La sensación en muchas comunidades indígenas y rurales es de angustia y olvido. La actual crisis sanitaria mundial no solo afecta físicamente a las personas, sino que también mengua nuestras mentes.
Por Kevin Oviedo Bernuy
Servindi, 16 de abril, 2020.- ¿Qué pasaría por tu cabeza si te das cuenta que situación actual no te permite afrontar la crisis mundial sanitaria que atravesamos? Que dónde vives, el Gobierno de tu país no ha sabido llegar y muchos menos escucharte.
Que el sistema de salud en tu comunidad es demasiado precario y, muchas veces, ni siquiera existe un centro médico cercano.
Sin duda, sería una abrumadora sensación de desesperación y angustia. La misma que muchas comunidades rurales e indígenas vienen sintiendo en Latinoamérica tras las medidas de aislamiento y casos de contagio del CoVID-19.
Samuel “N”, un indígena zoque de 54 años, habitante de la comunidad rural de Francisco León, en Chiapas (México) fue informado el domingo 12 de abril, que se contagió de CoVID-19.
La angustia de saber que sería aislado de su familia, la situación precaria en la que vivía por la actual crisis y la ausencia de apoyo médico en la zona rural lo empujaron a tomar la trágica decisión.
Al día siguiente, lunes 13 de abril, alrededor de las 11 de la mañana, Samuel “N” se dirigió al río que atraviesa su comunidad y se colgó de un árbol.
“Es una situación desesperante porque no se tiene hasta el momento la atención necesaria. El cadáver sigue ahí. Hemos llamado (a autoridades del gobierno de Chiapas) que levante el cadáver porque eso no lo puede hacer cualquier persona”, informó Joel Morales García, ex integrante del Consejo de Vigilancia de Francisco León.
Luego de 7 horas de espera y miedo, las autoridades de la Fiscalía General de Chiapas y la Secretaría de Salud recogieron el cadáver. La esposa y sus dos hijos, según las autoridades de la zona, también dieron positivo de CoVID-19.
Hasta la fecha, oficialmente se reportan 44 contagiados en el estado sureño de México. En el lugar, habitado por unas 1 400 personas, sólo existe una clínica comunitaria con una doctora y dos enfermeras locales.
La situación mental de las personas y poblaciones más vulnerables es un factor importante a considerar en las estrategias para afrontar la pandemia.
No basta con aislarnos de los demás. Se requiere considerar también un ambiente y un clima de ayuda mutua, solidaridad y humanismo que brinde confianza y protección en la mente de todas las personas.
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