Por Manuel Rozental, Testigo respetuoso a la distancia
15 de agosto, 2018.- Al escribir estas líneas, se confrontan a muerte comunidades indígenas Misak (Guambianos) y Nasa (Paeces) en una disputa territorial no resuelta desde hace mucho tiempo.
El gobierno Colombiano, probado enemigo de los pueblos indígenas por principio y en principio desde siempre y siempre apoyando intereses extractivistas, despojo territorial, entrega de riquezas y recursos a transnacionales y conquistadores en su dedicación permanente a despojar y negar derechos y culturas, aprovecha este conflicto servido en bandeja de plata, para meter la fuerza pública anti-indígena como actor de guerra estatal contra los pueblos, en favor ahora de los Misak y en contra de los Nasa.
La respuesta de unos y otros, Nasa y Misak, es triste y equivocada (para decir lo menos). El estado siempre anti-indígena, patriarcal y racista, ahora tiene en el gobierno a Álvaro Uribe Vélez representado por Iván Duque recién posesionado. No es la mediación para la resolución sin guerra del conflicto lo que promueve el gobierno. ¡Claro que no!! Es la participación directa.
Aprovechan la oportunidad para utilizar lo único que saben usar con los pueblos indígenas, violencia y engaños; engaños y violencia. Se ponen del lado de los Misak y se suman a la guerra, la ejecutan. Hieren y matan indígenas a nombre de la justicia y la defensa de los Misak (esta vez) -siempre defienden algo cuando masacran y matan y siempre mienten.
La guardia indígena, reconocida y respetada por su quehacer y consciencia, esta vez se suma a la guerra y, por lo menos desde el lado Nasa, se lanza contra los Misak.
En síntesis, esta es una disputa por territorios que solamente le sirve al conquistador y son los indígenas quienes les regalan la oportunidad de ejercer su violencia, mentiras y despojo.
Lo elemental y ejemplar, una vez más, sería que la guardia indígena Nasa, se interpusiera entre las comunidades en conflicto impidiendo la violencia y obligando a las partes a negociar y resolver la disputa más allá y más acá del estado y de la conquista.
Parar esta guerra es defender los territorios indígenas, la resistencia ancestral y tener capacidad y sabiduría para no ser utilizados por el despojador. Pero eso es lo que queda expuesto en este momento. El liderazgo indígena y las comunidades enfrentadas y promoviendo la confrontación exhiben, para gusto de los racistas y patrones, su debilidad y deterioro. Exhiben la pérdida de su sabiduría.
Buscando favores de gobiernos, cargos, poder, recursos, no demuestran su capacidad de entender que, en este caso sí, estos problemas se resuelven en casa, entre hermanas y hermanos y no se le entregan al asesino y ladrón. No me ubico en ningún lado del conflicto entre pueblos indígenas por las tierras, sino con los indígenas frente al enemigo de más de 500 años para robarlos y que ahora han invitado a que mate a unos y defienda a otros.
Si no son capaces de detener la violencia y de resolver a conciencia y conversando sus diferencias territoriales. Si no son capaces de exigir, argumentar y ceder para alcanzar la paz y la unidad, no son capaces de pervivir ni de exigir respeto. Están tirando a la basura más de 500 años de resistencia. El gobierno y la fuerza pública nada tienen que hacer allí. La violencia entre pueblos nada tiene que hacer entre pueblos y no puede servir de pretexto para llamar al gobierno fascista.
El ESMAD y el ejército jamás han defendido a los indígenas y no lo hacen ahora. Lo único que puede esperarse es que aprovechen par matar indígenas Nasa, avergonzar y denigrar a a la Guardia Indígena y capturar al pueblo Misak como títere y objeto de políticas de estado racistas y de despojo.
Si hacen falta mediaciones, se invitan, pero estas no pueden venir de racistas y agresores. Se proponen y definen de común acuerdo entre las partes en conflicto. No entreguen la lucha indígena de más de 500 años por unas tierras en el oriente Caucano, como lo están haciendo. La sabiduría ancestral desde las bases debe aparecer y con firmeza ya!!!.
El ESMAD y la fuerza pública son una provocación para la guerra, no una defensa para la paz. Que la guardia y sus bastones medie y detenga el conflicto, que unos y otros se dispongan a negociar con la verdad y asuman que deben ceder por un bien superior y la resistencia a una guerra más grande con un invasor que es el verdadero enemigo.
Que lo hagan ya mismo, porque una vez que hay más muertos y odios, el resentimiento hará irreversible esta dinámica destructiva y el único ganador va a ser el estado fascista y el conquistador racista que ya se metió para su provecho en este conflicto. La fuerza pública debe salir de allí. Ambas partes deben exigirlo.
Para hacerlo, tienen que asumir la dignidad sabia de sus pueblos y dejar de actuar como menores de edad bajo el tutelaje de quienes desde hace siglos los quieren someter y eliminar. Es por la tierra, por la vida y por la dignidad. Esto duele y exhibe una crisis interna que debe reconocerse y abordarse...¿Dónde está la sabiduría y la dignidad? Quienes sabemos que existe y hemos admirado su reiterada persistencia añoramos su protagonismo y fuerza.
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