Por Rodrigo Arce*
19 de abril, 2018.- Lo primero que debo confesar es que me gusta mi profesión forestal y la amo. Mi interés inicial fue el conocimiento de la botánica forestal. Con motivo de mi tesis sobre una especie forestal que está fuertemente asociada a cultivos comerciales (café) me vi en la necesidad de profundizar mis conocimientos sobre dicho cultivo y luego los sistemas agroforestales en general.
En ese proceso me di cuenta que en el campo existían hombres y mujeres que eran los que cultivaban los campos. Cuando llegué a Madre de Dios a trabajar con FADEMAD tuve el encargo de conducir un proyecto de recuperación de suelos a través de sistemas agroforestales, pese a mi dedicación y mi mayor esfuerzo veía que la cosa no estaba caminando y es así como reflexionando me di cuenta que no era suficiente enfocarse en la perfección del sistema agroforestal si no que había que trabajar con las personas.
Es así que prácticamente de un día para otro decidí conocer toda la realidad del campo en todas sus dimensiones y variables posibles. Me percaté que todo era digno de conocimiento, reflexión y propuesta. Coincidió que fui invitado a participar en una capacitación sobre planificación comunitaria participativa y ahí escuché por primera vez los conceptos de metodologías participativas y de facilitación (una linda irrupción). Como consecuencia de este proceso se produjo una bifurcación pues continué desarrollando lo que se llamaría una línea “técnica” (manejo forestal, manejo forestal comunitario, agroecología, agrobiodiversidad) y una nueva línea de trabajo denominada “facilitación”. Estas dos líneas de trabajo al inicio caminaban paralelas aunque a la distancia puedo decir que terminaron por entrelazarse porque resulta que no hay ciencias naturales puras como tampoco ciencias sociales puras. Ambas se necesitan, se complementan y se sinergizan.
De ello da cuenta mi interés por el desarrollo rural, el cambio climático, el ordenamiento territorial, los socioecosistemas, la gestión de paisajes forestales la conservación participativa y la certificación forestal. Una cosa llevó a la otra, con la facilitación, vino el trabajo con la participación, la democracia, la descentralización, la gobernanza, la formulación de políticas públicas, la incidencia política; los derechos humanos, los derechos indígenas, los PIACI, la interculturalidad; la igualdad y equidad de género; desarrollo de organizaciones de base; la comunicación para el desarrollo, el diálogo, la gestión y transformación de conflictos; el fortalecimiento de capacidades, el desarrollo curricular, entre otros campos.
En el camino no he dejado de regocijarme de la razón, las emociones, algo de poeticadas y mucho de intuiciones e irreverencias. Llevo unos 15 años como docente en Ecología Antropológica y me permite compartir y reflexionar conjuntamente con los maestrantes sobre la riqueza de estas interacciones. Así es que no es de extrañar que haya llegado al apasionante mundo de la complejidad y el pensamiento complejo. Puedo decir entonces que tomé al pie de la letra el lema de mi alma mater “quiero cultivar al hombre y al campo” y vaya que es una riqueza de entramado. Muchas gracias a todas y todos quienes han permitido esta fabulosa red de interacciones e interaprendizajes.
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*Rodrigo Arce Rojas es ingeniero forestal y miembro de la Red Perú de Iniciativas de Concertación para el Desarrollo Local. Su correo es: [email protected]
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