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Un movimiento indocampesino que inyecta esperanzas

10 de marzo, 2017.- 

CODECA: un movimiento indocampesino que inyecta esperanzas y desafíos en una Guatemala sin rumbo

Por Ollantay Itzamná

10 de marzo, 2017.- No se sabe qué es lo que más les duele a las privilegiadas élites de poder en el país: Si su autoderrota moral e intelectual que se materializa en el corrupto Estado fallido, y la violenta desintegración social de la “nación” que intentaron construir, o el despertar y la insubordinación de los “indios” indeseados que pujan por romper el cerco de la finca denominada “Estado de Derecho”.

En el intento de la materialización y operativización del aparente Estado Nación, en los casi doscientos años de República, hicieron sendas reformas, parches, oráculos legales… Pero, jamás funcionó, ni funcionará, porque el proyecto de Estado Nación nació en Guatemala con un pecado capital que se llama: exclusión de las grandes mayorías.

En el intento del control y subornidación de la indiada, igual. Despojan territorios y masacran defensores indígenas como escarmiento para el resto, promueven a estudiantes y dirigentes indígenas para que readoctrinen a sus hermanos en la obediencia, permiten/promueven ONG indígenas cualificadas para descalificar/invisibilizar a los “desobedientes indios indeseados”.

Pero, nada de esto funciona del todo, y el Estado fallido continúa en picada.

Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) no nació para repensar el Estado

Don Mauro Vay, fundador y coordinador general de CODECA, casi siempre reitera a sus colegas defensores indígenas campesinos: “Yo, cuando fundé CODECA, no lo hice pensando en dirigir el país. Mi idea era ser una organización local, apoyando a otras organizaciones grandes como el Comité de Unidad Campesina- CUC, en aquel entonces”.

Fueron 17 indígenas campesinos, con bajo o ningún grado de escolaridad, quienes fundaron CODECA pensando en el acceso a tierra y derechos laborales en las fincas, en 1992, en Suchitepéquez. Pero, las organizaciones campesinas e indígenas de aquel entonces, lejos de acoger a esta asociación, lo excluyeron. “Se daban cuenta los pisados que yo no me dejaba manipular por nadie”, indica Mauro Vay, intentando explicar del por qué lo rechazaban.

La cooperación le negó el financiamiento a CODECA

“Ninguna de las agencias de cooperación asentada en Guatemala nos da financiamiento. Ellas, por sus ejecutivos locales que fueron integrantes de determinadas organizaciones guerrilleras, tienen contrapartes ya definidas”, indica Mauro Vay.

Y, efectivamente, en estos cuatro años que acompaño como voluntario a CODECA, no sólo que este movimiento no recibe proyectos o fondos de las agencias grandes asentadas en Guatemala, sino incluso los noruegos le retiraron el mínimo apoyo que le brindaban, hace algunos años atrás.

En buena medida, son sus afiliados quienes, con sus aportes mensuales de Q.3.00, quienes sostienen las dinámicas organizativas de este movimiento que no ha parado de crecer.

Abusivos cobros del servicio de energía eléctrica obligó a CODECA a convertirse en un movimiento social de alcance nacional

Fueron las comunidades rurales quienes obligaron a los defensores principales de CODECA a que asumiesen la defensa del acceso a la energía eléctrica como un derecho humano.

Así fue cómo la demanda de la “renacionalización de la energía eléctrica”, conectó a las comunidades “resentidas por los abusos de la empresa ENERGUATE” con este movimiento. Y éste, salió de la Costa Sur para convertirse en el movimiento social más grande y dinámico, como lo es actualmente en Guatemala.

“Tenemos que saber manejar los momentos”, les repite casi siempre Mauro Vay a sus colegas defensores/as. Así fue como lo hacen: identificaron la agobiante problemática de energía eléctrica en el campo, en el momento oportuno, y alrededor de esta problemática/demanda organizan y aglutinan a las comunidades.

Un movimiento social cuyos defensores son criminalizados, pero respaldados por la ONU

El ex Presidente de la República, Otto Pérez Molina, actualmente encarcelado por actos de corrupción, conceptualizó a CODECA como: “Un cáncer social que crece”. Y, en consecuencia, emprendió, junto con la empresa distribuidora de electricidad ENERGUATE, todo un proceso de criminalización y campañas de desprestigio en contra de defensores y comunidades de CODECA.

Secuestraron y encarcelaron a sus principales dirigentes defensores, incluido a Mauro Vay, pero a ninguno le pudieron probar delito alguno. Mucho menos el delito de hurto de fluido eléctrico.

Incluso existe una fiscalía especial, creada por Otto Pérez Molina, para perseguir a los que hurtan electricidad, pero no había, hasta el pasado año, ningún guatemalteco procesado por este delito, según el Fiscal de dicha dependencia.

En 2016, luego de un largo estudio, el grupo de estudio contra detenciones arbitrarias de la ONU, que conoció el caso de Mauro Vay y de otros dos defensores de CODECA, determinó que el Estado de Guatemala cometió el delito de detención arbitraria, y recomendó al Estado el “resarcimiento y garantías de no repetición”.

La criminalización tenía la clara finalidad de escarmentar y detener el crecimiento de CODECA, pero este movimiento continúa avanzando en la articulación social y en las ideas.

Qué ha logrado CODECA en este corto período de crepitante crecimiento

En un país donde las fronteras ideológicas (entre izquierda y derecha) se han diluido, y donde el privatizador sistema neoliberal se asume como dogma de fe, CODECA ha logrado instalar en el debate de la agenda nacional la renacionalización del servicio de la energía eléctrica. Y lo plantea no únicamente como un asunto socioeconómico, sino fundamentalmente como una cuestión de derechos humanos.

En un contexto donde la oenegización y el individualismo han desarticulado, en buena medida, los movimientos sociales locales y nacionales, CODECA, está demostrando que sí es posible organizar, concientizar y movilizar a multitudes de empobrecidos sin mayor cooperación financiera internacional.

En un país donde casi todas asociaciones de la sociedad civil permitida danzan incluso sin música al compás de quienes agendan los intereses de la geopolítica regional, CODECA se mantiene en su proceso libertario sin claudicar, ni ser atrapada por las ilusas promesas de reformas neoliberales.

Más por el contrario, este movimiento de indígenas y campesinos, que no tiene técnicos, ni consultores, mucho menos oficinas en la ciudad capital, desafía a todos los pueblos y sectores de Guatemala con la urgente necesidad de emprender un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional, para la creación de un Estado Plurinacional, como explica en su propuesta.

CODECA ya no son aquellos 17 jornaleros que soñaron luchar por mejores salarios. Ni tampoco es ya aquél “cáncer social” de “ladrones de luz”, como lo catalogaron en su momento. En la actualidad es un movimiento indocampesino, con una visión de país plurinacional, que cuestiona y se resiste al privatizador sistema neoliberal hegemónico, y construye nuevas relaciones de poder en y desde las comunidades.

Ésta es la “malcriadez” de CODECA que los patrones (autoderrotados moral e intelectualmente) difícilmente le perdonarán. Y, en consecuencia, seguirán activando/ensayando todas las artillerías posibles desde diferentes flancos en contra de estos “indios desobedientes”.

En Guatemala se libra una batalla desigual entre un elefante blanco cargado de plata y una multitud de hormigas diminutas que se organizan y luchan simultáneamente.

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*Ollantay Itzamná es indígena quechua. Acompaña a las organizaciones indígenas y sociales en la zona maya. Conoció el castellano a los diez años, cuando conoció la escuela, la carretera, la rueda, etc. Escribe desde hace más de 10 años no por dinero, sino a cambio de que sus reflexiones, que son los aportes de muchos y muchas sin derecho a escribir, se conozcan.

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