El 11 de mayo se publicó en redes sociales que el personal de la empresa de palma aceitera Ocho Sur P.S.A.C. se encontraba con síntomas de COVID-19. A raíz de ello, tanto la Defensoría del Pueblo, junto con el Ministerio Público (MP) y la Dirección Regional de Salud (DIRESA) intervinieron para tomar prueblas rápidas de detección para COVID-19. El 5 de junio fueron evaluados 39 trabajadores que se encontraban al interior de las plantaciones de Ocho Sur, dando 35 trabajadores positivos; es decir, trabajaban con el 90% de su personal infectado, de todos los que fueron testeados.
Servindi, 11 de junio, 2020.- La pandemia del COVID-19 se sigue expandiendo en la Amazonía, está vez dentro de los campamentos donde pasan los días los trabajadores del grupo agroindustrial Ocho Sur, dedicado a la producción de palma aceitera, en una deforestada selva de Ucayali, en el distrito de Nueva Requena.
A pesar del estado de emergencia decretado por el Gobierno peruano el 16 de marzo, con el fin de frenar el contagio por COVID-19, la empresa Ocho Sur P.S.A.C no ha detenido las operaciones en sus plantas, dando por confirmado la propagación del virus entre sus trabajadores.
El 11 de mayo se reportó, a través de redes sociales, que parte del personal que trabajaba en Ocho Sur presentaba síntomas para COVID-19.
Ante ello, tanto la Defensoría del Pueblo, junto con el Ministerio Público (MP) y la Dirección Regional de Salud (DIRESA) intervinieron para tomar prueblas rápidas.
De esa maera, el viernes 5 de junio la DIRESA de Ucayali realizó pruebas de detección para COVID-19 a los 39 trabajadores que se encontraban al interior de las plantaciones del Grupo Ocho Sur —empresa de capitales internacionales que, además, concentra el 12% de las áreas cultivadas de palma aceitera en el Perú— dando 35 trabajadores positivos; es decir, trabajaban con el 90% de su personal infectado, de todos los que fueron testeados.
Con ese resultado, la DIRESA concluyó que era suficiente prueba para advertir que la mayoría de los trabajadores de esa empresa eran sospechosos de tener COVID-19 y debían guardar aislamiento domiciliario.
Por su parte, el medio de investigación periodística CONVOCA realizó un reportaje que narra desde cuándo los trabajadores —que incluyen indígenas shipibos— comenzaron a presentar síntomas de la enfermedad y cómo, a pesar de ello, continuaron trabajando bajo la ausencia de todas las medidas de protección sanitaria.
Las plantaciones de Ocho Sur abarcan un área de más de 12 mil hectáreas en la selva de Ucayali. De estas, según el Monitoring Amazon Project, más de 9.400 hectáreas han sido deforestadas en bosque primario.
(Foto: Diego Pérez/Oxfam)
El 90% de las personas testeadas dieron positivo para COVID-19
La empresa de palma aceitera Ocho Sur, concentra sus trabajos en dos grandes plantaciones en las cercanías del distrito de Nueva Requena, ocupando casi 12.200 hectáreas deforestadas; según indica el Monitoring Andean Amazon Project.
Y, conforme al acta levantada por la Fiscalía del Medio Ambiente, la empresa cuenta con un total de 430 trabajadores, los cuales —aproximadamente un 87%— provienente de las regiones amazónicas de Ucayali y Loreto, según declaró la misma empresa; aunque en su página institucional mencione a más de 1 700 empleados.
Como se sabe, 35 de 39 trabajadores testeados dieron positivos dentro de la empresa. Dichas personas fueron puestas en aislamiento por 14 días, dentro de las habitaciones que ocupaban en la misma fábrica y se dio inicio al tratamiento, con ampollas inyectables y pastillas, para mejorar su salud; según reportó la Defensoría del Pueblo.
Hugo Pari, jefe de la oficina regional de la Defensoría del Pueblo, manifestó que el hecho de que los trabajadores continuaran laborando a pesar de contar con los síntomas, ha puesto en riesgo sus vidas y las de sus familias.
"El hecho de que estos trabajadores continuaran con sus labores, ha puesto en riesgo sus vidas, las de sus familiares y las de los pobladores de las comunidades indígenas asentadas cerca", sentenció Pari.
El hecho de que estos trabajadores continuaran con sus labores, ha puesto en riesgo sus vidas, las de sus familiares y las de los pobladores de las comunidades indígenas asentadas cerca
Primero, el dolor comenzaba despacio, pero no le hacía caso. De pronto empezó con fuerza
Asimismo, devela la gran irresponsabilidad que tuvo Ocho Sur al no tomar las medidas mínimas de prevención para evitar la expansión de COVID-19, como contaron sus mismos trabajadores a CONVOCA.
"Primero, el dolor comenzaba despacio, pero no le hacía caso. De pronto empezó con fuerza", señaló el primer trabajador consultado para el medio de investigación periodística.
Esta persona, llevaba once días sintiéndose enfermo y cuatro con descanso médico, su gripe era "más larga" de lo normal y los síntomas, "muy fuertes", pero con el descanso había presentado una leve mejoría.
También contó que en el campamento donde trabajaba, reducido a unas 60 personas por la ola de renuncias provocada por la pandemia, habrían sido 13 los que hasta ese momento presentaban malestares similares.
El segundo trabajador aseguró que también había estado con descanso médico y con 39 grados centígrados de fiebre.
Aquí en el campamento, 'todos' los trabajadores están con esa gripe (...). Anteanoche, han llevado a cuatro pacientes que estaban ya una semana [enfermos] para hacer un análisis de prueba rápida a Pucallpa. Eran dos mujeres y dos varones
"Yo estoy recién levantándome de cuatro días [enfermo]", comentó a CONVOCA. "Aquí en el campamento, 'todos' los trabajadores están con esa gripe (...). Anteanoche, han llevado a cuatro pacientes que estaban ya una semana [enfermos] para hacer un análisis de prueba rápida [de despistaje de COVID-19] a Pucallpa. Eran dos mujeres y dos varones", mencionó el segundo trabajador.
"Los trajeron de nuevo y dijeron que habían dado negativo, que estaban sin ese 'COVID' (...). La misma empresa los ha llevado para descartar (...). Dicen que es dengue. Eso sí se está propagando ahorita en el campamento (...), toditos los campamentos. Hay seis campamentos acá", continuó.
"Es el mismo ‘síntoma’. No hay otra cosa, es el mismo: dolor de cabeza, tos seca, fiebre (...), malestar, todo eso", prosiguió.
CONVOCA pudo contrastar con los testimonios que los síntomas aparecieron en la fecha en que habrían empezado a tomarse las medidas de prevención contra el coronavirus dentro de Ocho Sur: el 15 de mayo de 2020. Es decir, dos meses después de decretado el estado de emergencia y las medidas sanitarias obligatorias para todo el territorio nacional.
"Desde el comienzo no hubo nada. Dijeron que estábamos más aislados de la ciudad y es por eso que, quizás, no nos implementaban las medidas de prevención, concluyó.
William Mejía, un extrabajador del campamento 2 de Ocho Sur, que renunció ese mismo 15 de mayo, refuerza las versiones sobre la fecha de entrega de implementos de prevención.
"[Al] último, ese día que estaba saliendo, me dieron [la mascarilla]", aseguró para CONVOCA.
Sin embargo, Mejía mencionó que no fue testigo de ningún caso de COVID-19 o de alguien con síntomas parecidos en los cuatro meses que trabajó ahí.
"Yo no te puedo informar de que ha habido el caso [de COVID-19]. ¿No ves que la empresa estaba bien cerrada? No había ingreso ni salida de personal. Por esa razón se estaba manteniendo así. No sé cómo será ahorita”, agregó en la entrevista.
¿No ves que la empresa estaba bien cerrada? No había ingreso ni salida de personal
Mientras que Gavino Vásquez, exagricultor que perteneció al mismo campamento que Mejía y dejó la plantación en la primera semana de abril impulsado por el temor al contagio y la preocupación por su familia, reveló que los equipos de protección personal los debían de comprar con sus propios medios.
"Todo teníamos que comprar [mascarilla] por nuestros propios medios, pero no había dónde comprar. Trabajábamos así, normal, no más, sin mascarilla, sin nada", recordó en la entrevista con COVOCA.
Por la orden de inmovilización, los trabajadores no podían acceder a mascarillas fuera de las instalaciones de Ocho Sur. Afirman los trabajadores consultados que estas les fueron entregadas recién el 15 de mayo. (Foto: Facebook - Ocho Sur Comunidades).
De igual manera, otros trabajadores entrevistados informaron que el comedor ya ha empezado a suministrar infusión de eucalipto.
"Pusieron ollas ahí en el comedor y nos dijeron que deberíamos tomarlo como un té. Eso es bueno, dicen, para el COVID. Eso he visto hoy y el domingo pasado".
Por otro lado, Javier Cruz Marcelo, director de la oficina de epidemiología de la DIRESA de Ucayali, que participó en la intervención del último viernes 5 de junio, dijo a CONVOCA que quisieran saber la real magnitud de lo que ha sucedido en Ocho Sur.
"Quisiéramos saber la verdadera magnitud de lo que ha acontecido en esta empresa. Siendo una transnacional, me imagino que deberá tener los fondos como para poder salvaguardar la integridad de cada uno de sus trabajadores".
"Nuestra recomendación es la paralización completa de sus actividades, la desinfección de todas sus instalaciones y el testeo lo más pronto posible", finalizó Cruz.
Ocho Sur
Como se sabe, en 2012, las compañías del empresario estadounidense Dennis Melka, Plantaciones de Ucayali y Plantaciones de Pucallpa –hoy Ocho Sur U y Ocho Sur P–, empezaron a adquirir tierras con esquemas cuestionables y a destruir el bosque amazónico, razón por la que hoy son investigadas en Ucayali por usurpación de terrenos y deforestación.
El Grupo Melka también tiene indagatorias en Loreto y una de ellas ha llegado a una sentencia condenatoria en primera instancia contra sus directivos.
Entonces, ¿las compañías de Ocho Sur podían operar? Elvis García Torreblanca, director general de Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura, señaló a CONVOCA que si bien las empresas agrícolas realizaban una de las pocas “actividades esenciales” permitidas durante los dos primeros meses del periodo de cuarentena, éstas debieron cumplir en todo momento los lineamientos básicos y generales del Ministerio de Salud para toda la población.
"Cuando empezó el estado de emergencia, el Ministerio de Salud, que es la entidad rectora en toda la materia [sanitaria] para evitar el contagio, sacó disposiciones que regían el accionar de todos los peruanos respecto a la COVID-19", explicó García a CONVOCA.
El funcionario señaló que estos lineamientos generales, que desde el 16 de marzo debían cumplirse, luego se fueron precisando y aumentando con las recomendaciones del propio Ministerio de Agricultura, como las medidas publicadas el 3 de abril en la resolución ministerial 094-2020-MINAGRI.
Fotografías publicadas el 8 de abril por el referido portal Dino Ucayalino muestran camiones cruzando el río en balsas en la localidad de Tres Islas, acompañadas de un texto que indica que los vehículos habrían ingresado de esta manera a las inmediaciones de Ocho Sur cargando fertilizantes.
En la serie de fotos, aparece personal con uniforme de la empresa Geminis Security S.A.C., con mascarilla y guantes, como es obligatorio en todo el territorio para todos los ciudadanos desde el último 3 de abril. Sin embargo, las otras personas que están en la misma balsa, incluido el conductor de un camión, no llevan los tapabocas necesarios para transitar.
"Los casos de estas empresas tienen tres momentos criminales muy marcados", apuntó Julio César Guzmán, procurador público del Minam para CONVOCA.
"El primero, que es en el papel, sería el tráfico de tierras, porque se han asentado en lugares donde la transferencia de predios no ha sido muy clara. Después de ese, otro momento criminal es la actividad de la empresa que deforesta", dijo.
"Y el tercer momento criminal sería el de la comercialización clandestina de los productos, pues no te importaron los dos primeros momentos y encima sigues trabajando", adviertió.
"Esta empresa no tiene instrumento [de certificación] ambiental ni PAMA (Programa de Adecuación y Manejo Ambiental) aprobado. Sin embargo, está cosechando e incorporando en la actividad comercial productos que han sembrado y que vienen de un hecho ilegal. Si no tenían autorización para deforestar, menos para sembrar y aún menos para producir. Es una cadena", puntualizó Guzmán.
Al momento, con los 35 casos confirmados, las disposiciones de la DIRESA de Ucayali y la Defensoría del Pueblo, Ocho Sur ha sido obligada a paralizar sus actividades durante este periodo.
Camiones cruzan el río en balsas en Tres Islas, Nueva Requena, Ucayali. (Fotos: Facebook - Dino Ucayalino).
Datos:
- En todo Ucayali, al 11 de junio, ya se han confirmado 7 013 casos positivos de COVID-19 y 771 decesos por esta enfermedad, según indica DIRESA de Ucayali. La región no cuenta con personal de salud, tal es el caso que al 2017 por cada 10 mil habitantes existían 7,8 médicos. Y, según denuncian los vecinos de Pucallpa, por estos días el precio de un balón de oxígeno de 10 m3, indispensable durante la emergencia sanitaria, se ha elevado hasta un rango entre los 3 mil 500 y los 5 mil soles, por su alta demanda y la especulación de los empresarios.
- En 2018, en el especial Palmas para nadie, CONVOCA reveló el circuito comercial que recorren los productos de palma aceitera provenientes de los bosques arrasados por el Grupo Melka, desde que salen como materia prima de las plantaciones de Ucayali hasta que llegan en forma de aceite de palma a Lima, a las instalaciones de Alicorp —la empresa de bienes de consumo masivo más grande del Perú, con presencia en toda América, y a quienes el Banco Noruego canceló sus inversiones por deforestación—.
Accede al reportaje completo de CONVOCA en el siguiente enlace Ucayali: el 90% de de los trabajadores de Ocho Sur testeados dieron positivos para COVID-19
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Con información de COVOCA, Defensoría del Pueblo, LaMula.
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Los primeros resultados de una jornada de pruebas masivas arrojaron una cifra que bordea los mil infectados. pic.twitter.com/lJraNwHz53
— Servindi (@Servindi) June 8, 2020
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