Servindi, 5 de febrero, 2017.- La Confederación Nacional Agraria (CNA) pidió al Estado tomar con seriedad el calentamiento global y sus consecuencias y atender a los pueblos del campo, más pobres y excluidos.
Mediante un pronunciamiento el gremio nacional de comunidades campesinas, pequeños agricultores y pueblos originarios se dirigió tanto al gobierno nacional como a los gobiernos regionales y gobiernos locales para hacer eficaz la ayuda ante la desgracia.
Recogiendo el clamor de sus bases abatidas por los desastres naturales pidió atención especial a la pobreza y exclusión de los pueblos que vivien en los campos peruanos.
A continuación el texto completo del pronunciamiento:
Pronunciamiento
4 de febrero, 2017.- El pasado martes un comunero aymara de Sijuaya (Moquegua) cayó al barranco al tratar de liberar la carretera por donde necesitaba pasar sus tunas y paltas; el camino se había obstruido por el derrumbe de un cerro a raíz de las intensas lluvias. A los 6 jóvenes mineros atrapados hace un mes en un socavón informal, sepultado por huaycos en Caravelí (Arequipa), acaban de declararlos muertos; a pesar del clamor de sus familias por no abandonar la búsqueda de sus cuerpos. Miles de hectáreas de cultivos de los ricos valles costeños han sido arrasadas por el agua, y lo que no se ha inundado se está pudriendo por la lluvia y el calor. Miles de familias agricultoras han perdido toda la cosecha de verano y hasta ahora esperan las maquinarias que les ayude a remover el logo y a encausar los ríos.
Son noticias que nos llegan desde nuestras bases regionales. Penurias y pérdidas cuantiosas que están padeciendo familias enteras por huaycos y desbordes de los ríos. Todo esto es muestra de lo que sabíamos que venía: la alteración de los fenómenos meteorológicos, que en suma es el cambio climático. Sin embargo, la razón de estos desastres no es solo natural; es también por la inacción, falta de prevención y mal manejo de nuestras autoridades.
El mismo premier de la República, Fernando Zavala, lo ha admitido al visitar las zonas del desborde del río Huaycoloro: “Definitivamente no estábamos preparados… esto nos ha tomado por sorpresa”, evidenciando que no hubo articulación con los niveles regionales y locales de gobierno para la prevención de estos desastres. Pero el problema tiene un fondo y consecuencia mayor.
No solo no estamos preparados para recibir tanta lluvia, también estamos abandonados a nuestra suerte. Ica ya venía de arrastrar la eterna reconstrucción de sus casas y la reparación de sus chacras a raíz del terremoto del año 2007, Cañete ya cargaba con el colapso de sus drenes que inundaban las parcelas. Moquegua ya gritaba estrés hídrico y contaminación, denunciando acaparamiento de agua por las empresas mineras. Nuestra soberanía y seguridad alimentaria ya estaba vulnerada.
Pero ahora es lo urgente. Si Defensa Civil somos todos, ¿dónde está el trabajo de prevención articulado?, ¿dónde están las autoridades proporcionando la maquinaria que necesitamos? Lo que viene luego de tanta agua son los trabajos de drenaje y acciones por enfrentar las plagas que afectarán los cultivos. La pregunta es: ¿Estamos preparados para sostener el abastecimiento de alimentos de la población peruana ante la crisis climática? No, sin duda.
Tras las acciones de emergencia se requerirá una atención especial a la productividad de nuestros valles. No nos abandonen una vez más, con deudas impagables y hasta despojo de nuestras tierras y territorios; no nos arrastren a ser solo peones de la agroindustria; no nos obliguen a ser brazos operantes de la minería formal e informal. Nosotros queremos trabajar nuestras tierras.
Es lamentable que en el mes de los carnavales, donde los pueblos originarios celebramos la venida de las lluvias que enriquecerán nuestra producción; se convierta en días negros donde tenemos que desaguar nuestras casas y chacras, llorando incluso a nuestros familiares y animales muertos.
Desde la Confederación Nacional Agraria – CNA, gremio representativo de comunidades campesinas, pequeños agricultores y pueblos originarios; exhortamos al gobierno nacional, a los gobiernos regionales y a los gobiernos locales a tomar con seriedad el calentamiento global y sus consecuencias. Pero sobre todo, les exigimos atender la pobreza y exclusión que, por estos días, nos ahoga aún más a los pueblos que hacemos vida en los campos peruanos.
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