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El caos controlado

Imagen: Frank Gehry

Servindi, 14 de agosto, 2016.- ¿A qué se debe todo lo horrendo que está pasando en el mundo? Execrables masacres y atentados terroristas del Estado Islámico en Irak, Afganistán, Siria, Libia, Francia, Bélgica; masacres por grupos paramilitares en México; francotiradores y muertes a mansalva en Estados Unidos y otros países; escasez de alimentos y desabastecimiento en Venezuela, etc., etc.

En el artículo que se transcribe a continuación, publicado en la web altermundista europea Rebelión, Alberto Rojas Andrade expone su interpretación de estos y otros acontecimientos internacionales a partir de la Teoría del Caos Controlado, formulada por uno de los ideólogos y estrategas de Estados Unidos: Steven Mann;

Antes de exponerla, Alberto Rojas explica sus propias consideraciones sobre lo que es el orden, el desorden, la violencia y el caos. La predsente introducción y el artpiculo nos ha sido enviado por Wilder Sánchez quién recomienda su lectura.

El caos controlado

La forma de la guerra subrepticia del presente

Por Alberto Rojas Andrade

El desenlace de una guerra es siempre incierto.
Séneca. Phoenissae, 629

Atentados sangrientos en Alepo, Mogadiscio, Kabul, Bagdad, Múnich, París, Niza, Ankara, Estambul, Damasco, Homs, Bruselas, Trípoli, Medina, Daca, etc. tiroteos mortíferos por todos los EE.UU., violencia atroz e irrefrenable de bandas en México, Centro América, Colombia, crecientes tensiones de occidente respecto a Rusia y China, cruento Golpe (¿auto?) de Estado fallido en la crucial Turquía, homicidios múltiples en otros lugares del mundo, etc. constituyen un panorama de violencia, terror, agitación, incertidumbre y angustia, difuso y hasta demencial. La situación es descrita como “caótica”. No obstante, una mirada en contexto permite detectar lógicas perfectamente predeterminadas y coherentes; el “caos”, con el que se identifican dichas situaciones en el Norte del Atlántico, ¿lo es en realidad?

Apareciendo como marco de referencia de sociedades azotadas por una violencia de difícil exposición coherente, los sucesos expuestos con el vértigo innato de los medios contemporáneos, conectan con planteamientos militares de control de poblaciones, a los cuales se les ha denominado en la jerga tecnocrática “caos controlado”, aunque son tan antiguos como la humanidad. Veamos sus circunstancias actuales.

Desorden no es Caos. En la práctica la obediencia siempre en política es condicional y nunca ejercitada por la absoluta mayoría, o todo el tiempo por el conglomerado social. En otras palabras, en la realidad “el paso del tiempo y el movimiento de las fuerzas sociales trazan sin fin los caminos del desorden” (1). Esta siempre parcial y temporal subordinación es tenida maliciosamente por los poderes como forma de un desorden y hasta caos, la llamada Entropía (2).

El denominado “orden” es permanentemente un momentáneo equilibrio referido a un instante determinado; “en los sistemas sociales, así como en los sistemas culturales, la presencia y consecuencial aumento de la entropía es un proceso constante” (3). Ello a causa de que la entropía social es por acción y definición, “un fenómeno cíclico, complejo y dinámico, a partir del cual puede afirmarse que toda sociedad tiene en sí misma el germen de su diversidad, de su progresión, pero también del caos necesario para engendrarlo” (4).  Lo que nos conduce a la inquietante certeza de que “el futuro inmediato, y lo que este tiene de imprevisible, introduce una especie de violencia en el presente” (5); en la forma de que esta constituye un hecho que fuerza la existencia de otro u otros hechos, y esto vale para lo imprevisible y lo previsible.

Vemos una auténtica dialéctica del orden y el caos, pues es evidente que todo proceso natural así como social recorre ciclos imperfectos, más bien caóticos (6). La naturaleza y la sociedad humana y tienen una relación dialéctica, asentándose en el fundamento de la indeterminada fluctuación, que puede ser asimilada al sustantivo “caos”. El orden es producido de alguna manera del caos; el ejemplo sería varias docenas de huevos mezclados con vigoroso entusiasmo en una licuadora. En otras palabras, necesariamente el “caos” una fuente de orden.

El caos como desorden responde a una idea política según la cual desde determinado orden se establece un “no-orden” como “desorden”. Así entender el caos como un desorden es considerarlo en función de un orden (7), que es la noción planteada en la política. Por consiguiente, es apreciable que en la física y lo biológico-social, ni se da el desorden total, ni el orden perfecto; lo cual determina que el concepto eminentemente político de lo hoy denominado caos, tenga sus orígenes difusos y contradictorios en la mitología, la ciencia ficción, la fáctica (8), y hasta la Contrainsurgencia.

A su vez, sabemos que el caos aparecido en la base de toda ordenación del mundo, no debe ser asimilado a simple desorden, porque este sólo puede pensarse a partir de un específico orden. El caos es en términos estrictos, un estado anterior a todo concepto, ya sea de orden o de desorden. El caos como desorden responde a una idea política según la cual desde determinado orden se establece un “no-orden” como “desorden”. Así entender el caos como un desorden es considerarlo en función de un orden (7), que es la noción planteada en la política. Por consiguiente, es apreciable que en la física y lo biológico-social, ni se da el desorden total, ni el orden perfecto; lo cual determina que el concepto eminentemente político de lo hoy denominado caos, tenga sus orígenes difusos y contradictorios en la mitología, la ciencia ficción, la fáctica (8), y hasta la Contrainsurgencia (9).

El caos, en el sentido de un desorden complejo, es un elemento básico de nuestra realidad (10). Es parte del usual devenir de la vida individual y colectiva, una manifestación de la refrescante dinámica social. Sin la presencia de ese caos no existiría la vida y la sociedad humana como tal, pues forma parte de su nacimiento, desarrollo y vicisitudes (11). Es una constante en toda sociedad el binomio orden/desorden (este asimilado a caos), la organización humana se encuentra atravesada por dicha confrontación, su existencia posee directa relación con aquel. Diríamos que esto es correlativo a todo ser, en el cual suceden transformaciones, fuerzas, influjos, procesos; por ello, algo estimado como “orden social” se haya simbióticamente unido al “desorden”, al recibir múltiples energías nuevas (12).

Violencia-Caos. La violencia como conjunto de hechos de fuerza a su vez productores de otros hechos, “también puede aparecer bajo el aspecto de una epidemia, de un desorden contagioso, dificultante y a la vez circunscribible; una enfermedad de lo social que mantiene al individuo y, por extensión, a la comunidad, en un estado de inseguridad” (13).

Así, ese otro sustantivo muy repetido, sinónimo de violencia, llamado terrorismo, “provoca un estado de miedo y angustia por la utilización de la violencia difusa, desorganiza, debilita los poderes, imita catástrofes naturales y los estragos de la enfermedad contagiosa” (14). Con una particularidad en sus ejecutantes: “los actores de la violencia son esencialmente técnicos del desorden” (15). Justamente desde el Estado como “bestia magnifica que es” al decir de Michel Foucault (16), los agentes de los servicios de espionaje y los miembros de cuerpos paraestatales de las potencias, unos ideando frenéticamente y otros practicando fieramente acciones violentas perturbadoras, provocadoras, incitadoras, poseen la indeleble etiqueta de ejecutar “desorden planificado” por su inmensa capacidad para lograr tales fines, manifestada en recursos (su estructura y técnicas). En estas materias emprenden, nada desprevenidamente, la imitación de catástrofes naturales, lo cual es muy favorable a la narrativa de los Psyops de difundir actos de terror, resultantes en la propagación de un “miedo extremo de Estado”. Con la reiteración correspondiente aparecen a manera de actos incontrolables (como un sismo), prácticamente caídos del cielo (como una tormenta) (17), y consecuencialmente, por ello inducen al abatimiento e impotencia de la sociedad que los padece y como un efecto residual de tensión en las restantes. La similitud con poderes más allá de la voluntad humana se completa con la caracterización de los malvados agentes de la violencia expuestos estereotipadamente a la población a manera de entes extraños, incomprensibles y abstractos, una especie de demonios. Allí nos encontramos con mal ataviados fanáticos religiosos, hirsutos bandoleros-traficantes de codicia nihilista, solitarios dementes con modernas panoplias, acaso famélicos ladronzuelos o detestables refugiados de lenguaje bárbaro.

Ya antes en Europa se habían establecido los posibles efectos manipulatorios de una especie de domesticación del caos en determinado sentido en ciertos carnavales (18). Como se infiere, aquí hay una delimitación territorial y temporal en el “caos carnavalesco”; así, se plantea un combate a un determinado ‘desorden social’, el de las diversas fuerzas políticas callejeras, con otro acto de desorden social no politizado (el carnaval), circunscrito en tiempo y lugar, alimentando con ello temor a la violencia social (en estado bruto). Al final, el poder de ello saca provecho en el “orden y la moral”, generando un rechazo extendido a todo desorden, justamente practicándolo pro tempore y en lugares preestablecidos (19).

Militarización del Caos.Un funcionario del gobierno de Washington al servicio de su política exterior, participante en el desarrollo planes en varios de los considerados por su país, actuales “puntos calientes”, Steven P. Mann, desde inicios de los años noventa habla sin tapujos de la necesidad de utilizar “caos controlado para asegurar y promover los intereses nacionales de los Estados Unidos”(20). Mann formula su teoría en una revista militar, a fin de aplicarla en el plano práctico de las relaciones de fuerza y diplomáticas de EE.UU.: “Podemos aprender mucho si vemos el caos y la reorganización como oportunidades, y no perseguir la estabilidad como una meta ilusoria... El entorno internacional es un excelente ejemplo de un sistema caótico, con un "carácter crítico auto-organizativo (21)”. Para Mann, el mundo es irremediablemente caótico como consecuencia de algo obvio: los muchos actores humanos en la política con diferentes objetivos y valores (22).

Steven P. Mann, desde inicios de los años noventa habla sin tapujos de la necesidad de utilizar “caos controlado para asegurar y promover los intereses nacionales de los Estados Unidos”(20). Mann formula su teoría en una revista militar, a fin de aplicarla en el plano práctico de las relaciones de fuerza y diplomáticas de EE.UU.

El meollo del pensamiento de Mann es la conducción a momentos determinados de “criticidad política”, en un particular espacio territorial y por un tiempo definido de antemano de acuerdo a unos prerrequisitos. Por consiguiente, la población-objetivo, dados ciertos presupuestos, entrará inevitablemente en el “caos” y por tanto en "transformación", aprovechando que “cada actor en los sistemas políticamente críticos crea energía de conflicto,… y cualquier curso de acción lleva el estado de cosas a una reorganización cataclísmica inevitable” (23).  En otras palabras, estamos una vez más ante una guerra con nuevas y subrepticias formas. El término ‘cataclísmica’ nos conduce al aspecto artificial, de la imitación de lo sobrehumano, de los hechos causados con el “caos controlado”.

Como es notable, hay mucho de intencionalidad fatalista en este postulado pretendidamente científico, de profecía de autocumplimiento, puesto que Mann establece su visión como la única manera de establecer un orden mundial a largo plazo; el caos de esta forma expuesto, será la “mejor garantía de la Seguridad Nacional de los Estados Unidos” (24), debido a que de acuerdo a su ensayo, estos son los únicos capaces de preservarse a sí mismos como una “isla de orden” en un océano de caos globa l(25). Obviamente, en términos reales, es el US. Government el capacitado para propiciar dichas situaciones a esta escala, con su ampuloso aparato de espionaje y guerra, y de allí el autocumplimiento.

El tipo de situación política particularizada por Mann, garantiza la seguridad interna de los EE.UU., negando la posibilidad de establecer al interior de Estados Unidos un “caos controlado”, también como vaticinio (26). Lo formulado es de alguna forma una variante de las Guerras de Baja Intensidad (GBI) de los años setenta y ochenta en América Latina, o lo por estos tiempos denominado como “pequeñas guerras” (small wars). Aquí es importante resaltar la posibilidad en determinadas circunstancias, de permitir calculadamente el deterioro de una situación política, social o económica, algo conocido como “dejar pudrir”, permitiendo generar la ocurrencia de hechos legitimadores de la producción de otros de fuerza.  Esto es usual en la represión de los movimientos sociales actuando en huelgas, en las calles y se relaciona con supuestos o reales actos de vandalismo, daños, lesiones, hasta muertes, así como en la creación de diversos cuerpos (policiacos, militares, paramilitares), accionando bajo la forma de ‘falsa bandera’, una táctica militar específicamente contemplada en sus manuales.

Va siendo evidente que la teoría de Mann es meramente un renovado intento de hacer racional y contemporáneo, un conjunto de elementos de guerras de agresión anteriores, demostrables fácilmente a través de la historia (27); aquella resulta ser apenas una teorización justificatoria a posteriori. Sabemos bien los resultados de los intentos de pretender explicar lógicamente infaustas instrumentalizaciones del dominio: “el poder de la razón es un poder sangriento” (28).

Adicionalmente, el desorden puede ser propiciado de manera menos ostensible, en la venalidad aguda de una sociedad con funcionarios corruptos jugando un papel clave en el control de la economía o unas finanzas tan ampliadas (distorsión del proceso social en sí mismo), proyectando en la gente desazón y una sensación de una sin salida, de insolidaridad propiciante a su vez del caos diario del “sálvese quien pueda”. Con la exacerbación del arribismo al propagandísticamente aumentar las expectativas materiales, especialmente entre la clase media, se obtiene una desorientación en el sentido de la razón de ser de la organización de la sociedad, impulsando a esta a ser más reaccionaria, confundida y alienada a extremos de suma ignorancia, idiotez generalizada y cinismo (indiferencia); en muchos casos, la lamentable situación del presente.

El objetivo de afectar una nación establece que la imposición del control sobre la misma, en estos tiempos de privatizaciones, pueda ser realizado lo mismo por las corporaciones transnacionales como por abiertas organizaciones criminales o despiadadas instituciones supranacionales, sincronizadas con quienes justamente emplean las tecnologías del “caos controlado”: el poder ejecutivo estatal.  En esta tarea combina Estados Unidos "poder blando" (diplomacia, sobornos, presión mediática, “ayudas”, etc.), con bárbaras agresiones militares pretextadas de diversa forma (Yugoslavia, Colombia, Afganistán, Irak, México o Libia (29).  Este proceso se facilita por el dominio de los agresores sobre los recursos globales financieros, militares y de información. Es necesario también en este orden de ideas, producir con extremada violencia, migraciones forzadas y masivas, que hacen a los trabajadores individuales mucho más baratos, privándoles de derechos y a la vez dejan territorios con recursos naturales para ser explotados sin oposición efectiva (30).

Neocolonialismo y Acumulación por desposesión del centro capitalista. El “caos controlado” de la teoría de Mann es de facto, un neocolonialismo que transforma a los países en proveedores de recursos para el primer mundo. La forma general del mismo es de hecho, un reciclaje del neocolonialismo de los años sesenta, pero más subrepticio aún. Implica una combinación de relaciones depredadoras en el comercio y expropiación violenta de propiedad. Debemos tener en cuenta que las economías de la UE y de los Estados Unidos no crecen incrementando su producción, sino reasignando la riqueza de los Estados débiles, una vez más a los fuertes; del sur hacia el norte. Esto se logra usualmente a través del debilitamiento del Estado-nación (por lo general mediante la elaboración de la trampa de la deuda), la privatización y usurpación de todo tipo de bienes nacionales (31), con la complicidad comprada de elites locales. Cuando esto falla, entra el “caos controlado”.

El “caos controlado” de la teoría de Mann es de facto, un neocolonialismo que transforma a los países en proveedores de recursos para el primer mundo. La forma general del mismo es de hecho, un reciclaje del neocolonialismo de los años sesenta, pero más subrepticio aún. Implica una combinación de relaciones depredadoras en el comercio y expropiación violenta de propiedad.

Medios y el Caos. Stephen Mann también describe específicamente el papel jugado por un presupuesto que tácitamente establece como fundamental, en especial en el entorno de los momentos de criticidad de su “caos controlado”: “dada la ventaja de los Estados Unidos en las comunicaciones y la creciente capacidad de movilidad global, el virus (en el sentido de una infección ideológica) será auto-replicante y se expandirá de forma caótica” (32). En este campo radica la importancia del manejo de los mass-media, de conformidad a las dimensiones y mimetización del aparato de utilización de la información de los Estados Unidos. Consecuencialmente este accionar, conlleva un profundo ataque a la cultura de otros pueblos, el cual lleva a cabo una desmoralización y abatimiento (del tipo “no hay nada que hacer”, “debemos adoptarnos es inútil oponernos”, “es la tendencia”, etc.), con el fin de imponer cierto tipo de valores individualistas; es decir, los de la persona atomizada, hedonista, disociada, temerosa.  Así se destruye la subjetividad colectiva, que es la base del orden social de los pueblos: “nuestra Seguridad Nacional, por lo tanto, estará más segura si dedicamos nuestros esfuerzos a la ganancia de las mentes de países y culturas que están en la discrepancia con el nuestro” (33).  Precisamente a través de acciones mediáticas de carácter militar, las Operaciones Psicológicas (Psyops en inglés), difundidas como información, entretenimiento, distracción cotidiana, etc., en medios tomados por el poder económico. Esto es señaladamente notable en el aspecto de que los momentos críticos (ataques militares, atentados, catástrofes naturales, decisiones económicas y demás), ocurren entre lapsos, a fin de que el hecho noticioso magnificado y su conmoción, no se vea opacado por los anteriores ni por los que han de venir. Incluso para este fin, crímenes patológicos son manipulados apareciendo veladamente como parte de una demarcada “escalada terrorista” (34).

Hibris y Capitalismo. Para los griegos de la antigüedad el concepto Hibris (desmesura) se oponía al orden regido por la razón, vinculándose mitológicamente con la deidad Dionisos, una especie de proto terrorista del Olimpo. La Hibris en la era moderna ha tomado forma palpable en la magnificada codicia de lo financiero, las armas o materias primas, etc., fundamental al terrorismo capitalista realmente existente, firmemente desarrollado desde el siglo XIX, acarreando desordenes nuevos y acumulativos (35), en una desmesura, por los medios tecnológicos a disposición, no vista antes en la existencia humana. Ello es paradójicamente tenido como “normal”, en la sociedad de mercado, aquí si argumentando, la natural incertidumbre de la vida biológica y social a la que nos abocamos (36)”.

Stephen Mann, bajo la certeza de la vida abierta a las expectativas, para llamarlo de otra forma, predica un dominio sobrehumano de eventualidades, llegando a lo metafísico: “externamente los acontecimientos se desarrollan como si lo hicieran por sí mismos y como si su naturaleza fuera justamente, caótica, pero en última instancia, esos procesos turbulentos y heterogéneos llegan a su fin, a un punto determinado” (37).  Esto es, iniciar una guerra y concluirla a placer (¡Vaya poder nunca visto!), con hechos emergidos de la nada, de insignificancias o notas al margen; absolutamente absurdo, y sin embargo, mediáticamente impuesto como realidad de angustia, a manera de Hibris recalcitrante de nuestro tiempo.

Oriente Medio y Revoluciones de Colores. Caos en geopolítica, esto es la aplicación del “caos controlado” en la práctica en las relaciones internacionales diplomáticas y militares, es ejecutado actualmente en el Medio Oriente; en Siria hay notables signos de su aplicación (38). Por lo cual, el caos formulado “se convierte por tanto en un elemento de dominación que, bajo control de las potencias occidentales, puede prolongarse o atajarse a conveniencia (39)”. El objetivo es que se prolongue el conflicto bélico, con el omnipresente en las informaciones y a la vez fantasmagórico y absurdo Estado Islámico (EI) (40), que “los enemigos de Estados Unidos y sus aliados se desangren entre ellos en pequeñas guerras” (41). Es observable aquí la praxis del postulado de Mann, en cuanto a que el caos sería en el Levante, un instrumento de dominación, pues sirve ampliamente de pretexto prolongado de intervención militar, siendo ostensible como parte de una estrategia de más largo alcance de los Estados Unidos en esta parte del mundo (42).

Hay tristes antecedentes cercanos en este sentido en George W. Bush y su “Guerra contra el Terrorismo”, y el subsecuente estado de “caos” en Afganistán, Irak, Libia, Yemen y la renombrada Siria, para sólo citar los casos más recientes.  Las rimbombantes e incoherentes “revoluciones de colores” de Ucrania, Egipto o Túnez, muestran elementos de “caos controlado”; siempre terminando con el poder en manos de un grupo más conservador que el anterior gobernante e indefectiblemente pro estadounidense y un sangriento desorden pro tempore, causado desde afuera (Egipto: Revolución Blanca, Plaza Tahrir 2011; Ucrania, Revolución Naranja de 2004, disturbios calculados y violentos en Kiev Plaza Maidán 2013-14).

Estados fallidos. La “criticidad caótica” meticulosamente instrumentada, consiste básicamente en golpes de estado (o intentos), ataques militares directos o indirectos, atentados de todo tipo, homicidios selectivos, constantes ofensivas mediáticas de descalificación de Estados y personajes, “ayuda” en instrumentos de muerte e instrucción militar y paramilitar, agresiones de desestabilización económica y financiera, impulso a tensiones divisorias al interior de países; formando parte de una estrategia perdurable hasta por décadas. Y se encamina a una situación permisiva de la intervención extranjera destructora de solidaridades nacionalistas, convirtiendo Estados estructurados en otros que encajan en el concepto orweliano de “Estados fallidos” (rogue state) de acuerdo a la jerga tecnocrática (en inglés algo así como Estado granuja, forajido) (43). Así, lo pretendido es confundir a la gente, de la manera enunciada por Mann, en cuanto a la utilización del poder mediático del imperio estadounidense para la tergiversación u ocultamiento de los hechos, revolviendo, enmarañando, prescindiendo de la historia, haciendo intrincado el desarrollo de las circunstancias políticas. No obstante, a pesar de todo, no puede ser ocultado el armazón de contradicciones, pues en veces se llega hasta el ridículo apenas sustentado por la repetición mediática (44).

Un caso concreto: Irak como “Estado fallido” creado con una invasión, genera el “caldo de cultivo sobre el que se asienta esta estrategia imperialista paramilitar” (45), irradiada luego a Siria y cuyo objetivo final es afectar Irán. Lo paramilitar en la multiplicidad de la violencia desplegada es un instrumento eficiente en los propósitos de ocultamiento de los reales actores, los verdaderos titiriteros, muy utilizado en otras partes del mundo por su mimetismo. Esta creación de Estados Fallidos como pretexto de intervención militar, política, económica, etc. institucionaliza y da legitimidad internacional a cualquier agresión posterior, al implantarla artificialmente como terapia política neutral de “saneamiento” de problemas de ese otros socorrido sustantivo: terrorismo.

¿Y América Latina? Un esquema de “caos controlado” es comprobable en Venezuela desde 2014, a manera de un escalamiento de tensiones, en el prolongado e inexplicable desabastecimiento de alimentos y medicinas, atentados, asonadas, inoperancia indescifrable del gobierno, corrupción; una especie de guerra civil en ciernes y en el fondo la ambivalencia indispensable del actor caótico por excelencia, el paramilitar. El gobierno no cae, empero el deterioro del proyecto bolivariano es patente. El objetivo sería la desmejora profunda de la situación, hasta las elecciones del 2018, cuando el descredito del gobierno de Maduro sea irreversible.

En este contexto, así mismo es apreciable una semejanza más que sospechosa entre la irracionalidad del islamismo de utilería “made in OTAN” (Turquía, más Israel y Arabia Saudita y demás), con otras irracionalidades crónicas en América Latina, como la amañada y nefasta Guerra contra las Drogas. Con un enemigo, “el narco”, tampoco explicado en términos históricos y políticos, empero, así mismo, farragosamente anunciado en pertinaces informes periodísticos (Psyops) (46). Todo esto, bajo la crónica violencia de bandas criminales de mutación tendiente al infinito, y a la vez, nada lejanas de fuerzas policiales y militares entrenadas y equipadas por el gobierno de la Casa Blanca.

Democracia y Caos. A pesar de lo polisémico que resulte el término democracia, está en últimas resulta en una diversidad radical, una pluralidad extensa de voces y prácticas con una lógica intrínsecamente subversiva e igualitaria: acabar con las relaciones de dominio y subordinación. Esto mantiene una constante tensión con la hegemonía; con los proyectos y prácticas del poder. Es justamente esta democracia fluida, caos procedente de la dinámica de biología, del mismo planeta y por supuesto de las sociedades humanas, la que es soslayada, falsificada, revertida, perseguida. Para quienes elaboran teorías a fin de alimentar estrategias militares de dominación colonialista, como grandes aportes, la realidad es tozuda; en últimas, el conflicto humano se nutre de acciones de la sociedad de tal complejidad que es imposible su absoluta previsibilidad. Seneca ya lo sabía.

Notas:

(1) Georges Balandier. El Desorden. La Teoría del Caos y las Ciencias Sociales. Elogio de la Fecundidad del Movimiento. Editorial Gedisa S.A. Barcelona 1993. Pág. Pág. 118.

(2) La tendencia natural a la pérdida de orden de un sistema.

(3) Teoría del Caos Social. Crisis, Conflictos y Caos Social. Andrés Simón Moreno Arreche. http://www.oxigeme.com/wp-content/uploads/2014/10/Teoria_caos_social.pdf . Pág. 1. Cursiva fuera de texto.

(4) Moreno. Ibídem.

(5) Balandier. Pág. 163

(6) G.H. M. Teoría del Caos y los Movimientos Sociales. Rebelión http://www.rebelion.org/noticia.php?id=17078

(7) Moreno Arreche. Pág. 2,3

(8) Leonard Smith. Caos: una breve introducción. Alianza Editorial. Madrid 2011. Pág. 14

(9) Allí en estas doctrinas represivas se asimila el “caos” a la “anarquía”, otra noción redefinida orwelianamente.

(10) “Desde la complejidad, la aparente ausencia de orden, dada por el caos, ya no resulta un fenómeno patológico sino un aspecto constitutivo de la realidad”. Moreno Arreche. Pág. 3

(11) “El orden y el desorden son como el anverso y el reverso de una moneda: inseparables. Dos aspectos ligados con lo real, en el cual uno, según el sentido común, aparece como figura inversa del otro…. Todas las sociedades dejan un lugar el desorden”. Balandier.

(12) Balandier. Pág. 122.

(13) Balandier. Pág. 188

[14] Balandier. Pág. 194

(15) Balandier. Ibídem

(16) Poder, una bestia magnifica. Sobre el poder, la prisión y la vida. Siglo XXI Editores. Buenos Aires 2011. Pág. 60

(17) Ello es particularmente diciente, pues modernamente estas son tomadas en el sentido de “tragedia”; y esto en Grecia antigua equivale a un acontecimiento ocurrido por voluntad de los dioses, en el cual no participan los mortales.

(18) “La práctica de la cencerrada muestra claramente –y también más sintéticamente- la manipulación del desorden a beneficio del orden y su moral. Lo capta y lo utiliza bajo la forma menos “trabajada”, la violencia elemental dirigida contra las personas, la hostilidad poco ritualizada, el trasfondo agresivo unido al jaleo, a lo que es calificado de rough music en la cencerrada inglesa…” Balandier. Pág. 122

(19) Balandier. Pág. 122. Dicho elemento pro tempore, lo distingue de los simples actos de falsa bandera o acciones directas de guerra, poseedores de fuerza desestabilizante, de desorden.

(20) "Chaos Theory and Strategic Thought // Parameters" [Teoría del Caos y Pensamiento Estratégico // Parámetros] (US Army War College Quarterly, Vol. XXII, Autumn 1992, pp. 54-68). http://www.globalresearch.ca/controlled-chaos-as-a-instrument-of-geopolitical-warfare-and-color-revolutions/5516279

(21) Mann. Ibídem

(22) Mann. Ibidem.

(23) Mann. Ibídem.

(24) “Si no podemos lograr un cambio ideológico en el mundo entero, tendremos solamente períodos esporádicos de calma entre transformaciones catastróficas". Mann. Ibídem.

(25) Vladimir Prav. “Caos controlado” como herramienta de estrategia geopolítica. Southfront http://www.globalresearch.ca/controlled-chaos-as-a-instrument-of-geopolitical-warfare-and-color-revolutions/5516279

(26) La ostentosa represión mortífera de las minorías, es un signo de una directa intensión de manejo violento de la población interna, donde los álgidos problemas políticos y sociales también están presentes.

(27) Podemos citar, la Operación Northwoods (1961), Programa Cointelpro (1956-1971), el Programa Fénix en Vietnam (1968-1973), todas las iniciativas policiaco-militares de Guerra a las Drogas en Latinoamérica (1971 al presente) y en general las guerras internacionales o civiles, prolongadas en el tiempo donde tenga intereses una potencia. El poder del Estado fuerte puede terminar la “subversión” interna, el tráfico ilegal o la lucha armada exterior con victoria, más “inexplicablemente” continúa también indeterminadamente, la represión extendida, el flujo de psicoactivos ilegales o la presencia colonial directa o indirecta.

(28) Foucault. Pág. 60

(29) Conflictos étnicos, tráfico de sustancias ilegales, santuario del llamado ‘terrorismo’, desbordamiento inusitado de una feroz criminalidad, intempestivo derrocamiento de un tirano, respectivamente.

(30) Prav. Ibídem. Colombia es la nación del hemisferio occidental con más desplazados, unos seis millones, y se halla bajo total control estadounidense.

(31) Prav. Ibídem.

(32) "Chaos Theory and Strategic Thought // Parameters" [Teoría del Caos y Pensamiento Estratégico // Parámetros] US Army War College Quarterly, Vol. XXII, Autumn 1992, pp. 54-68.

(33) Mann. Ibídem.

(34) Es el caso de un asesino múltiple en Japón con motivaciones absolutamente personales, y sin embargo expuesto veladamente a manera de parte de un ambiente de terror internacional. “Escribió (el atacante) en una carta su intención de "matar a 470 discapacitados por el bien de Japón" El Mundo. http://www.elmundo.es/internacional/2016/07/25/579687f8e5fdea2d358b465c.html

(35) Balandier. Pág. 145

(36) Algo así como que el capitalismo es incontrolable porque la vida lo es. De una u otra forma puede describirse la vida contemporánea referida a este tema como que “la modernidad es movimiento más la incertidumbre” Balandier. Pág. 154

(37) Mann. Ibídem.

(38)“Lo que hay en la zona es una estrategia de “caos controlado” es decir, de provocar caos en un punto y después se controla, de manera que uno decide cuando termina este caos”. Enric Llopis. Un Caos Controlado. Entrevista a Nazanin Armanian. http://www.elviejotopo.com/articulo/un-caos-controlado-entrevista-a-nazanin-armanian/

(39) Llopis. Ibídem

(40) Las razones para atacar a occidente expuestas por el Estado Islámico y/o sus otras etiquetas (Daesh EIIL, ISIS, ISIL, etc.), denotan una ridiculez y ahistoricidad tal, que cualquier musulmán las abominaría de plano: rechazo a los “infieles”, a la sociedad liberal, a los ateos, a los crímenes contra el Islam y la invasión de “sus” territorios. Daquiq. Citado en RT.https://actualidad.rt.com/actualidad/214803-estado-islamico-revelar-razones-odio-occidente

(41) Un hecho crucial ocultado sistemáticamente: Israel apoya en todo sentido a Al Qaeda. Llopis. Ibídem.

(42) “Ocurre que a todos los países imperialistas les interesa que en la zona haya una guerra para largo”. “Obama anunció que la guerra contra el estado islámico podría durar 30 años” Llopis. Ibídem.

Siendo corroborable la situación planteada, por que las sospechas de que todo el entramado de acontecimientos de terror en las ciudades mencionadas al comienzo, tenga un origen en agencias de espionaje occidentales y subalternas, se van haciendo cada vez más concretas. http://www.globalresearch.ca/the-cias-creation-of-islamic-terrorism-on-american-soil/5460047.

(43) En el caso sirio “Lo que ocurre es que se trata de confundir a la gente, como si la realidad fuera muy compleja, pero en definitiva es un grupo de mercenarios de unas dos mil personas, que pasan de una zona de guerra a otra y se orecen a quien más pague. En su mayoría están bajo control de Arabia Saudita, Qatar y EE.UU.” Llopis. Ibídem.

(44) “¿Cómo es posible que hayan podido derrotar a la Unión Soviética, con guerras económicas, políticas, militares y religiosas, y no puedan vencer a 2000 personas que no tienen helicópteros, tanques o misiles? … es una broma… tener entretenidos a los periodistas occidentales con la enumeración de pequeños grupos. Pero Al Nusra está formado por tres personas y tal vez ni eso, quizá es sólo una página web. Lo que sí sabemos es que hay un grupo de 2.000 mercenarios operando bajo en nombre del integrismo islámico, y que están absolutamente controlados por EE.UU.” Llopis. Ibídem; Thierry Meyssan. “… hombres entrenados por el Pentágono luchan contra hombres entrenados por la CIA”. La Política Exterior de Estados Unidos. http://www.voltairenet.org/article191671.html

(45) Crisis Siria. Karlos Zurutuza. ERBIL Entrevista a Asia Abdula y Salih Muslim, colíderes del Partido Unión Democrática PYD, Conflicto en Siria y Medio Oriente. Claves históricas y políticas. Askapena.

(46) “El modus operandi es prácticamente el mismo. Los excesos y odios instrumentados también. No me extraña entonces, que la geopolítica del terrorismo islámico se acople tan perfectamente a la geopolítica del narcotráfico. Una misma empresa, aterradoramente moderna. Israel Lazcarro Salgado. El Tlacuache. http://hool.inah.gob.mx:1127/jspui/bitstream/123456789/895/1/705_20_diciembre.pdf

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Fuente: Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215260
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Comentarios

CAOS Controlado o DESORDEN Controlado, teniendo como fin mantener guerras activas en el mundo para la venta de armas de las grandes potencias.

Sdos cordiales

efectivamente, el cao en Venezuela es parte del control impuesto por el sistema implantado, por los q hoy dirigen el gobierno del pais, desvaluación constate de la moneda, control de divisa, el cual favorece al mercado negro, control de los precio de los productos, otorgar 3 tipos de divisas, mientras que destruyen el salario, aumentando bonos de salarios, expropiación de empresas y luegos quebrarlas, tierras expropiadas, faltas de mantenimientos a la electricidad, comunicación., hospitales publicos abandonados,..inseguridad social, barriada altamente peligrosas, llamadas zona de paz, dejarlas a sus propias leyes, comandadas por individuos q estan fuera de la leyl (ASI ES COMO QUEBRAR UN PAIS)

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