal de la salud, eso es lo más importante”, agrega Manchego.
Por su parte, Mantilla Holguín dice que sí hay contraindicaciones en el uso de las plantas medicinales. Debe entenderse que son medicamentos y, sean natural o de laboratorio, si se toman de una forma incorrecta, causarán efectos colaterales.
“Otro detalle que debemos saber es que el eucalipto, la muña, las plantas cálidas o aromáticas se deben recoger de preferencia en las primeras horas de la mañana, si yo las recojo a medio día o en la tarde perderán su efecto terapéutico, y si las guardo en una bolsa plástica, también perderán sus propiedades curativas; lo mismo sucederá si al manipularlas las contaminamos con microorganismos como bacterias u hongos, estos pueden causar otras enfermedades”, explica el biólogo Manchego.
“Si se prepara una planta medicinal en una cantidad no apropiada, la sobredosis puede causar daño en el estómago, el hígado y los riñones; en otros casos, si se hierven las plantas que solo se deben dejar reposar, causarán efectos colaterales”, dice.
“Durante el confinamiento por el covid-19, las mujeres nos organizamos a nivel nacional: nos comunicamos por teléfono para compartir nuestros saberes sobre el uso de las plantas medicinales, y cuando podíamos nos las enviábamos entre nosotras”, Marisa Marcavillaca, secretaria de Derechos Humanos de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (Femucarinap).
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El doctor Manchego dice que en EsSalud, el Seguro Social de Perú, están “desarrollando una investigación muy importante sobre el uso de la muña (Minthostachys mollis). La recetamos en la atención médica para ayudar a los pacientes con artritis o enfermedades precancerosas. Somos médicos especializados que asisten a los pacientes desde el Centro de Atención de Medicina Complementaria a nivel nacional. En los laboratorios químico-farmacéuticos preparamos pomadas con extractos naturales, medicamentos homeopáticos, tintes, aceites esenciales y otros productos con una gran aceptación en el tratamiento de diferentes males”.
Chili chili. Familia: Geraniaceae. Nombre científico: Geranium sp. Foto: Alexandra Cortez, artista visual.
Además, el doctor también advierte sobre las investigaciones farmacológicas que se están desarrollando en la región del Cusco: “En la Universidad Andina, a través de la Facultad de Ciencias de la Salud, y en los círculos de investigación están analizando cuestiones importantes sobre la toxicidad de las plantas medicinales, para ello cuentan con un bioterio donde hacen pruebas en ratoncitos De esta forma se observa la toxicidad o letalidad de las plantas; una vez que los ratoncitos pasan esa fase, las plantas ya pueden ser útiles para el consumo humano. Las investigaciones van articuladas a los cursos de medicina alternativa complementaria que se están implementando en las mismas universidades”, explica Manchego en su condición de investigador y docente universitario.
“En las comunidades campesinas tenemos solo plantas medicinales que estamos usando para protegernos del coronavirus. Con esta enfermedad nuestros hijos están quedando traumados. Estamos usando las medicinas naturales que tenemos: eucalipto, muña, khuñumuña, waqankille, sasawi”, Feliciana Yucra Illa, comunera del Centro Poblado Chawaytire – Pisaq, Valle Sagrado de los Incas, Cusco.
Por su parte, el biólogo Isau Huamantupa Chuquimaco, docente e investigador de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios, afirma: “nosotros como biólogos ya hemos entrado en la validación de la información, buscando las propiedades curativas y los principios activos que tiene cada planta, metabolitos secundarios que también se investigan en la bioquímica, la farmacéutica, la etnobotánica, etc.”.
“Para saber si las personas que venden las plantas medicinales en mercados locales conocen lo que ofrecen, hemos aplicado la técnica del factor de consenso del informante, que consiste en validar si la vendedora y el comprador saben para qué sirve tal o cual planta medicinal; por ejemplo, si 4 vendedoras responden que el uso de una planta medicinal es para un mismo mal, entonces, esta coincidencia equivale a un 100 % de fiabilidad y, realmente, saben para qué sirve esa planta”, explica Huamantupa Chuquimaco.
El biólogo también nos habla sobre Riqueza, uso y origen de plantas medicinales expendidas en los mercados de la ciudad del Cusco, una investigación que se llevó a cabo entre el 2011 y el 2022, y que identificó 212 especies de plantas medicinales que se venden en los mercados de Cusco; sobre todo, en los mercados de San Pedro del distrito de Cusco y Vinocanchón del distrito de San Jerónimo.
En cuanto a la procedencia de estas plantas, en los resultados que ha tabulado en su última investigación, Huamantupa Chuquimaco señala que, en el caso específico de los mercados de Cusco, el 80 % de las plantas medicinales son de los Andes, territorio donde recolectan plantas silvestres; el 17 %, de la amazonia; y, más o menos, de 3 a 4%, de la costa.
Vendedoras del mercado San Pedro, Cusco. Foto: Alexandra Cortez, artista visual.
“También podemos mencionar que, del total de las plantas identificadas, el 70 % son hierba, las cuales tienen mayores propiedades medicinales y, sobre todo, curan malestares del sistema digestivo: cólicos, dolores de estómago, páncreas y otros. De las 212 especies que hemos identificado, 88 sirven para tratar problemas del sistema urinario, el sistema nervioso sectorial y el sistema respiratorio”, explica Huamantupa Chuquimaco.
El biólogo también advierte que estas plantas están en riesgo: “a la fecha no se tiene un stock de cuánto debe cosecharse, solo recolectan, pero no se preocupan por conservarlas. Ahí hay un problema: muchos traficantes de plantas medicinales, por el afán de vender, sacan sin control y no les importa si esto disminuye o no”.
Su colega, el biólogo Justo Mantilla, también se muestra preocupado: “ahora el problema que tenemos es una erosión cultural, una erosión genética: estamos perdiendo plantas y semillas. El riesgo más grande para nuestra medicina tradicional es la pérdida de estos conocimientos. Creo que un punto de partida es la educación, estos conocimientos deben incorporarse en la malla curricular, estos saberes se deben entregar como parte de nuestra cultura, ya que la salud es un problema que le concierne a toda la población”.
Vendedoras de Ccascaparo Chico, Cusco. Foto: Alexandra Cortez, artista visual.
En tiempos de covid-19, las historias sobre plantas medicinales adquirieron importancia en Cusco y en el mundo; por su parte, las sanadoras cálido y fresco han seguido aliviando los malestares que generan las infecciones respiratorias agudas; además, los gobiernos de todos los países se han movilizado para que las vacunas lleguen a todos los habitantes: muchos hemos madrugado y esperado en largas filas para recibir la primera dosis. La ciencia está muy cerca de nosotros, hombres y mujeres, dando su conocimiento y dedicación para salvar vidas. Esta es la lección que nos queda: la ciencia médica es el lado derecho del corazón; la medicina tradicional, es el lado izquierdo. Necesitamos que sigan latiendo.
Propiedades curativas de algunas plantas medicinales
Personas que identifican e informan sobre las propiedades de las plantas:
Lucía Noa Huamaní, natural de Espinar. María Rosa Choqe Amachi, natural de Santiago Cusco. Remigio Calancha Villa, natural de Paruro. |
Profesional que identifica las plantas con nombre científico:
Biólogo Justo Mantilla Holguín
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Nombre de la planta: Panti Propiedades: cálido, buena para curar la tos, la bronconeumonía. Modo de uso: beber en infusión caliente hasta que alivie el malestar.
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Nombre popular y científico: Panti Familia: Asteraceae Especie: Cosmos peucedanifolius Wedd
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Nombre de la planta: Choqechampi, planta aurífera. Propiedades: cálido, sirve para la tos y la tos negra; además, proteger del coronavirus. Modo de uso: consumir en infusiones. Dejar reposar la planta de 3 a 5 minutos y beberla las veces que sea necesario.
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Nombre popular y científico: Choqechampi Familia: Gentianaceae Especie: Gentianella sp.
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Nombre de la planta: Ceciliano Propiedades: fresco, buena para aliviar la inflamación y tratar la gastritis. Modo de uso: consumir el extracto o jugo en ayunas por 15 días.
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Nombre popular y científico: Ceciliano Familia: Cucurbitaceae Especie: Sechium edule (Jacq.) sw.
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Nombre de la planta: Sábila Propiedades: fresco, se usa para las inflamaciones, la gastritis y problemas con el hígado y los riñones. Modo de uso: sacar el yodo de la planta remojándola por 24 horas en agua, comer o beber en jugo, preferiblemente en ayunas.
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Nombre popular y científico: Sábila Familia: Asphodelaceae Especie: Aloe vera (L.) Burm. f.
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Nombre de la planta: Monte linaza Propiedades: fresco, sirve para las infecciones urinarias. La capa delgada de la corteza es buena para el hígado graso. Modo de uso: beber en infusión, poner la planta en agua hirviendo de 3 a 5 minutos. Esta corteza puede reutilizarse hasta tres veces.
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Nombre popular y científico: Monte linaza Familia: Malvaceae Nombre científico: Heliocarpus sp.
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Nombre de la planta: Chili Chili Propiedades: fresco, sirve para la inflamación del cuerpo y el calor interior. Modo de uso: beber en infusión, también como refresco.
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Nombre popular y científico: Chili chili Familia: Geraniaceae Nombre científico: Geranium sp.
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Nota:
(1) Cita textual de Las hierbas medicinales que alcanzaron, capítulo 25 del libro Comentarios reales, escrito por Inca Garcilaso de la Vega.
* Esta historia fue elaborada por Alejandrina Calancha en el marco del Curso de periodismo científico Vientos Alisios, conocimiento colectivo, un proceso de formación que permitió un primer acercamiento al periodismo científico para periodistas, comunicadores y comunicadoras de medios locales en Ecuador, Colombia y Perú.
Vientos alisios es un proyecto de DW Akademie financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo en el marco de la iniciativa “Transparencia y libertad de los medios de comunicación – Resiliencia ante la crisis en la pandemia mundial”. Vientos Alisios se realiza con el apoyo de la Alianza Ríos Voladores.
Esta y las demás historias resultantes del proceso, se pueden leer también en www.vientosalisios.net.
Comentarios
Gracia al Gran equipo de
Gracia al Gran equipo de Servindi por la publicación.
También mi Gratitud para los profesionales de "Vientos Alisios Proyecto de DW Akademie " por sus enseñanzas.
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