Entre ellos se encuentra Maister Flores Crispín, apu de Villa Gran Tierra y hermano de uno de los indígenas asesinados durante la represión del 8 de agosto de 2020.
Servindi, 8 de enero, 2021.- En los últimos meses, varios líderes indígenas de comunidades ubicadas en el Lote 95, región Loreto, han sido amenazados de muerte.
Entre estos líderes se encuentra el apu de Villa Gran Tierra, Maister Flores Crispín, quien además es hermano de uno de los indígenas asesinados durante la represión del 8 de agosto de 2020.
El dirigente necesita protección urgente para él y su familia; sin embargo, la policía de la localidad de Bretaña se mantiene indiferente a esta situación, revela el portal OjoPúblico.
Lote 95: indígenas olvidados
Bretaña, que se encuentra en el Lote 95, es la capital del distrito de Puinahua y también el lugar donde opera la compañía PetroTal, de origen canadiense.
Fue en este lugar donde el 8 de agosto de 2020 tres indígenas kukamas fueron asesinados en medio de una protesta de comuneros indígenas que fue reprimida por la policía.
La organización indígena Orpio presentó una denuncia penal contra el Estado por asesinato de kukamas el 8 de agosto de 2020.
Los indígenas exigían la atención del Estado para afrontar la pandemia COVID-19 y el cumplimiento de un plan de cierre de brechas debido a los derrames petroleros en la zona.
Además de la muerte de Wilian López, Chemilton Flores y Elix Ruiz, al menos 10 personas fueron heridas de bala aquel día.
Por este hecho, la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio) presentó una denuncia penal contra el Estado peruano el 7 de diciembre de 2020.
Piden justicia y denuncian abusos
Pese a que han pasado cinco meses desde aquel hecho, los deudos y víctimas continúan pidiendo justicia y denuncian abusos de la petrolera frente a la indiferencia de las autoridades.
Así lo indica en un artículo publicado recientemente en OjoPúblico, el director de Radio Ucamara, Leonardo Tello Imaina, quien también es kukama.
Tello relata que las máquinas que operan en el campo de explotación de la petrolera, generan un fuerte ruido y hacen temblar a las casas de la comunidad Villa Gran Tierra, cercana a Bretaña.
Además, cuenta que la empresa tiene una cámara de vigilancia que opera durante 24 horas y se superpone al territorio de la comunidad, violando así el derecho a la libertad de intimidad de sus habitantes.
Esto, “genera un malestar que se suma al provocado por el trato despreciable que reciben los pobladores kukama”, agrega.
A esta situación se han sumado las amenazas de muerte que han empezado a recibir, en los últimos meses, líderes indígenas que viven en el Lote 95.
Una situación que se da, mientras las víctimas de la represión del 8 de agosto de 2020, continúan pidiendo justicia.
“La llegada de las petroleras y el Estado a los territorios de los pueblos indígenas tienen el mismo libreto: promesas, engaño y muerte, bajo el nombre del progreso”, sostiene Tello.
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Puede leer el artículo completo de Leonardo Tello Imaina en el siguiente enlace: https://bit.ly/2JUNbbc
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