Por José De Echave C.*
CooperAcción, 4 de septiembre, 2016.- Hace unos días en una entrevista, Alberto Vergara remarcaba en relación al desempeño del gabinete, que hasta el momento todo parece indicar que es un equipo que muestra cierta capacidad para el manejo político desde Lima y en los espacios más institucionales del propio Estado; pero que habrá que ver cuál será su desempeño si, mañana o pasado, se ven en la obligación de desembarcar en alguna región del país para enfrentar un conflicto social de envergadura, como los que han ocurrido en los períodos anteriores.
Hasta ahora lo único que ha dicho el gobierno es que se priorizará el famoso adelanto social para que las poblaciones vean los beneficios que generan los proyectos de inversión. Priorizar este tipo de enfoque, como el elemento determinante que supuestamente va a permitir que las poblaciones acepten las inversiones, es una clara muestra de las limitaciones de la visión del gobierno.
Lo cierto es que hasta el momento no hay mayores indicios sobre lo que el gobierno piensa hacer en este tema. Para comenzar, en la presentación de Fernando Zavala en el Congreso, no se mencionó ni una sola vez el tema de los conflictos sociales. Además, luego de un mes de gestión, todavía no se ha definido absolutamente nada en la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS) de la Presidencia del Consejo de Ministros: no hay ni nuevo responsable y menos aún una nueva estrategia o enfoque.
Hasta ahora lo único que ha dicho el gobierno es que se priorizará el famoso adelanto social para que las poblaciones vean los beneficios que generan los proyectos de inversión. Priorizar este tipo de enfoque, como el elemento determinante que supuestamente va a permitir que las poblaciones acepten las inversiones, es una clara muestra de las limitaciones de la visión del gobierno.
El problema es que de una u otra manera, diversos mecanismos de adelanto social ya han sido implementados, sobre todo en los años de bonanza como consecuencia del período del súper ciclo de precios internacionales y cuando la renta minera creció exponencialmente. No es difícil darse cuenta que estos mecanismos no funcionaron.
El primer paso para salir de enfoques conservadores sobre el abordaje de la problemática que se vive en varias zonas del país, es reconocer que los conflictos son multidimensionales y que no todo se explica por aportes económicos y adelanto social: los conflictos son sociales, ambientales, culturales y por supuesto también pueden haber motivaciones económicas.
Otro aspecto clave es actualizar los diagnósticos. Los conflictos están cambiando permanentemente y es un error homogeneizarlos: no todos los conflictos son iguales; es necesario construir y validar diagnósticos, tipologías, etc. Identificar las particularidades de cada caso permite reconocer las causas, demandas, comportamientos, precisamente para definir posibles estrategias y abordajes que deberían priorizar el carácter preventivo.
El gobierno debería entender que éste es un tema clave y no deberían dejar pasar más tiempo. El informe de la Defensoría del Pueblo nos advierte todos los meses que hay una larga lista de conflictos que podrían pasar de latentes a activos.
Se debería priorizar una acción preventiva, una actuación multisectorial, acercando el Estado a las regiones y sobre todo, se debe incorporar un claro enfoque de derechos, reconociendo que los territorios donde se desarrollan las inversiones no son espacios vacíos; por el contrario hay poblaciones que tienen derechos que deben ser reconocidos y respetados plenamente.
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*José de Echave es economista y ex viceministro de Gestión Ambiental. Es subdirector de la asociación CooperAcción.
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