Por Enrique Angulo Pratolongo *
28 de diciembre, 2016.- Evitaré hacer juicios inservibles sobre si este año 2016 que se va fue bueno o malo en términos científicos, ambientales y de conservación. Sin embargo, a priori, estoy calificado para decir que, tras un sesudo análisis, la balanza se inclina ligeramente hacia lo negativo. Pero qué más da. Lo importante es que debemos seguir trabajando para mejorar las cosas. Trataré de no hacer bilis revisando las medidas que se o no se tomaron a favor de nuestra diversidad biológica, porque si no, no acabo nunca y termino con el hígado reventado; y necesito ese órgano para aguantar el desborde heliogábalo que se viene en estos días de fiesta, lujuria y perdición. Por eso, presento una lista con diez personalidades mundiales de la ciencia, en la cual están incluidos dos ciudadanos peruanos. Aprovecho, al final, para promocionar una importante publicación.
Hace poco, casi sufro un derrame cerebral al leer que en la cuenca del río Mekong —que nace en el Tíbet chino y atraviesa diversos tipos de bosques del sudoeste asiático tras atravesar seis países y desembocar en el Mar de China— se descubrió, en el 2015, 163 nuevas especies de plantas y animales para la ciencia. Si bien ya estaba enterado de los resultados preliminares de tal suceso, sentí cierta frustración y un poco de sana envidia. Sin duda, esta noticia debe haber pasado casi desapercibida para muchos, no obstante, demuestra varios puntos a tomar en cuenta.
Uno de ellos es que, pese a la sobrepoblación humana en la Tierra (que para mí es el principal problema ambiental del planeta) y a la imperiosa y consecuente necesidad de “parar la olla” y de obtener recursos energéticos, esta nos sigue dando sorpresas. Por ende, de solo pensar en la cantidad de especies nuevas que debe haber, por ejemplo, en las profundidades de los océanos, siento que estoy cerca de un inminente paro cardiaco. Lo cierto es que sabemos muy poco sobre los habitantes animales y vegetales que están en estos lares mucho antes que nosotros y que, descubiertos o no, estamos empeñados en borrar del mapa. Recuerden que ya hemos puesto en marcha —y con mucho éxito— la sexta extinción masiva de especies biológicas(1).
Bueno, dicho lo anterior y aterrizando en el Perú, debemos seguir bregando para conocer mejor nuestra diversidad biológica. Pero es obvio que, para tal fin, lo primero que debemos hacer es conservarla para utilizarla responsablemente. Todo esfuerzo suma. Solo así podemos hacer que lo que tenemos (descubierto y por descubrir) perdure la mayor cantidad de años. Por lo menos, eso es lo que le he dicho a Maya, mi hija de dos años. Ojalá no me equivoque.
Por lo tanto, entre otros, me preocupa que al Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) se le haya hecho un abusivo recorte presupuestal que afecta su accionar y que además se le quiere imponer una nueva gestión a como dé lugar. Y aprovecho para que quede en actas que urge que el Estado invierta más en la investigación científica para de una vez por todas dejar de ser una república bananera.
Celebremos
Pero, ¡es tiempo de celebrar! Por esto, para olvidar las penas en estos días paganos, decidí revisar los resultados de un premio internacional. La revista especializada Nature(2) anunció quiénes eran los diez principales investigadores del 2016. Entre ellos, podemos encontrar a dos peruanos (¡mentira! Ese es un adelanto por el día de los inocentes). Los ganadores proceden de diversos campos de estudio, lo que hace muy interesante conocer cuál es su trabajo para entender que cada nueva investigación abre otras rutas para seguir construyendo el conocimiento humano en este universo lleno de incógnitas por responder. Conozcamos quiénes son los laureados.
El primero es el inglés Demis Hassabis cofundador de la firma londinense DeepMind. Su trabajo permitió desarrollar una máquina que “piensa” a través del software de inteligencia artificial AlphaGo (recientemente comprado por Google). No contento con eso, Hassabis desplazó al campeón surcoreano en juegos de estrategia, Lee Sedol. AlphaGo trae consigo una variedad impresionante de posibilidades de juegos y estrategias que para una simple computadora son muy complejas, por lo que requiere tecnologías mucho más avanzadas. Para la revista, este es un ejemplo de trabajo pionero y visionario en torno a la inteligencia artificial que pronto nos dominará.
El segundo es el australiano Terry Hughes, Director del Australian Research Council (ARC) Centre of Excellence for Coral Reef Studies, quien recientemente hizo un llamado de alerta por la situación de la gran barrera de arrecifes de Australia. Según sus estudios, las dos terceras partes de los corales de un área de 700 km2 han “muerto” porque han perdido todas las algas vitales para su supervivencia. Esto debido a que el aumento de la temperatura del mar prácticamente ha “cocido” a las algas. Hughes afirmó en una conferencia sobre el cambio climático que “el tiempo que tenemos para combatir el cambio climático se nos está agotando” y que seguimos metiendo alegremente la pata.
El tercero es el holandés Guus Velders, químico que está empeñado en “desaparecer del mapa” los productos refrigerantes en base a cloro y flúor que tanto daño le hacen a la atmósfera. Sus esfuerzos radican en convencer a los distintos gobiernos del planeta que es necesario despedirnos de esos compuestos químicos que debilitan la capa de ozono y que a la larga forman parte de los gases de efecto invernadero que continuamos liberando sin freno alguno.
La cuarta es la física de partículas estadounidense Elena Long que ha trabajado arduamente en un campo científico inexplorado: el trato en el mundo de las ciencias de homosexuales, lesbianas, trans y bisexuales (LGTB). Por cierto, ella es trans y ha sido una de las promotoras de la primera encuesta llevada a cabo por la Sociedad Americana de Física (American Physical Society, APS) para determinar cuál es la realidad de los físicos LGTB en sus lugares de trabajo. Sus esfuerzos por hacer más inclusivo el mundo de la ciencia, unidos a sus méritos científicos, la hicieron merecer ese reconocimiento y hacer que los retrogrados se muerdan la lengua por intolerantes.
El quinto es el biólogo estadounidense Kevin Esvelt del renombrado Massachusetts Institute of Technology en Boston, quien mediante su trabajo ha logrado explicar cómo el CRISPR/Cas9 (en inglés: clustered regularly interspaced short palindromic repeats), que son repeticiones de secuencia en el ADN, permitiría realizar cortes e inserciones en la cadena genética de manera sencilla. Con ello, se podría modificar y mejorar características genéticas de poblaciones biológicas. No obstante, el científico tiene un recelo totalmente justificado frente a tanto demente, pues este mecanismo podría traer reacciones ecológicas en cadena no deseadas o ser parte de la elaboración de armas biológicas. Empero, Esvelt no se quedó ahí. Continuó con su trabajo para hacer el método desarrollado más seguro y sobre todo, reversible. Esto le valió el reconocimiento de la comunidad científica.
El sexto es el “cazador de planetas” y fan de la ciencia ficción, Guillem Anglada-Escudé. El astrónomo español descubrió junto a su equipo el planeta más cercano fuera del sistema solar. El llamado Próxima b es un planeta que gira alrededor de la estrella Próxima Centauri, la cual es a su vez la estrella vecina más cercana al Sol. Se encuentra tan solo a 40 billones de kilómetros. El ibérico cumplió el sueño de muchos, pues la comunidad científica ha estado esperando muchos años un descubrimiento así, ya que vamos a necesitar un planeta a donde irnos cuando destruyamos el que actualmente habitamos.
El séptimo es el estadounidense John Zhang, experto en temas de fertilidad. Así, en el 2016, cuando vino al mundo un bebé con tres cargas genéticas, es decir, de tres progenitores, el científico recibió una lluvia de elogios, pero también de críticas. Y es que dado que la madre sufría una muy rara enfermedad hereditaria que involucraba a las mitocondrias (que son las “centrales de energía” de las células), Zhang y su equipo aislaron el óvulo maduro, pero no fecundado y lo insertaron en un óvulo con mitocondrias saludables de una donante para posteriormente ser fecundado con el semen del padre. Nueve meses después, nació un saludable niño. Y dado que esta nueva técnica tiene bastantes reparos éticos, fue realizada en México para que Trump y los suyos no le caigan encima.
El octavo es la doctora brasilera Celina M. Turchi quien recibió del gobierno carioca la misión de ocuparse de lo ocurrido en el noreste de Brasil, donde se registró el nacimiento de varios niños con cabezas pequeñas. Para ello, Turchi contactó a una gran cantidad de expertos de todo el planeta y creó una plataforma de trabajo para luego poder determinar que existía una relación entre la infección con Zika en madres gestantes durante los tres primeros meses de embarazo y la malformación del cerebro y del cráneo de los fetos, situación que nos puso en vilo, pues nuestro sistema de salud sí que da miedo.
El noveno es la estudiante de informática de Kasajistán, Alexandra Elbakyan, quien es considerada una activista del libre acceso a la información (científica). Ella creó la página web pirata Sci-Hub que permite acceder a más de 40 millones de artículos científicos. Desde el 2015 no tiene domicilio legal y anda por varios lugares, dado que anteriormente fue demandada por la editorial científica holandesa Elsevier por atentar contra el Copyright. Elbakyan tiene una gran cantidad de detractores, así como de admiradores. Todos ellos tienen en común el hecho de estar seguros que Sci-Hub ha marcado un antes y un después en el acceso a la información, perdure o no su sitio web en el ciberespacio o sea tomado por los amigos de Anonymus.
El décimo es la física argentina Gabriela González, quien logró detectar y comprobar la existencia de las ondas gravitacionales que ya habían sido anunciadas por Albert Einstein. Su descubrimiento abre un nuevo capítulo en la investigación espacial. Antes de dar a conocer su trabajo, lo mantuvo en reserva varios meses hasta que constató todos sus resultados, para lo cual debió establecer contacto con más de 100 científicos de todo el mundo con el temor de que los colegas le “pirateen” la idea.
Mis sinceras felicitaciones a todos ellos. Espero que puedan seguir aportando al conocimiento humano y que ojalá en algún momento figure realmente algún peruano en esa lista o en otras similares.
Finalmente, me han “dateado” desde Cancún, que durante la decimotercera reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica (COP-13) —que se celebró del 4 al 17 de diciembre de 2016 en el balneario mexicano— bajo el lema “Integrando la Biodiversidad para el Bienestar”, se ha hecho un llamado urgente para tomar conciencia del gran daño que están sufriendo animales vitales para la humanidad como las abejas. Sus poblaciones están desapareciendo a pasos agigantados, debido, principalmente, al uso indiscriminado de potentes pesticidas. Se sabe que el 75% de las plantas alimenticias y 90% de las plantas silvestres dependen de las abejas para ser fertilizadas. ¡Ojo con esto!
Otro campo que realmente está en alerta roja es la situación de nuestros océanos. La pesca indiscriminada está haciendo añicos esta gran fuente de alimentos. Por todo esto, espero que el 2017 sea mucho mejor en todos los aspectos, sobre todo en lo que concierne a dejar de dispararnos a los pies al insistir con agotar nuestra diversidad biológica y seguir destruyendo el planeta.
No puedo terminar este artículo sin compartir una de las últimas publicaciones del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR): La Ruta para Investigar la Biodiversidad de Flora y Fauna Silvestre fuera de las Áreas Naturales Protegidas. Guía Práctica. Muy recomendable.
Acceda a la publicación completa haciendo clic en el siguiente enlace.
Notas:
(1) http://mitambordehojalata.blogspot.pe/2015/08/aleluya-la-sexta-extincion-masiva-de.html
(2) http://www.nature.com/news/nature-s-10-1.21157
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