¿Hay una estrategia de atención para zonas rurales y en especial para resguardar la salud e integridad de los más vulnerables?
¿Cuántas familias indígenas en contacto inicial vamos a perder para hacer visible la demanda de atenderlos de manera pertinente para resguardar su integridad y su salud?
¿Cuántos años y pandemias tienen que pasar para que la Política Nacional de Salud Intercultural incorpore la visión y el conocimiento de los pueblos indígenas?
¿Es suficiente el modelo estatal de reactivación económica basada en los actores formales medianos y grandes, dejando de lado la economía indígena que se desarrolla en gran parte en el comercio de los productos del bosque y la chacra, por medio de canales no formales?
Preguntas pertinentes que nos formula e interpela el especialista Carlos Lima en el siguiente artículo.
El rebrote o segunda ola del SARC-COVID 19 en comunidades indígenas amazónicas de Atalaya –Ucayali
¿Aprendimos algo de las cuarentenas y confinamiento en zonas rurales?
Por Carlos Lima Sayas*
28 de enero, 2021.- Parece que fue ayer cuando el Ejecutivo declaró por primera vez el Estado de Emergencia Sanitaria Nacional y se inició el confinamiento a nivel nacional el 16 de marzo de 2020. A la fecha existieron tres prorrogas de la emergencia sanitaria (1) debido a la pandemia SARS COVID 19, y ahora último se decretó el regreso a la cuarentena focalizada y confinamiento en varios departamentos amazónicos (2).
El confinamiento por la primera ola del COVID 19 impactó de diferentes formas a las poblaciones de las comunidades nativas, población en contacto inicial (3) y población indígena en aislamiento voluntario (4), indicadas estas dos últimas como las poblaciones más vulnerables desde la perspectiva sociocultural, inmunológica y territorial.
Las comunidades nativas y en especial las poblaciones en contacto inicial asentadas en las cuencas de los ríos Inuya, Mapuya y Sepahua, reflejan la necesidad latente de discutir la agenda de los pueblos en contacto inicial que se encuentra aletargada en la elaboración de un “Plan Especial para resguardar la integridad y salud de Pueblos Indígenas en Situación de Contacto Inicial”. Esta situación se convierte en una necesaria y urgente discusión actual en el marco del Bicentenaria de la República.
El Estado peruano mantiene una deuda histórica que se basa en la amplia brecha de reconocimiento de derechos con los pueblos indígenas, ya sea en la implementación de verdaderas políticas interculturales en salud, educación y en la protección territorial (reconocimiento, titulación y/o actualización de linderos, ampliación, etc.), el reconocimiento de la libre determinación y la autonomía indígena, entre otros derechos.
Impactos socioeconómicos de la pandemia
Para describir los principales impactos socioeconómicos de la pandemia del COVID 19 haré referencia a la provincia de Atalaya, región Ucayali, específicamente las cuencas de los ríos Inuya-Mapuya, donde se asientan comunidades nativas del pueblo Asháninka y poblaciones indígenas en contacto inicial Amahuaca y Yaminahua, que colindan con la Reserva Indígena Murunahua, la Reserva Indígena Mashco Piro y el Parque Nacional Alto Purús (el área natural protegida más grande del país).
Foto 1. Familia en contacto inicial Amahuaca Sr. Darío Armando - rio Mapuya.
En estas zonas se paralizaron de manera abrupta los servicios de salud de primera línea de atención. Las cuencas del río Inuya y Mapuya sólo cuentan con un puesto de salud ubicado en la boca del río Inuya-Caserío Floresta y pertenece a la micro red de salud Atalaya. La paralización del servicio afectó seriamente a las comunidades y caseríos debido a que los técnicos enfermeros no atendieron a las comunidades y caseríos como Ojeayo, Bobinsana, Paujilero, San Juan, San Martín, Inmaculada, Alto Esperanza del río Inuya, Raya y asentamientos de poblaciones en contacto inicial de Piyuya.
Para acceder al servicio de salud los pacientes se vieron obligados a desplazarse por vía fluvial entre ocho a dieciocho horas, según el periodo de vaciante (verano) o creciente (invierno) de los ríos Inuya y Mapuya, para poder atenderse en el hospital de la ciudad de Atalaya.
Foto 2. Familia en contacto inicial Yaminahua, Sra. Sara Rengifo CN. Raya– Rio Mapuya
A fines de marzo, la Dirección Regional de Salud Ucayali (DIRESA) declaró la paralización de las atenciones de salud en el primer nivel de atención, es decir, se decidió cerrar el único puesto de salud de la zona (5) Con estas medidas la DIRESA y el sector salud en general, demostraron que carecieron de una estrategia de atención para zonas rurales y en especial para resguardar la salud e integridad de los más vulnerables. El cese de atenciones duró cerca de tres meses, y recién a fines de mayo de 2020 se reinició de manera parcial el primer nivel de atención.
Con estas medidas la DIRESA y el sector salud en general, demostraron que carecieron de una estrategia de atención para zonas rurales y en especial para resguardar la salud e integridad de los más vulnerables
Los representantes de la DIRESA decían que el cese se debía principalmente a las limitantes como la precaria infraestructura de los puestos de salud, el no contar con combustible para atender a las comunidades, no tener equipos de protección suficientes para el personal de salud y aplicar los niveles de seguridad necesarios, carecer de medicinas y tratamiento, falta de los protocolos de tratamientos a pacientes COVID y no COVID durante la pandemia, entre otros factores.
La paralización del primer nivel de atención también causó secuelas en la salud de las poblaciones rurales debido que se dejó de lado la atención a otras enfermedades y tratamientos no COVID 19, siendo la cuenca del Inuya/Mapuya una zona endémica de leishmaniasis (6) (Uta), malaria, tosferina, dengue, leptospirosis y otras enfermedades tropicales que se aglomeran a las afecciones como la picaduras de rayas y las mortíferas picaduras de víboras.
Esas enfermedades tropicales requieren tratamiento urgente y seguimiento de personal médico del puesto de salud. En el caso de una infección de leishmaniasis se necesita aplicar un mínimo de sesenta ampollas, que son administradas a diario por vía intravenosa. La tosferina es mortal en menores lactantes e infantes, la malaria sin tratamiento puede conllevar a graves secuelas, entre otras consecuencias. De igual forma, se paralizó el seguimiento a las gestantes, lactantes e infantes, a pacientes diagnosticados con diabetes, gastritis crónica, ITS y otras enfermedades degenerativas.
De igual forma, se evidenció la Interrupción de las economías locales/comunales, los canales de comercialización que se basan en ingresos que se mantenían por la venta de productos del bosque maderables y no maderables, productos agrícolas, crianza de animales menores, caza/comercio de carne y pescado secos. Igualmente, los ciclos migratorios estacionales laborales se vieron afectados, muchas de las familias de las comunidades nativas no salieron a trabajar a las principales ciudades de la selva o zonas para cosechar café, cacao, kion, palma aceitera o frutales (zonas de carretera y selva central). Con estas interrupciones se vieron afectados los únicos ingresos económicos de las comunidades. Lo más crítico y preocupante fue que estas características de las economías indígenas no fueron atendidas ni tomadas en consideración en los procesos de la reactivación económica nacional (7).
Las familias indígenas cerraron las cuencas, las comunidades y la boca del río Inuya en respeto a los procesos de auto organización para protegerse de la pandemia, que se dio de diferentes formas en las comunidades. Muchas familias comuneras recuerdan que escucharon a sus organizaciones indígenas el llamado al autoaislamiento y en el ejercicio de su autonomía cerraron sus territorios ante el avance de la pandemia del COVID-19. Esto generó la paralización del ingreso de comerciantes, profesores, etc. y de la salida de personas (comuneros y comercializar productos), y otros actores que podrían transportar el virus.
Pero las acciones de auto organización fueron insuficientes debido a que las familias indígenas requerían salir de las comunidades para abastecerse de insumos (combustible, detergente, etc.), alimentos, equipos de bioseguridad (mascarilla, alcohol, etc.), realizar trámites y averiguar si son beneficiarios para cobrar algún bono en el único banco ubicado en la ciudad de Atalaya. Muchas familias cruzaban caminando por los varaderos, por la zona de bosque o pasaba los controles de noche para evitar intervenciones locales o por parte de la Capitanía.
Los resultados trágicos de la pandemia afectaron fuertemente con consecuencias fatales de muertes a comuneros de la CN. San Martín (tres fallecidos en mayo), también dejó secuelas y afecciones con infecciones (IRAS y EDAS) a las diversas familias a nivel de cuenca.
Si bien las familias indígenas mantienen una fuerte tradición en el uso de plantas medicinales para el tratamiento de enfermedades, esta vez le hicieron frente al COVID 19 con el uso de plantas y cortezas, vaporeo, dietas; pero, también las familias indígenas mencionan que estos recursos fueron insuficientes para luchar contra una enfermedad nueva y ajena para la realidad y cosmovisión indígena. Quizá, lo que dice la comunera de Raya, sea lo más sensato:
“Señor, nosotros siempre vivimos en pandemia y la afrontamos con las plantas y nuestros conocimientos, siempre nos pica la raya por empujar el bote o por ir a pescar, nos pica la víbora en el monte, hasta nuestros perros tienen uta, el dengue nos hace doler hasta los huesos y ahora se suma el mortal COVID”.
Foto 3. Paciente con la Leishmaniasis. Curación con Chirisanago y Copaiba. Río Inuya
Si bien las autoridades nacionales manifestaban: “No se movilicen”, “No salgan de casa”, pero igual las familias indígenas tenían que salir a atenderse en salud a otros lugares, realizar trámites o preguntar en la ciudad si son beneficiarios de algún bono entregado por el Estado (8). La desinformación y la ambigüedad de los mensajes generaron confusión en las familias indígenas, por esto tenían que movilizarse obligatoriamente a la ciudad de Atalaya con la finalidad de conocer e informarse si eran beneficiarios de alguna medida del Estado. Ahora el Estado peruano señala que entregará otro bono económico a las familias de alta vulnerabilidad. Pero no especifica a ¿qué regiones? ¿de qué forma se realizará o cuando será la entrega del bono? Otra la vez la ambigüedad, puede repetir la historia.
Actualmente, sin la expectativa y movilización por los bonos, se aprecia una situación más crítica en el corredor Atalaya –Satipo, donde se ubican los distritos Raimondi, Sepahua (Atalaya -Ucayali), Megantoni (Convención-Cusco) y Río Tambo (Satipo-Junín), que en las últimas semanas muestran un fuerte rebrote o segunda ola de contagios a causa del COVID 19 (9). Según el reporte del distrito de Raimondi en el pueblo Asháninka se reportaron 56 casos nuevos en la primera quincena de enero, y 29 casos nuevos en la segunda quincena de enero. El pueblo Amahuaca reportó 33 casos la primera quincena y 25 en la segunda quincena; el pueblo Yaminahua reportó 6 casos en la primera quincena y 5 casos en la segunda quincena. En el distrito de Megantoni, donde predomina el pueblo Matsiguenga, se reportó 5 casos en la primera quincena de enero, y 8 casos en la segunda. En el distrito del Tambo, pueblo Asháninka, se reportó 8 casos en la primera quincena de enero y 14 casos en la segunda. En este contexto las poblaciones en contacto inicial Amahuaca y Yaminahua vienen siendo las más vulnerables por el virus o la nueva variante de la cepa del virus COVID 19.
Cuadro 1: Fuente Reporte de la Población Indígena de la Amazonía del MINSA 17.01.2021.
¿Dónde están las lecciones aprendidas?
Por lo tanto, podemos apreciar que las lecciones aprendidas no son suficientes para hacer frente al rebrote o la segunda ola del COVID 19. Cabe recordar que desde la primera ola en las comunidades nativas, poblaciones indígenas en contacto inicial y organizaciones indígenas persiste la percepción de que las instituciones estatales son consideradas un potencial agente diseminador del virus COVID 19. Esto se ha manifestado a través de sus erradas decisiones, las constantes falencias del sistema de salud, el asignar poco presupuesto para mejorar la infraestructura para atenciones y el carecer de políticas públicas interculturales efectivas para resguardar la salud de las población indígena en contacto inicial. De acuerdo con la Ley N° 28736 y el DL N° 1489, el Ministerio de Cultura es responsable de la protección de estas poblaciones. A esto podemos agregar que, si bien existe una genérica Política Nacional de Salud Intercultural, poco o nada se hace para reconocer e incorporar a las prácticas y conocimientos indígenas en los sistemas de salud, respetando su perspectiva intercultural.
A la fecha, la provincia de Atalaya cuenta con un centro de salud y un hospital en construcción que todavía no es entregado (10) y no hay cuando acabe la implementación de equipos y personal. Esperemos que llegue a tiempo la ayuda a las familias indígenas. Más que respuestas encontradas quedamos con interrogantes que las autoridades, organizaciones indígenas y representantes de la sociedad civil deben tomarlas en cuenta.
¿Cuántas familias de poblaciones indígenas en contacto inicial vamos a perder para hacer visible la demanda de atenderlos de manera pertinente para resguardar su integridad y su salud?
¿Cuántos años y pandemias tienen que pasar para que la Política Nacional de Salud Intercultural incorpore la visión y el conocimiento desde la perspectiva cultural de los pueblos indígenas en los sistemas de salud y valorar el uso de las plantas medicinales, los procedimientos de los médicos tradicionales en las estructuras sanitarias y el rol de los promotores de salud, entre otros aportes?
¿Es suficiente el modelo estatal de reactivación económica basada en los actores formales medianos y grandes, dejando de lado la economía indígena que se desarrolla en gran parte en el comercio de los productos del bosque y la chacra, por medio de canales no formales?
¿La nueva política de confinamiento para el corredor Río Tambo (Junín) – Atalaya (Ucayali) se aplicará de manera uniforme y homogénea dejando de lado la diversidad cultural y procesos socio económicos distintos que existe entre ambas jurisdicciones y pueblos indígenas?
¿El Estado peruano realizará acciones para controlar el contagio de la nueva variante del COVID 19 por las principales vías de comunicación y comercio de las comunidades y caseríos por medio de los ríos amazónicos Tambo (Junín), Urubamba y Ucayali (Ucayali) y Marañón –Amazonas (Loreto)?
¿Se realizarán estudios de prevalencia del COVID-19 para estimar en las comunidades amazónicas y poblaciones indígenas el porcentaje de población que desarrolló anticuerpos para COVID-19, porcentaje de personas susceptibles al contagio y evidenciar la presencia de la nueva variantes de Manaos u otras del COVID 19?
Notas:
(1) La ultima prorroga se dio el 07 de diciembre del 2020 por un plazo de noventa días calendario.
(2) El Ejecutivo dispuso el reinicio de la Cuarentena Focalizada en diez regiones: Lima Metropolitana y Lima Región, Callao, Áncash, Pasco, Huánuco, Junín, Huancavelica, Ica y Apurímac, localidades que ingresarán a un confinamiento desde el 31.01.2021 hasta el 14.02.2021, con la finalidad de contrarrestar el incremento de casos de covid-19.
D.S. 008-2021-PCM (27.01.21).
(3) Población indígena en Contacto Inicial, situación de un pueblo indígena, o parte de él, que ocurre cuando éste ha comenzado un proceso de interrelación con los demás integrantes de la sociedad nacional (Ley N°29736).
(4) Población indígena en Aislamiento Voluntario, situación de un pueblo indígena, o parte de él, que ocurre cuando éste no ha desarrollado relaciones sociales sostenidas con los demás integrantes de la sociedad nacional o que, habiéndolo hecho, han optado por descontinuarlas (Ley N°29736).
(5) Las autoridades del caserío Inmaculada hace más de veinte años vienen solicitando instalación de un centro de salud permanente, pero por motivos burocráticos, este pedido se viene postergando por décadas. Actualmente la infraestructura del puesto de salud del caserío Inmaculada viene siendo usada como infraestructura itinerante para campañas médicas y atenciones que se realizan una vez al mes, y el mismo que es costeado por los pobladores del caserío.
(6) La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa transmitida por un parásito denominado leishmania. La fuente de infección de la enfermedad son los animales afectados, como por ejemplo, roedores y diversos mamíferos salvajes.
(7) La reactivación económica sólo fue direccionada para empresas, pequeña y micro empresas formales, pero gran parte de las economías indígenas se dan en canales no formales, mediante comercio de productos del bosque (maderables y no maderables), venta de productos de la chacra y productos de pesca, casa, artesanía y otros.
(8) La falta de un registro actualizado del Sistema de Focalización de Hogares – SISFOH, que se encuentra a cargo del MIDIS de acuerdo a la Directiva N° 006- 2017-MIDIS, generó desinformación y no se sabía que familia o familias les correspondían bonos. Cabe recordar que el SISFOH no considera familias indocumentadas y gran parte de las familias indígenas asentados en las comunidades Raya, Alto Esperanza Inuya y otras familias indígenas en contacto inicial carecen de todo documento de identidad
(9) Según información del Reporte de la Población Indígena de la Amazonía del MINSA. Último reporte de la sala de poblaciones indígenas COVID 19. Fecha 17.01.2021. Puede verse en: https://www.dge.gob.pe/portalnuevo/informacion-publica/sala-de-poblacion...
(10) Situación similar al hospital Regional de Pucallpa, Padre Abad y Purús, hospitales que se encuentran en construcción hace más de ocho años y aún no se entrega la obra.
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* Carlos Lima Sayas es especialista en pueblos amazónicos. Candidato a Magíster en Estudios Amazónicos por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
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