De no atender las demandas y agenda indígena, creyendo que se les puede seguir meciendo, se producirá el primer conflicto social del gabinete presidido por Salvador del Solar. Ese es su primer reto que tiene entre manos el ex actor de cine y ahora el principal actor político del segundo gabinete de Vizcarra, afirma el analista Jaime Antezana.
Reto para Del Solar: Evitar el posible paro indígena en el circuito petrolero de Loreto
Por Jaime Antezana Rivera
24 de marzo, 2019.- El lunes 11 de marzo pasado, con diferencias de horas, ocurrieron dos hechos: la juramentación del gabinete presidido por Salvador Del Solar y el anuncio de una medida de protesta, para la primera semana de abril, de los Pueblos Afectados por la Actividad Petrolera de Loreto. Estos eventos se realizaron en escenarios muy distantes entre sí: el primero, en Palacio de Gobierno, en el corazón de Lima; el segundo, en Iquitos, capital de la región más alejada y desarticulada del país, Loreto.
Estos hechos tuvieron otro contraste. Mientras que la juramentación del gabinete Del Solar reunió a una parte de la élite política del país que dirigirá la política general del gobierno de Martín Vizcarra, la conferencia de prensa en la que se anunció esa posible medida de fuerza reunió a líderes indígenas de las federaciones de las cinco cuencas del circuito petrolero de las provincias de Nauta, Datem del Marañón y Requena. Sectores extremos: la nueva élite gobernante y los gobernados olvidados.
También tuvieron un sentido opuesto. Mientras el gabinete Del Solar puso fin a la crisis política tras la renuncia de César Villanueva, con una composición paritaria y afirmando que hay una “nueva etapa” para el gobierno ya no para “confrontar sino dialogar” (RPP 12.03.19), los líderes indígenas anunciaron la realización de un paro indefinido en las cuencas del circuito petrolero. Así, en una nota de prensa, los líderes indígenas, “Cuestionan (la) negativa de (las) empresas petroleras y el Estado de atender sus demandas”.
El nuevo gabinete puede ser definido como, por las nueve ministras, paritario y –esto es lo medular– de dialogo en un escenario de relativa estabilidad política y el anuncio del movimiento indígena de Loreto, como un posible conflicto social por estallar en la región que produce más del 50% del petróleo nacional. Es obvio el sentido opuesto de estos hechos: el primero, ofrece diálogo, el segundo, anuncia un conflicto porque no atienden sus demandas. Este es uno de los primeros problemas que el gabinete Del Solar tendrá que encarar.
Este, sin embargo, es solo uno de los problemas y demandas que han vuelto a adquirir relevancia. La reactivación de la economía y la generación de empleo; la reconstrucción del norte; la inseguridad ciudadana; la ola de feminicidios; la reducción de la anemia; y los conflictos sociales son –entre otras– las demandas que han vuelto a la agenda política. A esa trama de problemas y demandas, se sumaran otras demandas sectoriales y regionales.
La reactivación de la economía y la generación de empleo; la reconstrucción del norte; la inseguridad ciudadana; la ola de feminicidios; la reducción de la anemia; y los conflictos sociales son –entre otras– las demandas que han vuelto a la agenda política. A esa trama de problemas y demandas, se sumaran otras demandas sectoriales y regionales.
En efecto, entre enero y febrero de este año, la lucha contra la corrupción y la impunidad, signado por la confrontación contra el fujialanismo en el Congreso, las investigaciones de las coimas de Odebrecht y las reformas políticas y del sistema de justicia, en el que destaca la prisión preventiva a Keiko Fujimori, ha cedido paso a otras demandas. La lucha contra la corrupción que dominó en 2018, sin haber desaparecido, ha pasado a ser un componente de esa trama de problemas y demandas sociales.
Hay, pues, una nueva etapa. Visto en conjunto y perspectiva, es una etapa de desembalse de problemas y demandas sociales contenidas en un contexto de caída de la aprobación de Vizcarra: entre enero y parte de marzo, pasó de 66% a 56% de aprobación. Y la tendencia es a la baja. La ineficiencia y lentitud para encarar parte de estos problemas y demandas, sobre todo la reconstrucción del norte, está a la base del descenso de la aprobación presidencial y la renuncia de Villanueva.
El gabinete Del Solar tiene, pues, un escenario en el que la lucha contra la corrupción y la impunidad ha dejado de ser el factor predominante que catapultó a Vizcarra al 66% de aprobación ciudadana y cuyo punto más alto fue el referéndum del 9 diciembre pasado. Lo que actualmente la ciudadanía exige es que el gobierno resuelva los problemas que la confrontación con el fujialanismo, la lucha contra la corrupción institucional y las reformas políticas y en justicia contuvo y relativizó.
De la trama de problemas y demandas en la agenda, los conflictos sociales será uno de los principales problemas que el gabinete Del Solar tendrá que encarar. El enfrentamiento de los pobladores de la comunidad de Fuerabamba con la policía, el 8 de enero, en la zona de Las Bambas, Apurímac, la marcha de la CGTP contra la reforma laboral, el 15 de enero, que hizo retroceder al gobierno y el paro de pobladores de Hualgayoc, Cajamarca, contra la empresa Gold Fields, la primera quincena de febrero, fueron los más importantes. .
Ahora, a diferencia de los conflictos sociales precedentes, el anunciado paro indefinido del movimiento indígena loretano puede ser uno de los conflictos sociales más importantes que el gabinete Del Solar enfrentará. Si bien el conflicto podría empezar en dos cuencas de este circuito petrolero, el Corrientes y el Tigre, sin embargo, como lo están anunciando, puede articular –por primera vez– a las demás cuencas de Nauta, Requena y el Datem del Marañón. Es decir, a las cinco cuencas de ese circuito.
En las cinco cuencas habría unas 500 comunidades indígenas que habitan estas zonas desde tiempos inmemoriales y están organizados en alrededor de 30 federaciones articuladas en la plataforma de Pueblos Afectados por la Actividad Petrolera. Es en estas cuencas que se ubican los pozos petroleros más importantes del país y el Oleoducto Nor Peruano que, en los últimos años, ha sufrido derrames por corrosión y sabotaje. Ese es el complejo escenario del conflicto en ciernes.
El posible paro indefinido no es repentino. Fue anunciado por los indígenas a través de un pronunciamiento el 22 de febrero pasado. Ahí le exigen al gobierno que declare en "estado de emergencia la actividad petrolera" y le dan plazo de 20 días para que convoque a una audiencia para “iniciar un debate respecto al futuro de la actividad petrolera en la región” con todos los sectores: las empresas, el Estado y la sociedad civil. Antes, el 19 de febrero, se pronunciaron contra el pedido, luego negado, de militarizar el Oleoducto Nor Peruano del gobierno regional.
Diálogo y militarización es lo que, básicamente, se les ha ofrecido. En una reciente reunión, el 7 de marzo, en la sede de la PCM, entre los representantes de la Secretaria de Gestión y Diálogo con los líderes indígenas, les ofrecieron seguir con el diálogo y reconocieron que el Estado se había olvidado de ellos. Ni siquiera propusieron una fecha para la audiencia planteada por líderes indígenas. O sea, diálogo sin una atención efectiva de sus demandas y de los demás pobladores de estas cuencas y la región. .
¿Qué ofrece Del Solar?
En general, cosa que no está mal, lo mismo: diálogo. ¿No se ha hecho nada en las comunidades nativas? No. Pero es mínimo lo que el Estado y las empresas han hecho o están haciendo en su beneficio. Lo que más abunda son ofrecimientos. Así es: el viernes 15 de marzo, en una reunión que el ministro de Salud tuvo con los líderes indígenas se les informó de los "avances" de su sector y del cambio de viceministro. O sea, más discurso que realidad.
Mientras tanto ninguna comunidad indígena, de las 500 que habría en las cinco cuencas del circuito petrolero, tiene un sistema de agua y desagüe digno y ajustado a su realidad. La casi totalidad toman agua de los ríos. ¿No es injusto que estas comunidades rodeadas por ríos no tengan sistemas de agua y desagüe dignos? Más, ¿no es absolutamente injusto que habiendo pasado más de 40 años de actividad petrolera en la zona, estas comunidades no tengan servicio de agua? Totalmente.
Ni hablar de luz eléctrica. Los que tienen, lo obtienen de motores. La desatención del Estado y las empresas es histórica y casi total. En los más de 40 años de actividad petrolera no solo no se han beneficiado sino, más bien, ha sido afectadas por esta actividad. Por un lado, las provocadas por la actividad petrolera y, de otro, el impacto de los derrames de este hidrocarburo, sea por corrosión o sabotaje, en la flora y fauna, salud, economía y cultura. Hay una deuda social con las comunidades indígenas.
Desde su perspectiva, el diálogo es una mecedora. Si las empresas y el Estado no pasan de las actas firmadas y el diálogo a la atención de sus demandas básicas el conflicto estallará y afectará el Oleoducto Nor Peruano y el lote 95 que, en diciembre pasado entró en funcionamiento en el campo Bretaña, Requena. Este pozo petrolero producirá 11.500 barriles diarios de crudo y tiene reservas comprobadas de 39,8 millones de barriles (Sputnik 29.11.18).
Las comunidades indígenas consideran que el dialogo es vital, por eso se reúnen con la PCM y plantean la convocatoria de una audiencia. Pero no puede haber interminables mesas de diálogo, compromisos y ofrecimientos sin una efectiva atención de sus problemas seculares y los derivados de la actividad petrolera. En ese sentido, el ofrecimiento de diálogo de Salvador Del Solar resulta insuficiente. El diálogo continúa y, obviamente, continuará. El movimiento indígena quiere diálogo con soluciones concretas.
Aún cuando no hay un escenario de colisión inevitable, lo que se tiene que hacer para evitar que estalle el paro indefinido de los indígenas loretanos es atender su agenda. ¿Cuáles?: Uno, declarar en estado de emergencia la actividad petrolera en Loreto; dos, atender sus necesidades inmediatas: saneamiento básico (agua y desagüe), salud y educación con planes integrales y su respectivo presupuesto. Tres, convocar a una audiencia de todos los sectores para discutir a fondo los problemas de la actividad petrolera.
Hay otras demandas: la deuda social por los 40 años de actividad petrolera, el pago de la servidumbre y la comisión de la verdad de los derrames de petrolero. Son demandas legítimas. De no atender las demandas y agenda indígena, creyendo que se les puede seguir meciendo, se producirá el primer conflicto social del gabinete presidido por Salvador del Solar. Ese es su primer reto que tiene entre manos el ex actor de cine y ahora el principal actor político del segundo gabinete de Vizcarra.
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