La hoy ministra de Desarrollo e Inclusión Social acumula una larga trayectoria que la sitúa en la eterna puerta giratoria entre el sector público y privado. Acostumbrada a realizar labores de promoción de inversión, ¿podrá hacerse cargo de los programas sociales destinados a la población más vulnerable del país?
Por José Carlos Díaz Zanelli
Servindi, 2 de agosto, 2016.- Uno de los más grandes retos del gabinete ministerial que está estrenando Pedro Pablo Kuczynski, será sin duda alguna el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) que estará en manos de Cayetana Aljovín, conocida abogada del ámbito nacional.
Las dudas en torno de la participación de Aljovín al frente del Midis radican en su larga y estrecha relación con el sector privado. El caso más ejemplar es que, hasta pocos días antes de ser nombrada ministra, se desempeñó como vicepresidenta del gremio empresarial Confiep.
Ahí trabajó de la mano de Martín Pérez, quien hace unos meses asegurara que para el sector privado no representaría ningún problema el cierre de cartera como el Ministerio del Trabajo.
A eso hay que sumarle que Aljovín tiene una larga trayectoria como directora ejecutiva del estudio Llorente & Cuenca, de ProInversión durante el segundo gobierno de Alan García, en la empresa de gas natural Cálidda, presidió la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, y hasta fue periodista.
Sin embargo, no se registra ni un solo antecedente suyo vinculado a los programas social, que serán la materia de su sector.
La eterna puerta giratoria
Ante los cuestionamientos a su nombramiento como ministra del sector que se encargará de manejar todos los programas sociales, Aljovín se ha defendido asegurando que conoce “el Estado por dentro”. Estas declaraciones las respalda citando sus labores en los ministerios de Economía y Transportes donde, al igual que en su trabajo en el sector privado, se dedicó exclusivamente a la promoción de inversiones.
A todo esto, valdría recordar una investigación realizada hace unos años por IDL-Reporteros, que puso al descubierto una situación de conflicto de intereses en relación a la hoy ministra. Y es que se encargó de realizar en 2013 un media-training a funcionarios de Petroperú para manejarse frente a la campaña mediática con motivo de la modernización de la refinería de Talara.
En paralelo, IDL detectó que el diario El Comercio –entonces dirigido por su fallecido esposo Fritz Du Bois– cambió su línea editorial respecto a la inversión estatal en Petroperú. Y es que, en pocas semanas pasó de oponerse a cualquier tipo de apoyo sobre la petrolera pública, a saludar el proyecto, luego de que Aljovín ofreciera sus servicios a la compañía estatal en representación de Llorente & Cuenca.
Como se puede apreciar, la puerta giratoria entre el sector público y privado ha sido a lo largo de su trayectoria, el terreno habitual de la hoy ministra de Desarrollo e Inclusión Social. ¿Sabrá distinguir su territorio al momento de definir el futuro de programas sociales como Qali Warma, Pensión 65 y JUNTOS?
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